SER
-. Sri Adi Shankaracharya.-
-.Bhagavan Sri Ramana Maharshi.-
-.Sri Nisargadatta Maharaj.-
SER
-.Tres grandes Fuentes de Autoconocimiento en este planeta.-
-.OM. Me ha resultado muy agradable el estudiar este libro de D. Benigno y saber que a otros con inquietudes espirituales de este país les ha sido de gran ayuda la lectura del libro de las tapas azules las enseñanzas de Sri Nisargadatta Maharaj, las de Sri Ramana Maharshi, Sri Adi Sankara, el Yoga Vasishtha Sara, el Cantar de Ashtavakra.
Totalmente recomendable para el que quiera iniciarse en el Advaita y encontrar claves para el Autoconocimiento.OM.-
SER
-.D. Benigno Morilla.-
-.Escritor y experto en orientación psicológica.-
-.Escritor y experto en orientación psicológica.-
-.El objetivo de este breve manual advaita es el de surtir ideas que puedan ser maduradas.
Quiere ser un libro de compañía para el principiante que, ojalá, incite a la lectura de los grandes maestros y, sobretodo, que incite la toma de conciencia del gurú interior, el verdadero gurú (satguru).-
-.Página 133.-
-.extracto de:
-.MANUAL ADVAITA.-
Claves para el autoconocimiento
Benigno Morilla
Editorial Trompa de Elefante, S.A.
www.trompadeelefante.com
Madrid (2.011)
ISBN: 978-84-937667-5-7
(Las ilustraciones de Sandra Llanas que hay al final de algunos capítulos son realmente simpáticas e inspiradoras)
SER
-.de la Introducción:
Corría el año 1988 cuando Robert Gouiran, Ingeniero Físico Nuclear del CERN (Ginebra), con quien mantenía correspondencia a partir de la edición de su libro La Porte des Dieux, me comunicó que se había centrado exclusivamente en el estudio de un libro que me recomendaba vivamente y cuyas enseñanzas podían calificarse de "terminales".
Se titulaba Yo Soy Eso, y su autor era un sabio de Bombay.
Resultó que el libro de tapas azules, donde quedaban reflejadas las enseñanzas de Nisargadatta Maharaj, cuestionaba casi todo lo que yo había aprendido sobre esas materias hasta la fecha.
Enemigo de adornos y sofismas, sus respuestas eran, en muchos casos, tan rotundas como puñetazos directos a la nariz.
Quiero decir que carecía por completo de la ñoñería y sensiblería tan propias de los ámbitos pseudo-espirituales.
Nisargadatta era un bucanero consumado.
Disparaba a discreción y con munición de alto calibre; a veces, a cañonazos.
Su habilidad para desmontar con rigor y razón el arsenal de creencias, tópicos y mitos con los que se ha alzado el colosal edificio de la "espiritualidad universal".
El libro consistía en la transcripción de diálogos sostenidos con un pequeño grupo de discípulos en la buhardilla de una modestisima casa de un suburbio de Bombay.
Su actitud era muy contraria a la de esos instructores "religiosos" que, para darse crédito, recurren a un lenguaje dulce y florido generalmente aderezado con un repertorio de caritas melifluas de santo de estampita.
Y es que los profesionales de la espiritualidad temen alejarse del discurso "pret á porter" y trabajan con denuedo para que su imagen coincida con el cliché espiritual que el alumno naïf confunde con una numinosa epifanía.
De ahí que prospere en el mercado de la espiritualidad tanto atrezzo, tanta escenografía, tanta prosódica parsimonia, tanta fumata de sándalo y tan descomunales barbas.
En el caso de Nisargadatta, estaba claro, no cabían esa clase de argucias teatrales; más bien traía a la mente un viejo marino experto en navegación contracorriente contando a su auditorio las verdades del barquero.
Al igual que la mayoría de las personas, mi reacción ante las primeras lecturas de Yo Soy Eso fue de desconcierto (casi de contrariedad), acompañado, paradójicamente, de la sutil sensación de encontrarme ante el re-conocimiento de una verdad insoslayable a la que mi cultura de entonces, es decir, el conjunto de mis conceptos, prejuicios, creencias, etc., me había imposibilitado acceder.
La lectura del libro de pastas azules me desconcertó en sus inicios pero, inexplicablemente, no podía dejar de leerlo, como si presintiera que, de un momento a otro, iba a encontrar un tesoro entre sus líneas.
Mi intuición no me falló en este caso.
Al cabo de un tiempo la visión advaita (no-dual) fue cobrando peso y, finalmente, la balanza se inclinó de su lado.
Se desprendió de mí, como un cascote viejo, la cosmovisión anterior dando paso -aquí está la clave fundamental- al des-cubrimiento de mi identidad última.
Con estas di por finalizada una búsqueda que, había sido una tarea tan vana e imaginaria como lo es toda pesquisa espiritual fiada a una evolución en el tiempo, pues la creencia en un camino espiritual sólo cobra sentido desde la lógica de un "yo" separado de su Ser Real.
El motivo por el que no existe camino es que no existe separación; una afirmación, esta última, que desvela el núcleo central de la enseñanza advaita.
Nisargadatta lo explicaba a un oyente de este modo:
"Entre usted y Dios no hay espacio para un camino"
Para tomar conciencia de esta inquebrantable Unidad sólo son necesarias cierta sagacidad y apertura de mente.
También he de reconocer que Yo Soy Eso no fue el único despertador.
Fue, eso sí, la puerta grande a una forma de vivir más ancha y benevolente, aunque mucho más recatada, solo manifestada en intramuros, secretamente.
Tras la lectura del libro de tapas azules desempolvé mis viejos libros advaita que, a la luz de las palabras de Nisargadatta, brillaron entonces bajo una luz renovada, sorprendiéndome con la claridad de sus metáforas y de sus exposiciones a la vieja usanza; las mismas que antaño no llegaba a comprender en todo su alcance y que ahora se revelaban prístinas e indiscutibles.
Antes me sugerían, ahora me gritaban...
Desde entonces, textos sagrados como Yoga Vasishtha Sara, Viveka Chudamani, El Cantar de Ashtavakra, etc., me han acompañado allá donde fuera; y raro ha sido el día en que no haya recalado en sus sorprendentes reflexiones para afianzarme en mi Ser o, a punto de caer ante cualquier espejismo de la vida, para atarme a sus enseñanzas.
Me sorprende la tendencia generalizada al streptease espiritual.
Apenas se juntan dos en "Su" nombre, sea el lugar y la hora que sea, comienza una cháchara desfachatada donde cada uno pone al corriente al otro, con toda clase de detalles, del punto en el que se encuentran sus prácticas introspectivas, sus nuevas comprensiones, sus dudas o sus inconvenientes "en el camino".
Nada hay de malo en este tipo de diálogo, pero advierto con frecuencia en esta tendencia un afán exhibicionista sutil.
Aprendí muy pronto que cuando se entierra una semilla no conviene sacarla cada día para ver si germina porque, de hacerse así, muere.
Del mismo modo, no es bueno airear livianamente la semilla del Autoconocimiento en la plaza pública, más me parece que es necesario cuidarla regándola cada día con velado y amoroso mimo.
Por este motivo, durante años el advaita ha sido "cosa mía", estricta "zona privada".
Sólo en pocas ocasiones, y con personas de probada seriedad y profundidad, he sacado a colación alguna cuestión relacionada con esta filosofía y la transformación radical que conlleva su reservado estudio.
La presente introducción supone la primera ocasión directa donde declaro abiertamente mi viejo compromiso vital y sin fisuras con lo que, a la postre, es lo más importante de mi vida: la realización del Ser.
Este Manual advaita es una aportación más que quizá ayude a acercar a su Origen al caminante espiritual exhausto o escamado, o al que, desde un inicio, intuyó que el Auto-conocimiento ha de tener una base absolutamente natural en la que no caben prodigios, portentos, milagros y demás efectos especiales -tan del agrado de mentes en extremo candorosas o, contrariamente, de personalidades de marcado carácter narcisista, siempre necesitadas de fanfarrias y trompeteos que acompañen su paso por el mundo-.
Se dirige al que ha intuido, en definitiva, que la realización del propio ser depende de una auto-indagación serena, reservada, humilde y correctamente orientada.
SER
-.Sri Shankara.-
SER
"Esta conciencia no tiene nacimiento, crecimiento ni muerte.
Ella es siempre autoresplandeciente y, sin la ayuda de nadie ilumina todas las cosas".
(Sankara: Drigdrisya Viveka, 5)
"Como barro contenido en una vasija de barro, el Señor Supremo, que es existencia y conciencia semejante al espacio, y beatitud, existe por todas partes no-separado (de las cosas)"
(Yoga Vasishtha Sara, 10.12)
Para el advaita, entre la consciencia individual y la Conciencia Cósmica no hay separación, conforman una Unidad.
Esta enseñanza invita a la toma de conciencia de que todo ser es, finalmente, el Ser Supremo, de modo que la separación entre criatura y creador no es más que una ilusión dualista.
Esta separación ilusoria se sustenta, en la identificación del sentido puro de Ser con ciertos atributos (cuerpo, mente, etc.)
Para obtener la realización, el estudiante tiene que descansar en su sentido puro de Ser, así como discriminar entre aquello que es transitorio y no tiene sustancialidad y lo que siempre Es.
La filosofía advaita no es un cuerpo de creencias, por más que disponga de un marco teórico definido.
Nos invita a efectuar un cambio radical en nuestros parámetros mentales desde un inicio.
Generalmente, el maestro comienza por declarar al discípulo que él no es quien cree ser.
Así, por ejemplo, Ashtavakra, al inicio de su enseñanza, anuncia al discípulo:
"Tú no eres tierra, tú no eres agua ni fuego, aire ni eter.
Sabe que eres el Yo supremo y que la naturaleza de tu emancipación es el Yo y el testigo.
Si puedes reposar en la conciencia habiéndose separado del cuerpo, en ese mismo momento alcanzarás la felicidad, en el contento de la paz y la libertad de las cadenas."
(El Cantar de Ashtavakra, 1: 3-4)
"Separarse del cuerpo", en este contexto, nada tiene que ver con desdoblamientos, viajes astrales u otros fenómenos de esta índole; significa, simplemente, separarse de la creencia de que somos el cuerpo.
"¿Cuál es la fuente de la consciencia?", pregunta a Nisargadatta un oyente:
"La Conciencia misma es la fuente de todo"
El Vedanta advaita asegura que la Conciencia, al igual que el espacio, lo abarca todo.
Sólo hay un espacio, y los diferentes espacios que creemos ver no son más que parcelaciones de ese único espacio creadas por la mano y/o la mente del hombre.
En un edificio dotado de varias plantas, formadas por distintos pisos y habitaciones, distinguimos distintos espacios, pero sólo hay un único espacio, si bien separado por suelos y tabiques.
Si el edificio se derrumba, el espacio que ocupaba seguirá intacto y se advertirá que los distintos espacios eran sólo uno.
Lo mismo cabe decir de la Conciencia.
Es una e inmutable.
Es anterior a todo y es por ella que todo es susceptible de ser percibido.
"Me inclino ante ese Omnisciente, que es Conciencia Pura, Omnipenetrante, Todo, que reside en los corazones de todos los seres y más allá de todos los objetos de conocimiento."
(Sankara: Upadesa Sahasri. 2:1)
El advaita afirma que el Fondo de todo lo existente es la Conciencia única y que, por tanto, no hay semejanza sino Unidad en esencia (ser) entre el ser humano y lo Absoluto, es decir, que todo, en su última realidad, es advaita: no-dual o no-dos.
El maestro advaita sostine, que no tenemos conciencia, sino, más bien, que somos y habitamos un único "campo" de conciencia.
Por eso el advaita afirma que no somos lo que creemos ser.
En último término, no somos un cuerpo, ni una mente, sino Conciencia pura, universal, eterna, imperecedera y nunca cambiante, en suma, el "Yo supremo" con el que Ashtavakra identificaba a su discípulo.
Nuestro error perceptivo más básico se encuentra en el nivel de las creencias relativas a nuestra identidad.
Ahora bien, nadie puede considerarse el Ser supremo o "Yo supremo" en tanto que persona, sino en la medida que va tomando conciencia de su identidad última (que, equivale al sentido de Ser sin atributos), presente en él al igual que en todos los demás seres.
Las escrituras advaita comparan la Conciencia con un océano infinito dentro del cual estamos inmersos.
"Nuestra Conciencia" es la "Conciencia universal", que parece separarse de sí misma cuando, proyectada a través de nuestros sentidos, ilumina nuestro mundo y la identificamos con nuestro cuerpo y nuestra mente.
"Igual que el océano no es sino agua, el mundo entero de las cosas no es sino conciencia que llena todos los puntos cardinales como el espacio infinito."
(Yoga Vasishtha Sara, 10)
Muchos son los que confunden Conciencia con mente, pero la mente equivale a los procesos mentales, es decir, a los contenidos de conciencia.
La conciencia es anterior e independiente de los distintos contenidos de conciencia cambiantes, es decir, de la mente.
Nisargadatta lo explica con una analogía muy simple a la que Ramana Maharshi también acudió:
"La luz no está en la película, pero la película colorea la luz y hace que parezca que se mueve al interceptarla."
En esta metáfora, la luz de la lámpara del proyector es la Conciencia, la película la mente y la pantalla del mundo.
Es necesario navegar en dos direcciones.
Una, indagando qué es aquello que en nosotros parece dotado de realidad absoluta sin tenerla, y qué es aquello que en nosotros es permanente y nunca cambia.
Lo que permanece inalterado siempre y en todo caso es el sentido puro de Ser, del "Yo" no asociado al cuerpo o a la mente y, por tanto, siempre idéntico a sí mismo, es decir, identidad.
"El Ser es Conciencia pura, eterna omnipresente, inmutable y auto-refulgente como la luz del Sol."
(Yoga Vasishtha Sara, 9:22)
"Usted es Conciencia.
La Conciencia es otro nombre para usted.
Dado que usted es la conciencia no hay necesidad de llegar a ella o cultivarla.
Lo único que tiene que hacer es dejar de estar identificado con otras cosas, o sea, con el no-ser.
Si uno deja de prestar atención a estas cosas, entonces la Conciencia pura queda sola y eso es el Ser."
(Ramana Maharshi: Sé lo que eres, 1)
SER
-.Bhagavan Sri Ramana Maharshi.-
SER
Brahman y Parabrahman
Eso que penetra todo, a lo que nada transciende y que, como el espacio universal, nos rodea, llena todo completamente desde dentro y desde fuera ese Supremo Brahman no dual -eso eres tú.
(Sankara)
El hinduismo distingue lo Absoluto, el Ser, Brahman, de Brahma, la divinidad creadora que es la personificación mitológica del aspecto creador de Brahman.
Brahman equivale a la Conciencia pura.
Con ella aparece el mundo, lo que implica que, hasta cierto punto, lo crea.
Al despertarnos cada día aparecen en nuestra conciencia espontáneamente el cuerpo, la mente y el mundo.
La Conciencia hace posible este extraño "milagro" cotidiano.
Sin Conciencia no hay persona, no hay mente, no hay mundo.
Brahman es el Origen del mundo.
Por otra parte, el mundo objetivo también es Brahman en tanto que nada hay fuera de Él.
La materia también es de su misma naturaleza: es Conciencia en una expresión más densificada.
Este concepto puede ser comprendido por analogía (si bien de forma tosca) relacionándolo con las formas que puede adoptar el agua: más sutil en el vapor, más densa en el estado líquido o extremadamente sólida y densa en el caso del hielo, si bien en los tres casos sigue siendo agua.
Este universo fenoménico no tiene más causa material que Brahman.
Por consiguiente, todo este Universo es tan solo Brahman y nada más.
(Sankara: Aparoksha Anubhuti, 45-46)
La filosofía de liberación advaita se sustenta en que el "Yo último" en cada individuo es Brahman.
Y no lo es por semejanza, sino porque Brahman es trascendente e inmanente a la vez.
Recurrimos a la definición del término "inmanente" del diccionario de la lengua castellana:
Inmanente:"Que es inherente a algún ser o va unido de un modo inseparable a su esencia, aunque racionalmente pueda distinguirse de ella".
El estudiante del advaita comprende que la Conciencia pura es su identidad última, despojada de los atributos aparentes resultado de la identificación con el cuerpo, los pensamientos, los recuerdos y el mundo que nos rodea.
Cuando confunde la apariencia de un "yo particular" sustancial y separado.
Pero, al desidentificarse con las formas aparentes y transitorias advierte que lo Absoluto (Brahman) o Conciencia Pura es su Fondo.
Sabe que no podrá conocer (como algo aparte de él) a Brahman.
Para "conocerlo" tendrá que SERLO o, más bien, tendrá que ser consciente de que ya es Brahman, pues es imposible estar separado de él, como el árbol no está separado de su raíz.
Los maestros advaita insisten en la inmanencia y en la trascendencia de Brahman: la Conciencia pura es la realidad última de todo lo existente y, a la vez, siempre es trascendente con respecto a cualquier contenido de conciencia o realidad objetiva particular.
Trascendente: "Que está más allá de los límites de cualquier conocimiento (objetivo) posible."
Así cobra sentido la afirmación de Shankara:
Yo soy el supremo Brahman omnisciente y omnipenetrante, pues penetradas por el intelecto, todas las cosas en todas las condiciones son siempre iluminadas por mí.
(Sankara: Upadesa Sahasri, 12-1)
Este es el núcleo clave que el estudiante debe comprender.
No existen dos realidades separadas: un yo individual separado deseoso de unirse con el Ser o Brahman.
No hay conexión o unificación posible porque ya se es Brahman.
Lo que sí hay que llevar a cabo es la completa realización de Brahman, la total absorción consciente en Él.
El estudiante, aún sabiéndose Brahman, debido a las inercias mentales sigue condicionado por su conciencia identificada con su falsa identidad.
Para llegar a la plena realización, la propuesta advaita no puede ser más secilla.
Basta con Ser, con instalarse en nuestro sentido de Ser, con instalarse en nuestro sentido de Ser (sabemos que somos), que en cada individuo se reconoce como "Yo Soy".
Instalarse significa ser conscientes del sentido "Yo Soy" puro, sin mezclarlo con los atributos con los que hemos revestido: "yo soy tal persona, yo soy así, yo soy esto o aquello."
Basta con tomar conciencia del sentido "Yo Soy" y de permanecer el mayor tiempo posible morando en él.
Poco a poco, la sensación de Ser se hará más honda.
Entonces comenzará a operarse una transformación profunda en nuestro interior.
A mayor profundidad, mayor comprensión y mayor paz interior.
La filosofía india nos dice que la naturaleza del Ser (el sentido de Ser puro o Conciencia Pura) es "Sat, chit, Ananda", que significa: Ser, Conciencia y Beatitud.
En la medida de la profundidad de la inmersión en el Ser, estas tres cualidades de la Esencia comienzan a manifestarse abiertamente en mayor o menor medida.
Para conocerse a sí mismo es necesario, en palabras de Nisargadatta, "dirigir la flecha de la atención hacia el interior en vez de hacia el mundo".
Y, por supuesto, descartar a través del discernimiento todo aquello que no sea realmente "Yo".
Insistamos ahora en que el sentido "Yo Soy" es Brahman inmanente y que, de la profundidad de la inmersión, depende nuestra menor o mayor realización.
Asimismo, en la medida que seamos más auto-conscientes nuestro grado de entendimiento, en general, se hará cada vez mayor.
Para esto (conocerse a sí mismo) mantenga firmemente en el foco de la conciencia la única pista que tiene: su certeza de ser.
Sea con ella, juegue con ella, medite sobre ella, cave profundamente en ella, hasta que la concha de la ignorancia se rompa y usted emerja en el reino de la Realidad.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 58)
Correctamente aprendido lo anterior, cobra mayor sentido la afirmación "Yo Soy Eso".
En esta frase, "Eso" es el Ser, el campo de Conciencia Infinito: Brahman.
Nada tengo que ganar ni que perder; no tengo alegría ni tengo pena.
¡Oh conocedor de lo Brahman!, así me hallo.
(El cantar de Ashtavakra, 12:4)
Los grandes maestros del advaita afirman haber rebasado la noción de Ser para alcanzar "Aquello que está más allá del Ser, de Brahman".
Parabrahman.
El "estado" que corresponde ese rebase es inefable.
Se le conoce como el cuarto estado o turiya y se define, paradójicamente, como "el estado sin estado".
SER
-.Hindu cosmos.-
-.¡Brahman es Todo! ¡Todo es Brahman!
SER
SER
La memoria parece traer cosas al presente desde el pasado, pero todo lo que acontece, acontece sólo en el presente.
(Nisargadatta: Prefacio a Yo Soy Eso de Douwe Tiemersma)
Es sólo en el ahora atemporal donde los fenómenos se manifiestan.
Así pues, el tiempo y la causación no se aplican en realidad.
Yo soy antes del mundo, antes del cuerpo y de la mente.
Yo soy la esfera en la que ellos aparecen y desaparecen.
Yo soy la fuente de todos ellos, el poder universal por el que el mundo con su pasmosa diversidad deviene manifiesto.
(Nisargadatta, Prefacio a Yo Soy Eso de Douwe Tiemersma)
En este breve texto comprendemos cómo el término "presente" deviene del término "Presencia".
La Conciencia es Presencia lúcida en cada ser vivo, y esa Presencia, expresada como sentido puro de Ser -"Yo Soy"- es lo que confiere realidad a lo que sucede ahora.
Fuera del presente nada existe.
Sólo permanece el pasado en nuestra memoria o el futuro en nuestra mente como anticipación, pero siempre bajo el foco de la Presencia-presente.
Pasado y futuro, en último término, son una ilusión.
Ciertamente, la memoria de un acontecimiento no puede pasar por el acontecimiento mismo.
Tampoco lo puede su anticipación.
Hay algo excepcional, único, en el acontecimiento presente, que no tienen el acontecimiento pasado ni el venidero.
Hay en él una viveza, una actualidad; destaca como si estuviera iluminado.
En lo que acontece ahora hay el <<sello de la realidad>>, que el pasado y futuro no tienen.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap.3)
La Realidad sólo se puede dar en el presente y de que siempre es aquí y ahora.
Siempre es ahora en punto.
SER
-.Bhagavan Sri Ramana Maharshi.-
SER
Nominalización del Ser
El fracaso está garantizado si no se comprende, finalmente, que ser es un verbo: la acción de ser.
Sabemos que somos.
Y eso que nos hace sentir que somos es el propio Ser (el sentido de Ser).
El núcleo de la enseñanza advaita radica en tomar conciencia de que la ilusión de nuestra identidad separada, apoyada por un error lingüístico, nos ha hecho creer que el Ser es algo separado de nosotros cuando es nuestro sentido inmediato de ser, el que sostiene toda nuestra experiencia, y que en su expresión pura está desligado de todo atributo personal.
El buscador espiritual es una persona que anhela "conocer" el Ser y que, para lograrlo, vaga buscándolo por aquí, por allá y por acullá, cuando en realidad vive inmerso en Él (en el campo de Conciencia universal).
El buscador espiritual se encuentra en la misma circunstancia que aquel pececillo que, en las profundidades del océano, se acercó a un maestro-pez para preguntarle:
"¿Sabría decirme cómo se va al mar?".
El Señor no puede ser visto con la ayuda de los textos sagrados o del gurú.
El Ser sólo es visto por el Ser, con el intelecto puro.
(Yoga Vasishtha Sara, 1:12)
Como si de personas hipnotizadas se tratara, podemos pasarnos la vida leyendo afirmaciones como la anterior, o libros y más libros de maestros indiscutibles como Ramana Maharshi, quien no cesó de recalcar la unidad del Ser, mientras la obnubilación lingüística nos hace concebir el Ser como algo separado, aparte de nosotros, que es preciso alcanzar o conquistar.
Aquello que no es visto, aunque se halle dentro de nosotros, es llamado el Ser eterno e indestructible.
(Yoga Vasishtha Sara, 2:9)
El advaita nos invita a sentir nuestro Ser (nuestro sentido de ser) sabiendo que el Ser universal es la verdadera Comunión, la que no precisa de símbolos ni de rito alguno.
Cuando deviene firme la convicción de que todo es la Conciencia semejante al espacio (es decir, que todo lo permea), el jiva (la conciencia individual) llega a su fin como una lámpara sin aceite.
(Yoga Vasishtha Sara, 9:2)
Darse cuenta es Brahman; el mundo es Brahman; los diversos elementos son Brahman; yo soy Brahman; mi enemigo es Brahman; mis amigos y familiares son Brahman.
(Yoga Vasishtha Sara, 9:29)
Nisargadatta afirma sobre la Unidad del Ser:
El viejo Ser es su propio Ser.
El estado que surge repentinamente y sin causa no tiene ningún rastro de sí mismo; usted puede llamarlo <<dios>>.
Lo que es sin semilla y sin raíz, lo que no brota ni crece, ni florece ni fructifica, lo que viene al ser repentinamente y en plenitud de gloria, misteriosa y maravillosamente, usted puede llamar a eso <<dios>.
(Nisargadatta Maharaj: Yo Soy Eso, cap. 42)
Aquello que buscamos no puede estar más cerca de nosotros.
SER
SER
Un solo cuerpo universal y un único autor
El universo entero es su cuerpo, toda vida es su vida.
Como en una ciudad iluminada, cuando se funde una bombilla, no afecta a la red, así tampoco la muerte de un cuerpo afecta al todo.
(Nisargadatta Maharaj: Yo Soy Eso, cap. 41)
La cita brinda otra metáfora recurrente entre los maestros advaita del siglo XX.
Miles o millones de bombillas están enchufadas a una red eléctrica.
Cada una ilumina pero, llegado cierto momento, se funde o se rompe y deja de brillar.
En la metáfora, la red eléctrica es el Ser y cada bombilla equivale al individuo, que con frecuencia cree ser él mismo la fuente de su luz cuando, en realidad. se limita a transformar la electricidad preexistente.
Finalmente, un día, la bombilla se apaga, pero la electricidad que es la Fuente de la luz de la bombilla permanece inalterada.
El maestro advaita dice: "Tú eres Eso", refiriéndose a la Conciencia una que, en la metáfora utilizada, repetimos. equivale a la red eléctrica.
En este contexto cobra pleno sentido el comienzo de la frase citada de Nisargadatta con la que se refiere al jnani (la persona realizada):
El universo entero es su cuerpo, toda vida es su vida.
Toma sentido, también, el concepto de hermandad universal, entendida como una realidad fundamentada no en motivos sentimentales sino ontológicos, en el Fondo común (Ser) de todo lo viviente.
Los grandes sabios de todos los tiempos no han hecho más que invitarnos a indagar en nuestro auto-conocimiento para que, invesgándonos, descubramos el arcano máximo: somos el Ser Supremo.
Se llega a este reconocimiento ejercitando nuestro discernimiento y morando consistentemente en nuestro sentido de Ser, que experimentamos como "Yo Soy" despojado de todo atributo.
Si vivenciamos conscientemente que el universo es nuestro cuerpo, a fuerza de sumergirnos en nuestro Ser descubriremos, también, que todos los seres son versiones de nosotros mismos, que, todos estamos enraizados en el mismo Ser.
Deje de imaginarse que usted es o que usted hace esto o aquello y la comprensión de que usted es la fuente y el corazón de todo amanecerá en usted.
Con esto vendrá un gran amor que no es elección o predilección, ni apego, sino un poder que hace a todas las cosas dignas de amor y amables.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 1)
SER
-.Bhagavan Sri Ramana Maharshi.-
SER
¿Qué significa Testigo?
Mero conocimiento.
Ha estado lloviendo y ahora la lluvia ha cesado.
Yo no me he mojado.
Sé que ha llovido, pero yo no soy afectado.
Sólo he sido testigo de la lluvia.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 13)
El conocimiento de Sí Mismo no es una pieza de propiedad que se ofrezca y que se acepte.
Es una dimensión completamente nueva, donde no hay nada que dar o tomar.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 38)
El sujeto consciente puede identificarse con los contenidos de conciencia y pasar, por tanto, de un estado de conciencia a otro en función de la naturaleza del contenido de los mismos, pero también puede establecerse como testigo neutral de los cambios que se producen en su campo de conciencia.
El primer paso consiste, en incrementar nuestro sentido de presencia (sabiéndonos el sujeto consciente), ya que éste es el modo de lograr una des-identificación con los contenidos mentales cambiantes.
Podremos así mudar de polo, dejar de confundirnos con los objetos y reconocemos como el eje central del Ser.
Cambiar de dirección la flecha de la atención desde lo observado al propio observador se logra fácilmente mediante la pregunta: "¿Quién está teniendo este conocimiento?" (de un objeto o estado físico o mental).
La pregunta suscita en nosotros una respuesta profunda, no pensada sino sentida: "Yo", y este sentido puro de identidad se convierte en la puerta hacia el Ser Universal.
Esta práctica de auto-indagación se denomina atma-vichara.
Con ella aprendemos a separar el "yo" del "mí", el sujeto puro de los objetos con los que nos confundimos: mis ideas, mis emociones, mi cuerpo, mis posesiones...
Esta práctica nos permite desasirnos de la identificación que nos ata al mundo físico y mental, sin apartarnos de él, sino estando máximamente presentes en él.
También nos permite comprender que la proyección de nuestra identidad (sujeto consciente) sobre los contenidos de conciencia genera sobreimposiciones que nos alejan de nuestro verdadero centro.
Esta creación, que es un mero juego de la conciencia, surge como la ilusión de una serpiente en una cuerda (cuando hay ignorancia), y llega a su fin cuando existe el conocimiento correcto.
(Yoga Vasistha Sara, 2:11)
La Conciencia de Ser se convierte en el verdadero conocimiento de Sí Mismo.
Experimentamos que somos el Ser y que todo está inmerso en el Ser.
El Ser brilla por sí mismo como el océano único de la Conciencia, carente de límites y agitado por las olas del pensamiento.
(Yoga Vasistha Sara, 10:13)
SER
-.Sri Nisargadatta Maharaj.-
SER
Este cuerpo no existía antes del nacimiento ni tampoco existirá después de la muerte; sólo dura un corto período de tiempo.
Sus cualidades son transitorias y su naturaleza es estar en continuo cambio.
Es una masa inerte compuesta y sujeta a diversas transformaciones; no es más que un objeto de los sentidos, igual que una jarra.
¿Cómo puede ser el cuerpo nuestro propio Ser, que es el único testigo permanente de todos los cambios de las cosas en los tres estados?
(Viveka Chudamani, 155)
El hecho de que en el acto de conocer olvidemos, paradójicamente, al sujeto consciente favorece que nos con-fundamos con lo percibido o conocido, sea el objeto de conocimiento físico, mental o emocional.
Por decirlo de otro modo, nos identificamos (es decir, ciframos nuestra identidad) en los contenidos de conciencia en vez de en el sujeto preceptor/consciente.
Cuanto mayor es nuestro apasionamiento, mayor es nuestra identificación con los contenidos de conciencia.
Esta situación tradicionalmente se describe como "olvido de Sí Mismo".
"Recordarse a Sí Mismo" equivale, por el contrario, a reconocernos como nuestra Fuente perceptiva, como el sujeto consciente más originario que toda sobreimposición.
Ignora que posee la capacidad de optar por una respuesta más sabia fundada en la capacidad de distanciarse de sus impulsos inmediatos.
Cómo está totalmente implicado en lo que ha sucedido y olvidado el sujeto consciente, no puede ser testigo neutral de lo que ocurre.
Si nos dejamos llevar por nuestros impulsos perdiendo la perspectiva propia del sujeto consciente, del observador de todo lo que sucede -sea de naturaleza física, mental o emocional-, nos encontramos a merced de nuestros automatismos y creencias sobreimpuestas.
Estas creencias nos hipnotizarán haciéndonos actuar como robots sin el concurso de la razón.
Un actor puede perderse interpretando un papel y olvidar quién es él realmente durante un tiempo.
Este ejemplo nos sirve para comprender que cuanto más conscientes seamos siempre de nosotros mismos, es decir, cuanto más presentes estemos en nuestro sentido "Yo soy", menos tendencia tendremos a olvidarnos de nosotros mismos e identificarnos con nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones, perdiéndonos en ellas como el actor en su personaje.
La posición de Testigo proviene de la fuente de la percepción, del sujeto consciente que deja de identificarse con los contenidos de conciencia; no es el resultado de un truco mental.
El sujeto consciente nunca cambia.
Sin embargo, el cuerpo, la mente y nuestro entorno siempre están sujetos a continuos cambios.
Desde el "Testigo" se pueden observar los cambios sin que haya identificación con ellos.
El primer paso de la desidentificación implica reconocer que no somos el cuerpo.
El cuerpo no tiene un "yo" .
Es el "Yo" en todo caso el que tiene un cuerpo, al que llama de hecho "mi cuerpo" porque es un objeto de conciencia, al igual que lo son los pensamientos y las emociones.
Al despertar, cuando la conciencia se vuelca al exterior tras el sueño, aparecen el cuerpo, los pensamientos, las emociones y el entorno.
Me conozco a mí mismo como yo soy en realidad.
Yo no soy el cuerpo ni la mente ni las facultades mentales.
Yo soy más allá de todo ello.
(Nisargadatta, Yo Soy Eso, cap. 64)
Desarrolle la actitud de testigo y encontrará en su propia experiencia que el desapego trae el control.
El estado de atestiguación está lleno de poder, no hay nada pasivo en él.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 41)
Desde lo alto de un puente podemos observar el paso del río que fluye.
Del mismo modo, desde el sujeto consciente podemos observar el curso de la mente, de las emociones y de los cambios objetivos sin identificarnos con ellos.
SER
-.Bhagavan Sri Ramana Maharshi.-
SER
La tradición Vedanta reconoce cuatro estados de conciencia.
La vigilia, en el cual la conciencia está extrovertida y los sentidos están abiertos al mundo.
El sueño con ensueños, en el que la conciencia se pliega y permanece en conexión con la mente.
El sueño profundo o sueño sin ensueños, en el que no existe conocimiento alguno.
Y, por último, el llamado cuarto estado o Turiya, sólo saboreado por los grandes sabios; es inefable y se define, paradójicamente, como "estado sin estado".
Turiya es una suerte de sueño profundo lúcido, Conciencia pura sin objeto.
Fuera del Sí Mismo no hay nada.
Todo es uno y todo está contenido en <<yo soy>>.
En los estados de vigilia y de sueño es la persona.
En el sueño profundo y en turiya es el Sí Mismo.
Más allá de la alerta atención de turiya hay la gran paz silente de lo Supremo.
Pero de hecho todo es uno en esencia y relativo en apariencia.
En la ignorancia el veedor deviene lo visto y en la sabiduría es la visión.
¿Pero por qué interesarse en lo Supremo?
Conozca al conocedor y todo será conocido.
El cuarto estado (turiya) es un estado de presencia pura, de atestiguación desapegada, desapasionado y sin palabras.
Es como el espacio, inafectado por nada de lo que contiene.
Las perturbaciones corporales y mentales no le alcanzan -están fuera, <<ahí>>, mientras que el testigo es siempre <<aquí>>.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 31)
La tradición vedanta califica de ilusorio aquello que no existe en sí y por sí.
La existencia impermanente es, en este sentido, ilusoria, pues no tiene asiento en sí misma.
Sólo el Ser, siempre idético a Sí, simple, por lo tanto incorruptible, posee absoluta realidad.
La identificación con los objetos nos ciega, como la llama de una vela ciega al mosquito que es atraído por ella.
El olvido de Sí Mismo y la percepción errada de separatividad nos hacen vivir en lo que los hindúes llaman maya o ilusión -que es, por cierto, "la realidad" de los materialistas-.
El concepto vedántico de maya, ilusión, se aplica a lo manifestado.
Por lo tanto, nuestro conocimiento de lo manifestado no es fiable.
Pero debemos ser capaces de confiar en nuestro conocimiento de lo no manifestado.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 70)
Maya puede desvanecerse mediante la experiencia del puro Brahmán, el primero sin segundo, igual que se desecha la idea de la serpiente al poder distinguir que se trata de una cuerda.
(Viveka Chudamani, 110)
SER
-.Sri Nisargadatta Maharaj.-
SER
Ciertamente es falso hablar de realización.
¿Qué se puede realizar?
Lo real siempre existe como es.
No estamos creando o logrando algo nuevo que no teníamos antes.
La ilustración que se muestra en los textos es la siguiente: Excavamos un pozo y hacemos un gran hoyo.
El espacio dentro del hoyo no ha sido creado por nosotros sino solamente hemos removido la tierra que llenaba dicho espacio.
El espacio estaba allí y sigue estando.
Similarmente, necesitamos simplemente descartar las samskaras (tendencias innatas y ciegas que están dentro de nosotros).
Cuando éstas hayan sido abandonadas, el Ser brillará por sí mismo.
(Ramana Maharshi: Se lo que eres, cap. 1)
La iluminación no es algo que ocurra a unos pocos.
Está en todos y en todo de modo subyacente, sólo que velada por una capa de creencias que se sobre imponen sobre el Ser.
Comentando las palabras de Ramana, admitimos que el espacio donde se cavó el hoyo era el mismo espacio con arena o sin arena.
Ya estaba ahí.
Remover la arena fue lo que permitió dejar el espacio vacío.
El Ser es Iluminación y, como el espacio, lo ocupa e interpenetra todo, de lo que se deduce que, si quitamos la arena, el espacio (Ser) se mostrará a las claras.
Si le preguntan qué hacer, qué prácticas adoptar, cuál modo de vida seguir, responda:
<<No haga nada, solo sea.
En el ser todo acontece naturalmente>>.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 49)
La iluminación no se puede alcanzar porque implica una dualidad inexistente: la de un "yo" ilusorio (constituido por sobreimposiciones) que busca unirse al "Yo" real.
La Iluminación, como tal, es una nominalización.
Por causa del lenguaje hemos convertido el acto consciente de Ser en un substantivo: "la iluminación".
La iluminación no puede ser un logro de un "falso yo" o "ego", ya que éste no es más que una superposición ilusoria sobre el verdadero Ser.
La iluminación no puede ser el producto de un esfuerzo.
No puede ser un producto porque, contrariamente, es el Sujeto último de todo.
Por tanto, nunca será algo producido: un efecto.
Más bien es Causa.
Primera Causa.
La realidad es que usted es ignorante de su estado de plena felicidad.
La ignorancia se sobrepone y hecha un velo sobre el Ser puro que es la plena felicidad.
Todo lo que uno hace está dirigido por la remoción del velo de la ignorancia que es únicamente el conocimiento falso.
Dicho movimiento falso es la falsa identificación del Ser con el cuerpo y la mente.
Esto debe desaparecer y entonces el Ser quedará solo.
Por lo tanto, la realización es para todos y no hay diferencia entre los aspirantes.
Los obstáculos son precisamente la duda de si uno se puede realizar y la noción "yo no me ha realizado".
Libérese también de estos obstáculos.
(Ramana Maharshi: Se lo que eres, cap. 2)
Oyente: ¿Cuánto tiempo tarda uno en llegar a mukti (liberación)?
Ramana: Mukti no se logra en el futuro.
Está siempre allí, aquí y ahora.
(Ramana Maharshi: Se lo que eres, cap. 2)
Nadie puede tener la experiencia de la iluminación.
Si hay experiencia es que hay experimentador y la iluminación implica la ausencia de un "yo" individual que tenga la experiencia.
Más que de iluminación tendríamos que hablar de auto-descubrimiento, es decir, levantar el velo que cubre nuestra verdadera identidad.
Ya han cesado los cuentos sobre las tres metas de la vida, la virtud, el placer y el dolor.
Ya han cesado los cuentos del yoga y la sabiduría para mí, que he encontrado el reposo en mi propio Yo.
(El Cantar de Ashtavakra, 19:8)
Nosotros creemos en muchas cosas solo de oídas.
Creemos en tierras y gentes remotas, en cielos e infiernos, en dioses y diosas, debido a que así se nos ha dicho.
Similarmente, también se nos han dicho cosas sobre nosotros mismos, nuestros padres, nombre, posición, deberes y demás.
Jamás nos tomamos la molestia de verificarlo.
La vía a la verdad pasa por la destrucción de lo falso.
Para destruir lo falso, debe cuestionar sus creencias más arraigadas.
De todas ellas, la idea de que usted es el cuerpo es la peor.
Con el cuerpo viene el mundo, con el mundo Dios, que se supone que ha creado el mundo, y así comienzan los temores, las religiones, las plegarias, los sacrificios, y toda suerte de sistemas, todos para proteger y sostener al hombre aniñado, asustado por los monstruos de su propia producción.
Dese cuenta de que lo que usted es no puede nacer ni morir, y una vez partido el temor todos los sufrimientos acaban.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 64)
No hay alguien que se ilumine.
La iluminación no puede ocurrir con esfuerzo, basta con descorrer la cortina para advertir que el Sol está y ha estado siempre brillando.
La iluminación es igual a des-cubrir lo que siempre "es" en nuestro interior.
SER
-.Bhagavan Sri Ramana Maharshi.-
SER
Oyente: ¿Qué es la meditación y cuáles son sus usos?
Nisargadatta: Mientras sea un principiante, algunas meditaciones o plegarias formalizadas pueden ser buenas para usted.
Pero para un buscador de la realidad sólo hay una única meditación -el riguroso rechazo a identificarse con los pensamientos.
Ser libre de los pensamientos es ello mismo meditación.
Oyente: ¿Cómo se hace?
N: Usted comienza dejando que los pensamientos fluyan y observándolos.
La observación misma aquieta la mente hasta que se detiene enteramente.
Una vez que la mente está quieta, manténgala quieta.
No se aburra de la paz, sea en ella, profundice en ella.
Oyente: He oído sobre aferrarse a un único pensamiento para mantener apartados otros pensamientos.
¿Pero cómo mantener apartados todos los pensamientos?
La idea misma es también un pensamiento.
N: Experimente de nuevo, no se guíe por la experiencia pasada.
Observe sus pensamientos y obsérvese a usted mismo observando los pensamientos.
El estado de liberación de todos los pensamientos acontecerá repentinamente y usted lo reconocerá por su dicha.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 48)
Observar los pensamientos sin aferrarse a ellos y sin identificarse con ellos es el primer paso.
Posteriormente, el meditador, consolidado en la práctica, podrá tomar conciencia del observador de sus pensamientos.
Descubrirá esa instancia anterior a la mente que es el sujeto consciente o Conciencia que atestigua el cuerpo, la mente y el mundo.
En la práctica de la meditación lo importante es el hecho de llegar a des-cubrir de una forma del todo evidente al observador desapegado de los pensamientos, de manera que esta actitud puede ser trasladada a la vida cotidiana sin necesidad de retirarse a "meditar".
Es en todo momento cuando podemos tomar conciencia de nuestro Ser o sujeto consciente.
Una vez sabedores de quiénes somos, la persistencia en la actitud de Testigo se hace habitual y, por decirlo de algún modo, no es necesario ningún marco especial para ser conscientes de nosotros mismos.
Ramana Maharshi, dirigiéndose a una discípula, afirma respecto a la autoconciencia en la vida cotidiana:
No se necesita estudiar las escrituras para conocer el Ser; así como un hombre no necesita un espejo para reconocerse.
Todo conocimiento se tiene que dejar finalmente como el no-Ser.
Y las tareas del hogar y el cuidado de los niños no son necesariamente un obstáculo.
Si no puede hacer otra cosa, por lo menos continúe diciendo "yo, yo", a sí misma mentalmente, como se recomienda en "¿Quién soy yo?"...
Si uno incesantemente piensa "yo, yo", ese pensamiento le llevará a ese estado (Ser).
Continúe repitiendo no importa qué tareas esté realizando, si está sentada, de pie o caminando.
"Yo" es el nombre de Dios.
Es el primer y el mejor mantra.
Aún "Om" toma un segundo lugar.
(Ramana Maharshi: Se lo que eres, cap. 11)
Para la filosofí advaita, la meditación verdadera es la continua discriminación entre lo verdadero y lo falso.
Por falso se entiende, considerar lo que es fugaz, impermanente y objeto de conocimiento como la realidad última y definitiva.
Por verdadero, aquello que siempre es idéntico a sí mismo, el Sujeto consciente, el Ser, el sentido "Yo Soy".
<<"Yo soy">> es el Gran Recordador (mahamantra, gran mantra).
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 26)
Oyente: ¿Cuál es el propósito de la meditación?
Nisargadatta: Ver lo falso como lo falso es meditación.
Eso debe operar todo el tiempo.
Oyente: Se nos ha dicho que meditemos regularmente.
M: El ejercicio deliberado y diario de la discriminación entre lo verdadero y lo falso, y la renuncia a lo falso es meditación.
Hay muchos tipos de meditación con los que comenzar, pero todos ellos convergen finalmente en uno.
Oyente: Por favor, dígame qué senda hacia la realización de Sí Mismo es la más corta.
M: Ninguna vía es corta o larga, pero algunas personas tienen más seriedad u otras menos.
Yo puedo hablarle sobre mí mismo.
Yo era un hombre simple, pero confié en mi gurú.
Lo que él me dijo que hiciera, eso hice.
Me dijo que me concentrara sobre <<Yo soy>> -eso hice.
Me dijo que yo soy más allá de todo lo perceptible y concebible -yo le creí.
Le di mi corazón y mi alma, toda mi atención y todo mi tiempo libre (yo tenía que trabajar para mantener a mi familia).
Como resultado de la aplicación seria, realicé mi Sí mismo (swarupa) en tres años.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 16)
Del mismo modo que sobre un puente podemos observar el río sin ser arrastrados por su corriente, también podemos observar nuestra mente con distancia sin identificarnos con el flujo de pensamientos.
Podemos ser testigos de nuestra mente como podemos ser testigos del curso del río.
SER
-.Sri Nisargadatta Maharaj.-
SER
Atma vichara
Usted es la mente o piensa que es la mente.
La mente sólo consiste en pensamientos.
Pero detrás de cada pensamiento en particular existe un pensamiento general que es el "yo", o sea, usted mismo.
Llamemos a éste "yo" el primer pensamiento.
Aférrese a este "pensamiento-yo" e indague sobre él para descubrir qué es.
Cuando esta pregunta lo tome a usted con fuerte interés, no podrá tener otros pensamientos.
(Ramana Maharshi: Se lo que eres, cap. 5)
Deseche todos los pensamientos excepto uno:
el pensamiento <<yo soy>>.
La mente se rebelará al comienzo, pero con paciencia y perseverancia cederá y se tranquilizará.
Una vez que esté tranquilo, las cosas comenzarán a acontecer espontáneamente y naturalmente, sin ninguna interferencia de su parte.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 8)
Contrariamente a las prácticas más corrientes del yoga, en las que las técnicas se cuentan por millares (cada escuela presume de tener unas especiales), el advaita carece de técnicas, a no ser que se considere técnica a la auto-indagación, que es un movimiento natural del Ser recordándose a sí mismo.
El consejo práctico que preconiza Nisargadatta no puede ser más sencillo:
<<Yo soy>>, usted lo sabe.
Sea con ello todo el tiempo que pueda permitirse, hasta que revierta a ello espontáneamente.
No hay ninguna vía más simple ni más fácil.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 5)
Ramana Maharshi incitaba a practicar de continuo el atma vichara, que consiste en preguntarse "¿quién soy Yo?"
La cuestión de la búsqueda, de este modo, queda reducida a vislumbrar "quién es el que busca", lo que explica la paradoja advaita que afirma que "el buscador es lo buscado".
Se trata de crear un círculo que remite siempre al "Yo", de manera que éste es sentido como el principio y final de todo lo existente.
El "pensamiento-yo" es como un espíritu que, aunque no es palpable, surge simultáneamente con el cuerpo, se desarrolla y desaparece con él.
La conciencia del cuerpo es el "yo" falso.
Deje esta conciencia del cuerpo.
Esto se logra al indagar sobre el origen del "yo".
El cuerpo no dice "yo soy"; es usted quien dice "yo soy el cuerpo".
Investigue quién es este "yo".
Al buscar su origen, desaparecerá.
(Ramana Maharshi: Se lo que eres, cap.5)
La pregunta "¿quién soy yo?" o "¿quién dice (piensa) esto?" no puede ser más fácil de hacer.
Su dificultad radica precisamente en su sencillez.
La mente suele interferir buscando todo tipo de pretextos para salir del sentido del "Yo", que es, justamente, aquello capaz de calmar la mente en un inicio para luego ahondar, a través de "Yo Soy", en el Ser Universal.
La mente se aquietará sólo a través de la indagación: "Quién soy yo".
El pensamiento "Quién soy yo" destruirá todos los otros pensamientos y éste mismo será destruido como la vara que se utiliza para remover la pira funeraria.
Si surgen otros pensamientos, uno debe preguntar, sin permitir que se extiendan, "¿a quién le surgen?".
Qué importa cuántos pensamientos surjan.
En el momento en que surge cada pensamiento, si uno pregunta ¿a quién le surgió?, se sabrá que fue "a mí".
Si uno continúa e indaga "quién soy yo", la mente retornará a su fuente (el Ser) y los pensamientos se aquietarán.
Al practicar repetidamente de esta manera, el poder de la mente para mantenerse en su fuente va incrementándose.
(Ramana Maharshi: Se lo que eres, cap. 5)
A primera vista, la filosofía advaita parece ardua.
Lo es, en la medida en que choca con el paradigma colectivo creado por individuos olvidados de sí mismos.
Cuando se profundiza en el advaita, en cambio, la impresión es que su dificultad radica en su sencillez, inadmisible para la mente acostumbrada a proyectarse sobre los contenidos de conciencia.
Como puede observarse con relativa facilidad, casi todos aquellos que se inician en la búsqueda espiritual conceden mayor valor a las técnicas en la medida en que son más complejas.
Parece que, cuanto más alambicadas sean, mayores provechos habrá de obtenerse con ellas.
No es difícil encontrar a personas consagrada durante años a realizar complejas respiraciones, contorsiones, ayunos, dietas, etc., con el fin de iluminarse un día, pero completamente olvidada de su mismidad.
Personas como éstas, si son invitadas a dejar de lado sus admirables prácticas para limitarse a preguntarse "¿quién soy yo?" y posteriormente morar en el sentido "Yo" suscitado por la respuesta, pensarán que se están burlando de ellas ya que una práctica tan simple no podrá ser -desde su paradigma- más que un modesto y quizás aburrido pasatiempo.
Sin embargo, quién busca entretenimientos y logros es el "falso yo".
"Yo real" goza de sí mismo en la serenidad.
Oyente: Si trato de llevar a cabo la indagación "quién soy yo", me duermo.
¿Qué debo hacer?
Ramana: Continúe la indagación durante todo el tiempo que está despierto.
Eso será suficiente.
Si lleva a cabo la indagación hasta que se duerma, continuará aún durante el sueño.
Vuelva a la indagación tan pronto despierte.
(Ramana Maharshi: Se lo que eres, cap. 5)
SER
-.Bhagavan Sri Ramana Maharshi.-
SER
Neti, Neti
Si se tiene la firme convicción "Soy el Ser Supremo" nos liberamos; caso contrario, permanecemos esclavizados.
Tras eliminar todo como "esto, no", "esto, no", el Ser Supremo que no puede ser eliminado permanece.
Piensa "yo soy Eso", y sé feliz.
Sabe siempre que el Ser es Brahman, uno y total.
¿Cómo puede aquello que es indivisible ser dividido en "yo soy el meditador" y "lo otro es el objeto de meditación"?
(Yoga Vasishtha Sara, 10:22-23-24)
"Neti-neti" significa, en sánscrito "esto no, aquello no".
Es la vía negativa de auto-indagación del advaita frente a la afirmación positiva "Yo Soy Eso".
Neti-neti se emplea para negar la atribución a la realidad absoluta de todo cuanto se encuentra sometido al tiempo, de todo lo que tiene forma y nombre.
Si discriminamos correctamente sobre "qué es el cuerpo" llegaremos a la conclusión de que es objeto de conocimiento por parte de nuestra Conciencia-Testigo.
Para los maestros advaita, el primer paso del auto-conocimiento consiste en deshacerse de la idea "yo soy el cuerpo".
El cuerpo está sujeto a permanentes cambios y es objeto de conciencia: lo podemos conocer y experimentar.
Decimos del cuerpo que es "nuestro", "mi cuerpo".
Pero practiquemos atma vichara: ¿Quién dice "mi cuerpo"?
¡Yo!.
Este "yo" es el sujeto último, pues si yo pregunto ¿quién dice Yo?
La respuesta vuelve a ser "Yo".
Si sobreimponemos el cuerpo como principio de identidad nos aferramos a él creyendo que es la fuente del Yo (de hecho estamos acostumbrados a emplear el "yo" para responder de nuestros atributos personales).
Pero si perdiésemos las extremidades nuestra conciencia corporal cambiaría, más el sentido "Yo" seguiría intacto.
Lo mismo sucedería con la pérdida de otras partes del cuerpo.
Frente a estas evidencias, descartamos el cuerpo como una realidad sustancial afirmando: "neti, neti", "esto no, esto no", no podemos confundir nuestro "Yo real" con el cuerpo que está destinado a mutar, a degenerar y a desaparecer.
Si pensamos en todos los conceptos que hemos acumulado, en nuestra filosofía de vida, en la suma de experiencias que se alojan en nuestra memoria, en nuestras creencias religiosas o político-sociales, podemos advertir de que siempre se están produciendo cambios en ellas.
Las experiencias a lo largo de la vida hacen que modifiquemos nuestros conceptos e ideas, que introduzcamos nuevas creencias al hilo de acontecimientos nuevos.
Estamos expuestos a sufrir cambios drásticos como consecuencia de una crisis de valores o espiritual que eche abajo creencias que creíamos inamovibles.
Alguien que creíamos un aliado y un gran amigo puede convertirse, en un determinado momento, en una persona insidiosa en nuestra vida.
Al contrario, una persona que permanecía en la sombra, inexplicablemente, puede llegar a tener un lugar preponderante y positivo.
Esta es la realidad de la mente siempre cambiante.
Podemos llamarla nuestra mente, "mi mente", pero "¿quién dice mi mente?"
La respuesta, obviamente, vuelve a ser "Yo".
La mente está formada por contenidos de conciencia.
El "Yo" me dice "mi mente" es Testigo de esos contenidos, sensibles o mentales.
Por lo tanto, a nuestra mente tendremos que aplicarle el "neti-neti".
Nuestro entorno también está en permanente cambio, si bien contiene un sustrato que lo hace reconocible en un determinado lapso de tiempo.
Pero todo está en cambio.
Podemos pensar que nuestra casa es parte de nosotros ("mi casa") o nuestra ciudad o país ("mi ciudad, mi país"), pero si nos preguntamos: ¿quién dice "mi casa", "mi pueblo", "mi país"?
La respuesta será "Yo".
Todo lo que sentimos como "mi" está sujeto a cambio y, a pesar de que hayamos proyectado nuestra identidad sobre aquello que sentimos como propio (mío), estará en continua modificación y tarde o temprano desaparecerá.
No así la conciencia "Yo Soy", que es Testigo de todo lo que está en permanente cambio.
Discriminando de continuo mediante "neti-neti" finalmente queda la "substancia" (del latín: lo que sub-yace) o esencia (Ser) de Todo, es decir, lo que es indivisible e indestructible: el Ser Único, que se manifiesta en nosotros como "Yo Soy".
El discernimiento continúo "neti-neti" es la más elevada purificación posible.
Purificar es quitar lo que está asociado a algo que no constituye su esencia.
El diccionario lo define de este modo:
Purificar:
Quitar de algo lo que le es extraño, dejándolo en el ser y perfección que debe tener según su calidad.
Naturalmente, el diccionario se refiere a objetos relativos, pero la definición aplicada al ser humano deja claro que su calidad de Fondo es Ser.
Para la filosofía advaita, la purificación consiste en discernir correctamente lo que no es de lo que Es.
El Ser, en nosotros, es un valor absoluto.
No está sujeto a muda porque no está compuesto, es indivisible y, como es espacio, es infinito e inquebrantable.
Se encuentra, por tanto, fuera de los efectos del tiempo.
SER
-.Sri Nisargadatta Maharaj.-
-.Sri Nisargadatta Maharaj con Sri Ramesh S. Balsekar
Maestro y Discípulo.-
SER
Todas estas teorías son maneras de juntar palabras.
Algunas favorecen a una manera, otros favorecen a otra.
Las teorías no son ni acertadas ni erróneas.
Son intentos de explicar lo inexplicable.
No es la teoría lo que importa, sino la manera en que se la pone a prueba.
Es la prueba de la teoría lo que la hace fructífera.
Experimente con cualquier teoría que sea de su agrado -si usted es verdaderamente serio y honesto, el logro de la realidad será suyo.
Como un ser vivo usted está atrapado en una insostenible y penosa situación y está buscando una salida.
Se le están ofreciendo varios planos de su prisión, ninguno de ellos completamente verídico.
Todos ellos son de algún valor pero sólo si usted es.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 30)
Resulta obvio que quien se compromete a vivir asentado en su Ser no habrá de distraerse llevando una vida desordenada.
Obvio es también que quien piensa que todos los seres están inmersos en único Ser, no puede ser capaz de denigrar a su prójimo, ni de maltratar animales, ni de abusar de la naturaleza considerándola un surtidor infinito de bienes para su provecho personal.
La seriedad necesaria en la práctica del auto-conocimiento -condición indispensable para Nisargadatta- no significa severidad, sino compromiso con la realización del Ser, lo que conlleva, en el caso del advaita, atención habitual al sujeto consciente.
Esta atención sin embargo, puede verse empañada durante el desempeño de trabajos que requieren una extrema absorción en los objetos.
Pero el día tiene muchas horas y, si sabemos aprovecharlas, siempre encontraremos espacios reservados para el recuerdo de Sí Mismo.
Son importantes todas aquellas actividades que, lejos de aturdir la mente con sucesos vertiginosos, nos ayudan a remansarla, porque sólo en una mente calmada puede darse la verdadera lucidez.
Si tenemos el hábito de protestar por todo lo que sucede en nuestro mundo nunca podremos ser plenamente conscientes de nosotros mismos.
Podemos ser críticos, pero sin perder la calma y la comprensión de la naturaleza dual del mundo objetivo, con sus eternos claros y oscuros, días y noches y veranos e inviernos.
Nos conviene comprender y asumir que el Fondo subyacente del drama cósmico es el Eterno Ser que es Conciencia y Bienaventuranza (Sat, Chit, Ananda).
Llevando una vida sosegada, podremos con mayor facilidad ser conscientes de nuestro "pensamiento-yo" (que mencionaba Ramana) o del sentido "Yo Soy" (como mencionaba Nisargadatta).
El advaita requiere un cambio de paradigma, lo que no es fácil de llevar a cabo pues es contrario a la lógica colectiva imperante.
Es posible que, inesperadamente, un día se dé en nosotros un vuelco en nuestro modo de ser y de pensar.
El cambio será veloz pero, no lo olvidemos, se habrá dado como consecuencia de la maduración que tiene lugar con el hábito de morar conscientemente en el Ser.
El advaita siempre ha sido muy minoritario; no puede ser de otro modo.
Su estudio requiere personas maduras.
Quien esté sediento de experiencias mundanas, de trepidaciones y aventuras debe seguir sus impulsos hasta agotarlos y dejar de lado esta filosofía quizá para más adelante.
De lo contrario, terminará por asociar el advaita a una cárcel cuando, contrariamente, contiene los planos necesarios para escapar de la cárcel de los espejismos de la conciencia.
Sí puede ser muy provechoso el advaita para las personas que, dicho en el lenguaje coloquial, "están de vuelta", que no se encandilan en exceso con los entretenimientos que complacen a la mayoría de las personas; sobretodo será un bálsamo para quienes, teniendo un fuerte impulso trascendente, están cansados de la fenomenología propia de las religiones, de sus creencias, mitos y ritos, y de su tendencia a la vivencia vicaria.
SER
-.Bhagavan Sri Ramana Maharshi.-
SER
Cuando experimentamos el Ser, que es el hecho de ser sentido en primera persona como "Yo Soy", y lo sentimos sin luego añadir ningún calificativo a esa sensación, somos, entonces, ya, El Ser.
Nos hemos hecho uno con Él y, por lo tanto, hemos llegado al final de una búsqueda.
Toda búsqueda es la búsqueda del Ser.
No hay otra, aunque digamos simbólicamente que buscamos el Santo Grial o la Piedra Filosofal.
El Ser buscó al Ser, se buscó a Sí Mismo.
Primero hizo peregrinaciones a lugares santos; finalmente, cansado de vagar de peregrinación en peregrinación se detuvo, se giró del exterior al interior para sentir el verdadero lugar santo de peregrinación: el centro que se encuentra en el corazón de cada peregrino.
Al sentir el Ser sin sobreimponerle atributo alguno y conscientes de lo que ello significa, hemos hecho el final de un largo viaje en el que, paradójicamente, para encontrar lo buscado no había que hacer ningún viaje.
Una vez conscientes de esta feliz realidad, no queda más que zambullirse en la sensación "Yo soy" lo más habitualmente posible.
Ahora bien: cuidado con las palabras.
No podemos decir que hemos encontrado el Ser, porque somos Él.
El Ser no se encuentra a Sí Mismo.
Más bien sucede que, lo que creíamos que era el yo buscando, se ha convertido en el verdadero Yo siendo.
Sentir "Yo Soy", y nada más, es lo más básico que podemos hacer.
Lo más básico; también lo más abisal...¡y lo más íntimo!
Al sentir el Ser hemos llegado a la ribera del Yo Supremo.
Si anteriormente no habíamos sido conscientes de Él fue porque habíamos trasladado el sentimiento de ser a un espacio mental donde "ser" fue pensado como "algo" fuera de nosotros (el Ser nominalizado, substantivado, separado).
Por eso nos parecía difícil llegar hasta Él.
Y desde nuestra posición realmente era más que ímprobo porque habíamos ubicado el "yo" fuera de sí mismo.
Parecíamos un perro que intentaba morderse la cola girando sobre sí.
¡Así sí que es imposible alcanzarse a sí mismo!
En resumen: en puridad, debemos aceptar, tras investigar a fondo, que hay un único Sí Mismo, el Yo Original que es la fuente de todo lo percibido.
Los reflejos de este Yo brillan en la mente y en el cuerpo haciéndonos creer que son un yo verdadero.
Este yo reflejado, busca al verdadero Yo en un empeño imposible.
No hay tal dualidad.
No había más que sentir el Ser como Yo Soy y sin añadirle el menor calificativo.
Los grandes maestros nos aseguran que, tras permanecer largo tiempo en el sentimiento de Ser sin atributos, finalmente nos sentimos absorbidos totalmente por él.
Este es el punto final.
Aunque no seamos "maestros realizados", podemos dar fe de lo siguiente: desde el sentido "Yo Soy" comienzan a sucederse grandes transformaciones en la esfera psicológica.
Al dejar de ubicar la fuente del "yo" en le mente y el cuerpo, automáticamente brota la observación desapegada de uno mismo y del mundo; un descondicionamiento; una des-identificación con nuestros agregados.
Desde esa posición no hay que reformar la mente desde la mente.
Desde el sentimiento "Yo Soy" surge espontáneamente el orden correcto.
También la visión clara de nuestros errores psicológicos, que ahora comprendemos que eran debidos a una perspectiva inadecuada de la realidad.
(Éramos un "yo" aislado en un mundo "fuera de nosotros.)
Desde la perspectiva de Ser sin atributos surge la inspiración, la visión directa sin prejuicios, no filtrada por los clichés y las creencias, sean religiosas o de cualquier otra índole; una respuesta que se encuentra má allá de los códigos morales preestablecidos o de las ideologías estereotipadas.
Desde esa perspectiva advertimos la singularidad de cada parte que compone el Todo al mismo tiempo que percibimos su enraizamiento en un único Ser.
Desde el verdadero centro, el Ser, que es por definición "Conciencia", no podemos dejar de obrar siempre "en conciencia", es decir, en función de lo que nuestro "Íntimo corazón nos dista en cada momento.
Desde el sentimiento de Ser, que es la Presencia en nosotros, surge un suave afecto hacia todos ya que estamos iluminados por la misma Presencia.
Sentir el Ser es tan fácil como oler una flor
SER
-.Sri Nisargadatta Maharaj.-
SER
OM SHANTI SHANTI SHANTI
Nisargadatta era un bucanero consumado.
Disparaba a discreción y con munición de alto calibre; a veces, a cañonazos.
Su habilidad para desmontar con rigor y razón el arsenal de creencias, tópicos y mitos con los que se ha alzado el colosal edificio de la "espiritualidad universal".
El libro consistía en la transcripción de diálogos sostenidos con un pequeño grupo de discípulos en la buhardilla de una modestisima casa de un suburbio de Bombay.
Su actitud era muy contraria a la de esos instructores "religiosos" que, para darse crédito, recurren a un lenguaje dulce y florido generalmente aderezado con un repertorio de caritas melifluas de santo de estampita.
Y es que los profesionales de la espiritualidad temen alejarse del discurso "pret á porter" y trabajan con denuedo para que su imagen coincida con el cliché espiritual que el alumno naïf confunde con una numinosa epifanía.
De ahí que prospere en el mercado de la espiritualidad tanto atrezzo, tanta escenografía, tanta prosódica parsimonia, tanta fumata de sándalo y tan descomunales barbas.
En el caso de Nisargadatta, estaba claro, no cabían esa clase de argucias teatrales; más bien traía a la mente un viejo marino experto en navegación contracorriente contando a su auditorio las verdades del barquero.
Al igual que la mayoría de las personas, mi reacción ante las primeras lecturas de Yo Soy Eso fue de desconcierto (casi de contrariedad), acompañado, paradójicamente, de la sutil sensación de encontrarme ante el re-conocimiento de una verdad insoslayable a la que mi cultura de entonces, es decir, el conjunto de mis conceptos, prejuicios, creencias, etc., me había imposibilitado acceder.
La lectura del libro de pastas azules me desconcertó en sus inicios pero, inexplicablemente, no podía dejar de leerlo, como si presintiera que, de un momento a otro, iba a encontrar un tesoro entre sus líneas.
Mi intuición no me falló en este caso.
Al cabo de un tiempo la visión advaita (no-dual) fue cobrando peso y, finalmente, la balanza se inclinó de su lado.
Se desprendió de mí, como un cascote viejo, la cosmovisión anterior dando paso -aquí está la clave fundamental- al des-cubrimiento de mi identidad última.
Con estas di por finalizada una búsqueda que, había sido una tarea tan vana e imaginaria como lo es toda pesquisa espiritual fiada a una evolución en el tiempo, pues la creencia en un camino espiritual sólo cobra sentido desde la lógica de un "yo" separado de su Ser Real.
El motivo por el que no existe camino es que no existe separación; una afirmación, esta última, que desvela el núcleo central de la enseñanza advaita.
Nisargadatta lo explicaba a un oyente de este modo:
"Entre usted y Dios no hay espacio para un camino"
Para tomar conciencia de esta inquebrantable Unidad sólo son necesarias cierta sagacidad y apertura de mente.
También he de reconocer que Yo Soy Eso no fue el único despertador.
Fue, eso sí, la puerta grande a una forma de vivir más ancha y benevolente, aunque mucho más recatada, solo manifestada en intramuros, secretamente.
Tras la lectura del libro de tapas azules desempolvé mis viejos libros advaita que, a la luz de las palabras de Nisargadatta, brillaron entonces bajo una luz renovada, sorprendiéndome con la claridad de sus metáforas y de sus exposiciones a la vieja usanza; las mismas que antaño no llegaba a comprender en todo su alcance y que ahora se revelaban prístinas e indiscutibles.
Antes me sugerían, ahora me gritaban...
Desde entonces, textos sagrados como Yoga Vasishtha Sara, Viveka Chudamani, El Cantar de Ashtavakra, etc., me han acompañado allá donde fuera; y raro ha sido el día en que no haya recalado en sus sorprendentes reflexiones para afianzarme en mi Ser o, a punto de caer ante cualquier espejismo de la vida, para atarme a sus enseñanzas.
Me sorprende la tendencia generalizada al streptease espiritual.
Apenas se juntan dos en "Su" nombre, sea el lugar y la hora que sea, comienza una cháchara desfachatada donde cada uno pone al corriente al otro, con toda clase de detalles, del punto en el que se encuentran sus prácticas introspectivas, sus nuevas comprensiones, sus dudas o sus inconvenientes "en el camino".
Nada hay de malo en este tipo de diálogo, pero advierto con frecuencia en esta tendencia un afán exhibicionista sutil.
Aprendí muy pronto que cuando se entierra una semilla no conviene sacarla cada día para ver si germina porque, de hacerse así, muere.
Del mismo modo, no es bueno airear livianamente la semilla del Autoconocimiento en la plaza pública, más me parece que es necesario cuidarla regándola cada día con velado y amoroso mimo.
Por este motivo, durante años el advaita ha sido "cosa mía", estricta "zona privada".
Sólo en pocas ocasiones, y con personas de probada seriedad y profundidad, he sacado a colación alguna cuestión relacionada con esta filosofía y la transformación radical que conlleva su reservado estudio.
La presente introducción supone la primera ocasión directa donde declaro abiertamente mi viejo compromiso vital y sin fisuras con lo que, a la postre, es lo más importante de mi vida: la realización del Ser.
Este Manual advaita es una aportación más que quizá ayude a acercar a su Origen al caminante espiritual exhausto o escamado, o al que, desde un inicio, intuyó que el Auto-conocimiento ha de tener una base absolutamente natural en la que no caben prodigios, portentos, milagros y demás efectos especiales -tan del agrado de mentes en extremo candorosas o, contrariamente, de personalidades de marcado carácter narcisista, siempre necesitadas de fanfarrias y trompeteos que acompañen su paso por el mundo-.
Se dirige al que ha intuido, en definitiva, que la realización del propio ser depende de una auto-indagación serena, reservada, humilde y correctamente orientada.
SER
-.Sri Shankara.-
SER
"Esta conciencia no tiene nacimiento, crecimiento ni muerte.
Ella es siempre autoresplandeciente y, sin la ayuda de nadie ilumina todas las cosas".
(Sankara: Drigdrisya Viveka, 5)
"Como barro contenido en una vasija de barro, el Señor Supremo, que es existencia y conciencia semejante al espacio, y beatitud, existe por todas partes no-separado (de las cosas)"
(Yoga Vasishtha Sara, 10.12)
Para el advaita, entre la consciencia individual y la Conciencia Cósmica no hay separación, conforman una Unidad.
Esta enseñanza invita a la toma de conciencia de que todo ser es, finalmente, el Ser Supremo, de modo que la separación entre criatura y creador no es más que una ilusión dualista.
Esta separación ilusoria se sustenta, en la identificación del sentido puro de Ser con ciertos atributos (cuerpo, mente, etc.)
Para obtener la realización, el estudiante tiene que descansar en su sentido puro de Ser, así como discriminar entre aquello que es transitorio y no tiene sustancialidad y lo que siempre Es.
La filosofía advaita no es un cuerpo de creencias, por más que disponga de un marco teórico definido.
Nos invita a efectuar un cambio radical en nuestros parámetros mentales desde un inicio.
Generalmente, el maestro comienza por declarar al discípulo que él no es quien cree ser.
Así, por ejemplo, Ashtavakra, al inicio de su enseñanza, anuncia al discípulo:
"Tú no eres tierra, tú no eres agua ni fuego, aire ni eter.
Sabe que eres el Yo supremo y que la naturaleza de tu emancipación es el Yo y el testigo.
Si puedes reposar en la conciencia habiéndose separado del cuerpo, en ese mismo momento alcanzarás la felicidad, en el contento de la paz y la libertad de las cadenas."
(El Cantar de Ashtavakra, 1: 3-4)
"Separarse del cuerpo", en este contexto, nada tiene que ver con desdoblamientos, viajes astrales u otros fenómenos de esta índole; significa, simplemente, separarse de la creencia de que somos el cuerpo.
"¿Cuál es la fuente de la consciencia?", pregunta a Nisargadatta un oyente:
"La Conciencia misma es la fuente de todo"
El Vedanta advaita asegura que la Conciencia, al igual que el espacio, lo abarca todo.
Sólo hay un espacio, y los diferentes espacios que creemos ver no son más que parcelaciones de ese único espacio creadas por la mano y/o la mente del hombre.
En un edificio dotado de varias plantas, formadas por distintos pisos y habitaciones, distinguimos distintos espacios, pero sólo hay un único espacio, si bien separado por suelos y tabiques.
Si el edificio se derrumba, el espacio que ocupaba seguirá intacto y se advertirá que los distintos espacios eran sólo uno.
Lo mismo cabe decir de la Conciencia.
Es una e inmutable.
Es anterior a todo y es por ella que todo es susceptible de ser percibido.
"Me inclino ante ese Omnisciente, que es Conciencia Pura, Omnipenetrante, Todo, que reside en los corazones de todos los seres y más allá de todos los objetos de conocimiento."
(Sankara: Upadesa Sahasri. 2:1)
El advaita afirma que el Fondo de todo lo existente es la Conciencia única y que, por tanto, no hay semejanza sino Unidad en esencia (ser) entre el ser humano y lo Absoluto, es decir, que todo, en su última realidad, es advaita: no-dual o no-dos.
El maestro advaita sostine, que no tenemos conciencia, sino, más bien, que somos y habitamos un único "campo" de conciencia.
Por eso el advaita afirma que no somos lo que creemos ser.
En último término, no somos un cuerpo, ni una mente, sino Conciencia pura, universal, eterna, imperecedera y nunca cambiante, en suma, el "Yo supremo" con el que Ashtavakra identificaba a su discípulo.
Nuestro error perceptivo más básico se encuentra en el nivel de las creencias relativas a nuestra identidad.
Ahora bien, nadie puede considerarse el Ser supremo o "Yo supremo" en tanto que persona, sino en la medida que va tomando conciencia de su identidad última (que, equivale al sentido de Ser sin atributos), presente en él al igual que en todos los demás seres.
Las escrituras advaita comparan la Conciencia con un océano infinito dentro del cual estamos inmersos.
"Nuestra Conciencia" es la "Conciencia universal", que parece separarse de sí misma cuando, proyectada a través de nuestros sentidos, ilumina nuestro mundo y la identificamos con nuestro cuerpo y nuestra mente.
"Igual que el océano no es sino agua, el mundo entero de las cosas no es sino conciencia que llena todos los puntos cardinales como el espacio infinito."
(Yoga Vasishtha Sara, 10)
Muchos son los que confunden Conciencia con mente, pero la mente equivale a los procesos mentales, es decir, a los contenidos de conciencia.
La conciencia es anterior e independiente de los distintos contenidos de conciencia cambiantes, es decir, de la mente.
Nisargadatta lo explica con una analogía muy simple a la que Ramana Maharshi también acudió:
"La luz no está en la película, pero la película colorea la luz y hace que parezca que se mueve al interceptarla."
En esta metáfora, la luz de la lámpara del proyector es la Conciencia, la película la mente y la pantalla del mundo.
Es necesario navegar en dos direcciones.
Una, indagando qué es aquello que en nosotros parece dotado de realidad absoluta sin tenerla, y qué es aquello que en nosotros es permanente y nunca cambia.
Lo que permanece inalterado siempre y en todo caso es el sentido puro de Ser, del "Yo" no asociado al cuerpo o a la mente y, por tanto, siempre idéntico a sí mismo, es decir, identidad.
"El Ser es Conciencia pura, eterna omnipresente, inmutable y auto-refulgente como la luz del Sol."
(Yoga Vasishtha Sara, 9:22)
"Usted es Conciencia.
La Conciencia es otro nombre para usted.
Dado que usted es la conciencia no hay necesidad de llegar a ella o cultivarla.
Lo único que tiene que hacer es dejar de estar identificado con otras cosas, o sea, con el no-ser.
Si uno deja de prestar atención a estas cosas, entonces la Conciencia pura queda sola y eso es el Ser."
(Ramana Maharshi: Sé lo que eres, 1)
SER
SER
Brahman y Parabrahman
Eso que penetra todo, a lo que nada transciende y que, como el espacio universal, nos rodea, llena todo completamente desde dentro y desde fuera ese Supremo Brahman no dual -eso eres tú.
(Sankara)
El hinduismo distingue lo Absoluto, el Ser, Brahman, de Brahma, la divinidad creadora que es la personificación mitológica del aspecto creador de Brahman.
Brahman equivale a la Conciencia pura.
Con ella aparece el mundo, lo que implica que, hasta cierto punto, lo crea.
Al despertarnos cada día aparecen en nuestra conciencia espontáneamente el cuerpo, la mente y el mundo.
La Conciencia hace posible este extraño "milagro" cotidiano.
Sin Conciencia no hay persona, no hay mente, no hay mundo.
Brahman es el Origen del mundo.
Por otra parte, el mundo objetivo también es Brahman en tanto que nada hay fuera de Él.
La materia también es de su misma naturaleza: es Conciencia en una expresión más densificada.
Este concepto puede ser comprendido por analogía (si bien de forma tosca) relacionándolo con las formas que puede adoptar el agua: más sutil en el vapor, más densa en el estado líquido o extremadamente sólida y densa en el caso del hielo, si bien en los tres casos sigue siendo agua.
Este universo fenoménico no tiene más causa material que Brahman.
Por consiguiente, todo este Universo es tan solo Brahman y nada más.
(Sankara: Aparoksha Anubhuti, 45-46)
La filosofía de liberación advaita se sustenta en que el "Yo último" en cada individuo es Brahman.
Y no lo es por semejanza, sino porque Brahman es trascendente e inmanente a la vez.
Recurrimos a la definición del término "inmanente" del diccionario de la lengua castellana:
Inmanente:"Que es inherente a algún ser o va unido de un modo inseparable a su esencia, aunque racionalmente pueda distinguirse de ella".
El estudiante del advaita comprende que la Conciencia pura es su identidad última, despojada de los atributos aparentes resultado de la identificación con el cuerpo, los pensamientos, los recuerdos y el mundo que nos rodea.
Cuando confunde la apariencia de un "yo particular" sustancial y separado.
Pero, al desidentificarse con las formas aparentes y transitorias advierte que lo Absoluto (Brahman) o Conciencia Pura es su Fondo.
Sabe que no podrá conocer (como algo aparte de él) a Brahman.
Para "conocerlo" tendrá que SERLO o, más bien, tendrá que ser consciente de que ya es Brahman, pues es imposible estar separado de él, como el árbol no está separado de su raíz.
Los maestros advaita insisten en la inmanencia y en la trascendencia de Brahman: la Conciencia pura es la realidad última de todo lo existente y, a la vez, siempre es trascendente con respecto a cualquier contenido de conciencia o realidad objetiva particular.
Trascendente: "Que está más allá de los límites de cualquier conocimiento (objetivo) posible."
Así cobra sentido la afirmación de Shankara:
Yo soy el supremo Brahman omnisciente y omnipenetrante, pues penetradas por el intelecto, todas las cosas en todas las condiciones son siempre iluminadas por mí.
(Sankara: Upadesa Sahasri, 12-1)
Este es el núcleo clave que el estudiante debe comprender.
No existen dos realidades separadas: un yo individual separado deseoso de unirse con el Ser o Brahman.
No hay conexión o unificación posible porque ya se es Brahman.
Lo que sí hay que llevar a cabo es la completa realización de Brahman, la total absorción consciente en Él.
El estudiante, aún sabiéndose Brahman, debido a las inercias mentales sigue condicionado por su conciencia identificada con su falsa identidad.
Para llegar a la plena realización, la propuesta advaita no puede ser más secilla.
Basta con Ser, con instalarse en nuestro sentido de Ser, con instalarse en nuestro sentido de Ser (sabemos que somos), que en cada individuo se reconoce como "Yo Soy".
Instalarse significa ser conscientes del sentido "Yo Soy" puro, sin mezclarlo con los atributos con los que hemos revestido: "yo soy tal persona, yo soy así, yo soy esto o aquello."
Basta con tomar conciencia del sentido "Yo Soy" y de permanecer el mayor tiempo posible morando en él.
Poco a poco, la sensación de Ser se hará más honda.
Entonces comenzará a operarse una transformación profunda en nuestro interior.
A mayor profundidad, mayor comprensión y mayor paz interior.
La filosofía india nos dice que la naturaleza del Ser (el sentido de Ser puro o Conciencia Pura) es "Sat, chit, Ananda", que significa: Ser, Conciencia y Beatitud.
En la medida de la profundidad de la inmersión en el Ser, estas tres cualidades de la Esencia comienzan a manifestarse abiertamente en mayor o menor medida.
Para conocerse a sí mismo es necesario, en palabras de Nisargadatta, "dirigir la flecha de la atención hacia el interior en vez de hacia el mundo".
Y, por supuesto, descartar a través del discernimiento todo aquello que no sea realmente "Yo".
Insistamos ahora en que el sentido "Yo Soy" es Brahman inmanente y que, de la profundidad de la inmersión, depende nuestra menor o mayor realización.
Asimismo, en la medida que seamos más auto-conscientes nuestro grado de entendimiento, en general, se hará cada vez mayor.
Para esto (conocerse a sí mismo) mantenga firmemente en el foco de la conciencia la única pista que tiene: su certeza de ser.
Sea con ella, juegue con ella, medite sobre ella, cave profundamente en ella, hasta que la concha de la ignorancia se rompa y usted emerja en el reino de la Realidad.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 58)
Correctamente aprendido lo anterior, cobra mayor sentido la afirmación "Yo Soy Eso".
En esta frase, "Eso" es el Ser, el campo de Conciencia Infinito: Brahman.
Nada tengo que ganar ni que perder; no tengo alegría ni tengo pena.
¡Oh conocedor de lo Brahman!, así me hallo.
(El cantar de Ashtavakra, 12:4)
Los grandes maestros del advaita afirman haber rebasado la noción de Ser para alcanzar "Aquello que está más allá del Ser, de Brahman".
Parabrahman.
El "estado" que corresponde ese rebase es inefable.
Se le conoce como el cuarto estado o turiya y se define, paradójicamente, como "el estado sin estado".
SER
-.Hindu cosmos.-
-.¡Brahman es Todo! ¡Todo es Brahman!
SER
-.Sri Nisargadatta Maharaj.-
La memoria parece traer cosas al presente desde el pasado, pero todo lo que acontece, acontece sólo en el presente.
(Nisargadatta: Prefacio a Yo Soy Eso de Douwe Tiemersma)
Es sólo en el ahora atemporal donde los fenómenos se manifiestan.
Así pues, el tiempo y la causación no se aplican en realidad.
Yo soy antes del mundo, antes del cuerpo y de la mente.
Yo soy la esfera en la que ellos aparecen y desaparecen.
Yo soy la fuente de todos ellos, el poder universal por el que el mundo con su pasmosa diversidad deviene manifiesto.
(Nisargadatta, Prefacio a Yo Soy Eso de Douwe Tiemersma)
En este breve texto comprendemos cómo el término "presente" deviene del término "Presencia".
La Conciencia es Presencia lúcida en cada ser vivo, y esa Presencia, expresada como sentido puro de Ser -"Yo Soy"- es lo que confiere realidad a lo que sucede ahora.
Fuera del presente nada existe.
Sólo permanece el pasado en nuestra memoria o el futuro en nuestra mente como anticipación, pero siempre bajo el foco de la Presencia-presente.
Pasado y futuro, en último término, son una ilusión.
Ciertamente, la memoria de un acontecimiento no puede pasar por el acontecimiento mismo.
Tampoco lo puede su anticipación.
Hay algo excepcional, único, en el acontecimiento presente, que no tienen el acontecimiento pasado ni el venidero.
Hay en él una viveza, una actualidad; destaca como si estuviera iluminado.
En lo que acontece ahora hay el <<sello de la realidad>>, que el pasado y futuro no tienen.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap.3)
La Realidad sólo se puede dar en el presente y de que siempre es aquí y ahora.
Siempre es ahora en punto.
SER
SER
Nominalización del Ser
( La nominalización consiste en tomar un verbo y convertirlo en nombre.
En castellano, para ello, basta con anteponer el artículo al infinitivo: el ver, el oír,...)
No se puede alcanzar el Ser.
Si el Ser pudiese ser alcanzado querría decir que no está aquí y ahora y que tendría que obtenerse aún.
Lo que obtenga también se perderá.
Por lo tanto sería no-permanente.
No vale la pena tratar de alcanzar lo que no es permanente.
Así pues, digo que el Ser no se alcanza.
Usted es el Ser; usted ya es Eso.
(Ramana Maharshi: Se lo que eres, cap.1)
En castellano, para ello, basta con anteponer el artículo al infinitivo: el ver, el oír,...)
No se puede alcanzar el Ser.
Si el Ser pudiese ser alcanzado querría decir que no está aquí y ahora y que tendría que obtenerse aún.
Lo que obtenga también se perderá.
Por lo tanto sería no-permanente.
No vale la pena tratar de alcanzar lo que no es permanente.
Así pues, digo que el Ser no se alcanza.
Usted es el Ser; usted ya es Eso.
(Ramana Maharshi: Se lo que eres, cap.1)
El fracaso está garantizado si no se comprende, finalmente, que ser es un verbo: la acción de ser.
Sabemos que somos.
Y eso que nos hace sentir que somos es el propio Ser (el sentido de Ser).
El núcleo de la enseñanza advaita radica en tomar conciencia de que la ilusión de nuestra identidad separada, apoyada por un error lingüístico, nos ha hecho creer que el Ser es algo separado de nosotros cuando es nuestro sentido inmediato de ser, el que sostiene toda nuestra experiencia, y que en su expresión pura está desligado de todo atributo personal.
El buscador espiritual es una persona que anhela "conocer" el Ser y que, para lograrlo, vaga buscándolo por aquí, por allá y por acullá, cuando en realidad vive inmerso en Él (en el campo de Conciencia universal).
El buscador espiritual se encuentra en la misma circunstancia que aquel pececillo que, en las profundidades del océano, se acercó a un maestro-pez para preguntarle:
"¿Sabría decirme cómo se va al mar?".
El Señor no puede ser visto con la ayuda de los textos sagrados o del gurú.
El Ser sólo es visto por el Ser, con el intelecto puro.
(Yoga Vasishtha Sara, 1:12)
Como si de personas hipnotizadas se tratara, podemos pasarnos la vida leyendo afirmaciones como la anterior, o libros y más libros de maestros indiscutibles como Ramana Maharshi, quien no cesó de recalcar la unidad del Ser, mientras la obnubilación lingüística nos hace concebir el Ser como algo separado, aparte de nosotros, que es preciso alcanzar o conquistar.
Aquello que no es visto, aunque se halle dentro de nosotros, es llamado el Ser eterno e indestructible.
(Yoga Vasishtha Sara, 2:9)
El advaita nos invita a sentir nuestro Ser (nuestro sentido de ser) sabiendo que el Ser universal es la verdadera Comunión, la que no precisa de símbolos ni de rito alguno.
Cuando deviene firme la convicción de que todo es la Conciencia semejante al espacio (es decir, que todo lo permea), el jiva (la conciencia individual) llega a su fin como una lámpara sin aceite.
(Yoga Vasishtha Sara, 9:2)
Darse cuenta es Brahman; el mundo es Brahman; los diversos elementos son Brahman; yo soy Brahman; mi enemigo es Brahman; mis amigos y familiares son Brahman.
(Yoga Vasishtha Sara, 9:29)
Nisargadatta afirma sobre la Unidad del Ser:
El viejo Ser es su propio Ser.
El estado que surge repentinamente y sin causa no tiene ningún rastro de sí mismo; usted puede llamarlo <<dios>>.
Lo que es sin semilla y sin raíz, lo que no brota ni crece, ni florece ni fructifica, lo que viene al ser repentinamente y en plenitud de gloria, misteriosa y maravillosamente, usted puede llamar a eso <<dios>.
(Nisargadatta Maharaj: Yo Soy Eso, cap. 42)
Aquello que buscamos no puede estar más cerca de nosotros.
SER
-.Sri Nisargadatta Maharaj.-
Un solo cuerpo universal y un único autor
El universo entero es su cuerpo, toda vida es su vida.
Como en una ciudad iluminada, cuando se funde una bombilla, no afecta a la red, así tampoco la muerte de un cuerpo afecta al todo.
(Nisargadatta Maharaj: Yo Soy Eso, cap. 41)
La cita brinda otra metáfora recurrente entre los maestros advaita del siglo XX.
Miles o millones de bombillas están enchufadas a una red eléctrica.
Cada una ilumina pero, llegado cierto momento, se funde o se rompe y deja de brillar.
En la metáfora, la red eléctrica es el Ser y cada bombilla equivale al individuo, que con frecuencia cree ser él mismo la fuente de su luz cuando, en realidad. se limita a transformar la electricidad preexistente.
Finalmente, un día, la bombilla se apaga, pero la electricidad que es la Fuente de la luz de la bombilla permanece inalterada.
El maestro advaita dice: "Tú eres Eso", refiriéndose a la Conciencia una que, en la metáfora utilizada, repetimos. equivale a la red eléctrica.
En este contexto cobra pleno sentido el comienzo de la frase citada de Nisargadatta con la que se refiere al jnani (la persona realizada):
El universo entero es su cuerpo, toda vida es su vida.
Toma sentido, también, el concepto de hermandad universal, entendida como una realidad fundamentada no en motivos sentimentales sino ontológicos, en el Fondo común (Ser) de todo lo viviente.
Los grandes sabios de todos los tiempos no han hecho más que invitarnos a indagar en nuestro auto-conocimiento para que, invesgándonos, descubramos el arcano máximo: somos el Ser Supremo.
Se llega a este reconocimiento ejercitando nuestro discernimiento y morando consistentemente en nuestro sentido de Ser, que experimentamos como "Yo Soy" despojado de todo atributo.
Si vivenciamos conscientemente que el universo es nuestro cuerpo, a fuerza de sumergirnos en nuestro Ser descubriremos, también, que todos los seres son versiones de nosotros mismos, que, todos estamos enraizados en el mismo Ser.
Deje de imaginarse que usted es o que usted hace esto o aquello y la comprensión de que usted es la fuente y el corazón de todo amanecerá en usted.
Con esto vendrá un gran amor que no es elección o predilección, ni apego, sino un poder que hace a todas las cosas dignas de amor y amables.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 1)
SER
-.Bhagavan Sri Ramana Maharshi.-
SER
¿Qué significa Testigo?
Mero conocimiento.
Ha estado lloviendo y ahora la lluvia ha cesado.
Yo no me he mojado.
Sé que ha llovido, pero yo no soy afectado.
Sólo he sido testigo de la lluvia.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 13)
El conocimiento de Sí Mismo no es una pieza de propiedad que se ofrezca y que se acepte.
Es una dimensión completamente nueva, donde no hay nada que dar o tomar.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 38)
El sujeto consciente puede identificarse con los contenidos de conciencia y pasar, por tanto, de un estado de conciencia a otro en función de la naturaleza del contenido de los mismos, pero también puede establecerse como testigo neutral de los cambios que se producen en su campo de conciencia.
El primer paso consiste, en incrementar nuestro sentido de presencia (sabiéndonos el sujeto consciente), ya que éste es el modo de lograr una des-identificación con los contenidos mentales cambiantes.
Podremos así mudar de polo, dejar de confundirnos con los objetos y reconocemos como el eje central del Ser.
Cambiar de dirección la flecha de la atención desde lo observado al propio observador se logra fácilmente mediante la pregunta: "¿Quién está teniendo este conocimiento?" (de un objeto o estado físico o mental).
La pregunta suscita en nosotros una respuesta profunda, no pensada sino sentida: "Yo", y este sentido puro de identidad se convierte en la puerta hacia el Ser Universal.
Esta práctica de auto-indagación se denomina atma-vichara.
Con ella aprendemos a separar el "yo" del "mí", el sujeto puro de los objetos con los que nos confundimos: mis ideas, mis emociones, mi cuerpo, mis posesiones...
Esta práctica nos permite desasirnos de la identificación que nos ata al mundo físico y mental, sin apartarnos de él, sino estando máximamente presentes en él.
También nos permite comprender que la proyección de nuestra identidad (sujeto consciente) sobre los contenidos de conciencia genera sobreimposiciones que nos alejan de nuestro verdadero centro.
Esta creación, que es un mero juego de la conciencia, surge como la ilusión de una serpiente en una cuerda (cuando hay ignorancia), y llega a su fin cuando existe el conocimiento correcto.
(Yoga Vasistha Sara, 2:11)
La Conciencia de Ser se convierte en el verdadero conocimiento de Sí Mismo.
Experimentamos que somos el Ser y que todo está inmerso en el Ser.
El Ser brilla por sí mismo como el océano único de la Conciencia, carente de límites y agitado por las olas del pensamiento.
(Yoga Vasistha Sara, 10:13)
SER
-.Sri Nisargadatta Maharaj.-
SER
Este cuerpo no existía antes del nacimiento ni tampoco existirá después de la muerte; sólo dura un corto período de tiempo.
Sus cualidades son transitorias y su naturaleza es estar en continuo cambio.
Es una masa inerte compuesta y sujeta a diversas transformaciones; no es más que un objeto de los sentidos, igual que una jarra.
¿Cómo puede ser el cuerpo nuestro propio Ser, que es el único testigo permanente de todos los cambios de las cosas en los tres estados?
(Viveka Chudamani, 155)
El hecho de que en el acto de conocer olvidemos, paradójicamente, al sujeto consciente favorece que nos con-fundamos con lo percibido o conocido, sea el objeto de conocimiento físico, mental o emocional.
Por decirlo de otro modo, nos identificamos (es decir, ciframos nuestra identidad) en los contenidos de conciencia en vez de en el sujeto preceptor/consciente.
Cuanto mayor es nuestro apasionamiento, mayor es nuestra identificación con los contenidos de conciencia.
Esta situación tradicionalmente se describe como "olvido de Sí Mismo".
"Recordarse a Sí Mismo" equivale, por el contrario, a reconocernos como nuestra Fuente perceptiva, como el sujeto consciente más originario que toda sobreimposición.
Ignora que posee la capacidad de optar por una respuesta más sabia fundada en la capacidad de distanciarse de sus impulsos inmediatos.
Cómo está totalmente implicado en lo que ha sucedido y olvidado el sujeto consciente, no puede ser testigo neutral de lo que ocurre.
Si nos dejamos llevar por nuestros impulsos perdiendo la perspectiva propia del sujeto consciente, del observador de todo lo que sucede -sea de naturaleza física, mental o emocional-, nos encontramos a merced de nuestros automatismos y creencias sobreimpuestas.
Estas creencias nos hipnotizarán haciéndonos actuar como robots sin el concurso de la razón.
Un actor puede perderse interpretando un papel y olvidar quién es él realmente durante un tiempo.
Este ejemplo nos sirve para comprender que cuanto más conscientes seamos siempre de nosotros mismos, es decir, cuanto más presentes estemos en nuestro sentido "Yo soy", menos tendencia tendremos a olvidarnos de nosotros mismos e identificarnos con nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones, perdiéndonos en ellas como el actor en su personaje.
La posición de Testigo proviene de la fuente de la percepción, del sujeto consciente que deja de identificarse con los contenidos de conciencia; no es el resultado de un truco mental.
El sujeto consciente nunca cambia.
Sin embargo, el cuerpo, la mente y nuestro entorno siempre están sujetos a continuos cambios.
Desde el "Testigo" se pueden observar los cambios sin que haya identificación con ellos.
El primer paso de la desidentificación implica reconocer que no somos el cuerpo.
El cuerpo no tiene un "yo" .
Es el "Yo" en todo caso el que tiene un cuerpo, al que llama de hecho "mi cuerpo" porque es un objeto de conciencia, al igual que lo son los pensamientos y las emociones.
Al despertar, cuando la conciencia se vuelca al exterior tras el sueño, aparecen el cuerpo, los pensamientos, las emociones y el entorno.
Me conozco a mí mismo como yo soy en realidad.
Yo no soy el cuerpo ni la mente ni las facultades mentales.
Yo soy más allá de todo ello.
(Nisargadatta, Yo Soy Eso, cap. 64)
Desarrolle la actitud de testigo y encontrará en su propia experiencia que el desapego trae el control.
El estado de atestiguación está lleno de poder, no hay nada pasivo en él.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 41)
Desde lo alto de un puente podemos observar el paso del río que fluye.
Del mismo modo, desde el sujeto consciente podemos observar el curso de la mente, de las emociones y de los cambios objetivos sin identificarnos con ellos.
SER
-.Bhagavan Sri Ramana Maharshi.-
La tradición Vedanta reconoce cuatro estados de conciencia.
La vigilia, en el cual la conciencia está extrovertida y los sentidos están abiertos al mundo.
El sueño con ensueños, en el que la conciencia se pliega y permanece en conexión con la mente.
El sueño profundo o sueño sin ensueños, en el que no existe conocimiento alguno.
Y, por último, el llamado cuarto estado o Turiya, sólo saboreado por los grandes sabios; es inefable y se define, paradójicamente, como "estado sin estado".
Turiya es una suerte de sueño profundo lúcido, Conciencia pura sin objeto.
Fuera del Sí Mismo no hay nada.
Todo es uno y todo está contenido en <<yo soy>>.
En los estados de vigilia y de sueño es la persona.
En el sueño profundo y en turiya es el Sí Mismo.
Más allá de la alerta atención de turiya hay la gran paz silente de lo Supremo.
Pero de hecho todo es uno en esencia y relativo en apariencia.
En la ignorancia el veedor deviene lo visto y en la sabiduría es la visión.
¿Pero por qué interesarse en lo Supremo?
Conozca al conocedor y todo será conocido.
El cuarto estado (turiya) es un estado de presencia pura, de atestiguación desapegada, desapasionado y sin palabras.
Es como el espacio, inafectado por nada de lo que contiene.
Las perturbaciones corporales y mentales no le alcanzan -están fuera, <<ahí>>, mientras que el testigo es siempre <<aquí>>.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 31)
La tradición vedanta califica de ilusorio aquello que no existe en sí y por sí.
La existencia impermanente es, en este sentido, ilusoria, pues no tiene asiento en sí misma.
Sólo el Ser, siempre idético a Sí, simple, por lo tanto incorruptible, posee absoluta realidad.
La identificación con los objetos nos ciega, como la llama de una vela ciega al mosquito que es atraído por ella.
El olvido de Sí Mismo y la percepción errada de separatividad nos hacen vivir en lo que los hindúes llaman maya o ilusión -que es, por cierto, "la realidad" de los materialistas-.
El concepto vedántico de maya, ilusión, se aplica a lo manifestado.
Por lo tanto, nuestro conocimiento de lo manifestado no es fiable.
Pero debemos ser capaces de confiar en nuestro conocimiento de lo no manifestado.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 70)
Maya puede desvanecerse mediante la experiencia del puro Brahmán, el primero sin segundo, igual que se desecha la idea de la serpiente al poder distinguir que se trata de una cuerda.
(Viveka Chudamani, 110)
SER
-.Sri Nisargadatta Maharaj.-
Ciertamente es falso hablar de realización.
¿Qué se puede realizar?
Lo real siempre existe como es.
No estamos creando o logrando algo nuevo que no teníamos antes.
La ilustración que se muestra en los textos es la siguiente: Excavamos un pozo y hacemos un gran hoyo.
El espacio dentro del hoyo no ha sido creado por nosotros sino solamente hemos removido la tierra que llenaba dicho espacio.
El espacio estaba allí y sigue estando.
Similarmente, necesitamos simplemente descartar las samskaras (tendencias innatas y ciegas que están dentro de nosotros).
Cuando éstas hayan sido abandonadas, el Ser brillará por sí mismo.
(Ramana Maharshi: Se lo que eres, cap. 1)
La iluminación no es algo que ocurra a unos pocos.
Está en todos y en todo de modo subyacente, sólo que velada por una capa de creencias que se sobre imponen sobre el Ser.
Comentando las palabras de Ramana, admitimos que el espacio donde se cavó el hoyo era el mismo espacio con arena o sin arena.
Ya estaba ahí.
Remover la arena fue lo que permitió dejar el espacio vacío.
El Ser es Iluminación y, como el espacio, lo ocupa e interpenetra todo, de lo que se deduce que, si quitamos la arena, el espacio (Ser) se mostrará a las claras.
Si le preguntan qué hacer, qué prácticas adoptar, cuál modo de vida seguir, responda:
<<No haga nada, solo sea.
En el ser todo acontece naturalmente>>.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 49)
La iluminación no se puede alcanzar porque implica una dualidad inexistente: la de un "yo" ilusorio (constituido por sobreimposiciones) que busca unirse al "Yo" real.
La Iluminación, como tal, es una nominalización.
Por causa del lenguaje hemos convertido el acto consciente de Ser en un substantivo: "la iluminación".
La iluminación no puede ser un logro de un "falso yo" o "ego", ya que éste no es más que una superposición ilusoria sobre el verdadero Ser.
La iluminación no puede ser el producto de un esfuerzo.
No puede ser un producto porque, contrariamente, es el Sujeto último de todo.
Por tanto, nunca será algo producido: un efecto.
Más bien es Causa.
Primera Causa.
La realidad es que usted es ignorante de su estado de plena felicidad.
La ignorancia se sobrepone y hecha un velo sobre el Ser puro que es la plena felicidad.
Todo lo que uno hace está dirigido por la remoción del velo de la ignorancia que es únicamente el conocimiento falso.
Dicho movimiento falso es la falsa identificación del Ser con el cuerpo y la mente.
Esto debe desaparecer y entonces el Ser quedará solo.
Por lo tanto, la realización es para todos y no hay diferencia entre los aspirantes.
Los obstáculos son precisamente la duda de si uno se puede realizar y la noción "yo no me ha realizado".
Libérese también de estos obstáculos.
(Ramana Maharshi: Se lo que eres, cap. 2)
Oyente: ¿Cuánto tiempo tarda uno en llegar a mukti (liberación)?
Ramana: Mukti no se logra en el futuro.
Está siempre allí, aquí y ahora.
(Ramana Maharshi: Se lo que eres, cap. 2)
Nadie puede tener la experiencia de la iluminación.
Si hay experiencia es que hay experimentador y la iluminación implica la ausencia de un "yo" individual que tenga la experiencia.
Más que de iluminación tendríamos que hablar de auto-descubrimiento, es decir, levantar el velo que cubre nuestra verdadera identidad.
Ya han cesado los cuentos sobre las tres metas de la vida, la virtud, el placer y el dolor.
Ya han cesado los cuentos del yoga y la sabiduría para mí, que he encontrado el reposo en mi propio Yo.
(El Cantar de Ashtavakra, 19:8)
Nosotros creemos en muchas cosas solo de oídas.
Creemos en tierras y gentes remotas, en cielos e infiernos, en dioses y diosas, debido a que así se nos ha dicho.
Similarmente, también se nos han dicho cosas sobre nosotros mismos, nuestros padres, nombre, posición, deberes y demás.
Jamás nos tomamos la molestia de verificarlo.
La vía a la verdad pasa por la destrucción de lo falso.
Para destruir lo falso, debe cuestionar sus creencias más arraigadas.
De todas ellas, la idea de que usted es el cuerpo es la peor.
Con el cuerpo viene el mundo, con el mundo Dios, que se supone que ha creado el mundo, y así comienzan los temores, las religiones, las plegarias, los sacrificios, y toda suerte de sistemas, todos para proteger y sostener al hombre aniñado, asustado por los monstruos de su propia producción.
Dese cuenta de que lo que usted es no puede nacer ni morir, y una vez partido el temor todos los sufrimientos acaban.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 64)
No hay alguien que se ilumine.
La iluminación no puede ocurrir con esfuerzo, basta con descorrer la cortina para advertir que el Sol está y ha estado siempre brillando.
La iluminación es igual a des-cubrir lo que siempre "es" en nuestro interior.
SER
-.Bhagavan Sri Ramana Maharshi.-
Oyente: ¿Qué es la meditación y cuáles son sus usos?
Nisargadatta: Mientras sea un principiante, algunas meditaciones o plegarias formalizadas pueden ser buenas para usted.
Pero para un buscador de la realidad sólo hay una única meditación -el riguroso rechazo a identificarse con los pensamientos.
Ser libre de los pensamientos es ello mismo meditación.
Oyente: ¿Cómo se hace?
N: Usted comienza dejando que los pensamientos fluyan y observándolos.
La observación misma aquieta la mente hasta que se detiene enteramente.
Una vez que la mente está quieta, manténgala quieta.
No se aburra de la paz, sea en ella, profundice en ella.
Oyente: He oído sobre aferrarse a un único pensamiento para mantener apartados otros pensamientos.
¿Pero cómo mantener apartados todos los pensamientos?
La idea misma es también un pensamiento.
N: Experimente de nuevo, no se guíe por la experiencia pasada.
Observe sus pensamientos y obsérvese a usted mismo observando los pensamientos.
El estado de liberación de todos los pensamientos acontecerá repentinamente y usted lo reconocerá por su dicha.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 48)
Observar los pensamientos sin aferrarse a ellos y sin identificarse con ellos es el primer paso.
Posteriormente, el meditador, consolidado en la práctica, podrá tomar conciencia del observador de sus pensamientos.
Descubrirá esa instancia anterior a la mente que es el sujeto consciente o Conciencia que atestigua el cuerpo, la mente y el mundo.
En la práctica de la meditación lo importante es el hecho de llegar a des-cubrir de una forma del todo evidente al observador desapegado de los pensamientos, de manera que esta actitud puede ser trasladada a la vida cotidiana sin necesidad de retirarse a "meditar".
Es en todo momento cuando podemos tomar conciencia de nuestro Ser o sujeto consciente.
Una vez sabedores de quiénes somos, la persistencia en la actitud de Testigo se hace habitual y, por decirlo de algún modo, no es necesario ningún marco especial para ser conscientes de nosotros mismos.
Ramana Maharshi, dirigiéndose a una discípula, afirma respecto a la autoconciencia en la vida cotidiana:
No se necesita estudiar las escrituras para conocer el Ser; así como un hombre no necesita un espejo para reconocerse.
Todo conocimiento se tiene que dejar finalmente como el no-Ser.
Y las tareas del hogar y el cuidado de los niños no son necesariamente un obstáculo.
Si no puede hacer otra cosa, por lo menos continúe diciendo "yo, yo", a sí misma mentalmente, como se recomienda en "¿Quién soy yo?"...
Si uno incesantemente piensa "yo, yo", ese pensamiento le llevará a ese estado (Ser).
Continúe repitiendo no importa qué tareas esté realizando, si está sentada, de pie o caminando.
"Yo" es el nombre de Dios.
Es el primer y el mejor mantra.
Aún "Om" toma un segundo lugar.
(Ramana Maharshi: Se lo que eres, cap. 11)
Para la filosofí advaita, la meditación verdadera es la continua discriminación entre lo verdadero y lo falso.
Por falso se entiende, considerar lo que es fugaz, impermanente y objeto de conocimiento como la realidad última y definitiva.
Por verdadero, aquello que siempre es idéntico a sí mismo, el Sujeto consciente, el Ser, el sentido "Yo Soy".
<<"Yo soy">> es el Gran Recordador (mahamantra, gran mantra).
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 26)
Oyente: ¿Cuál es el propósito de la meditación?
Nisargadatta: Ver lo falso como lo falso es meditación.
Eso debe operar todo el tiempo.
Oyente: Se nos ha dicho que meditemos regularmente.
M: El ejercicio deliberado y diario de la discriminación entre lo verdadero y lo falso, y la renuncia a lo falso es meditación.
Hay muchos tipos de meditación con los que comenzar, pero todos ellos convergen finalmente en uno.
Oyente: Por favor, dígame qué senda hacia la realización de Sí Mismo es la más corta.
M: Ninguna vía es corta o larga, pero algunas personas tienen más seriedad u otras menos.
Yo puedo hablarle sobre mí mismo.
Yo era un hombre simple, pero confié en mi gurú.
Lo que él me dijo que hiciera, eso hice.
Me dijo que me concentrara sobre <<Yo soy>> -eso hice.
Me dijo que yo soy más allá de todo lo perceptible y concebible -yo le creí.
Le di mi corazón y mi alma, toda mi atención y todo mi tiempo libre (yo tenía que trabajar para mantener a mi familia).
Como resultado de la aplicación seria, realicé mi Sí mismo (swarupa) en tres años.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 16)
Del mismo modo que sobre un puente podemos observar el río sin ser arrastrados por su corriente, también podemos observar nuestra mente con distancia sin identificarnos con el flujo de pensamientos.
Podemos ser testigos de nuestra mente como podemos ser testigos del curso del río.
SER
-.Sri Nisargadatta Maharaj.-
Atma vichara
Usted es la mente o piensa que es la mente.
La mente sólo consiste en pensamientos.
Pero detrás de cada pensamiento en particular existe un pensamiento general que es el "yo", o sea, usted mismo.
Llamemos a éste "yo" el primer pensamiento.
Aférrese a este "pensamiento-yo" e indague sobre él para descubrir qué es.
Cuando esta pregunta lo tome a usted con fuerte interés, no podrá tener otros pensamientos.
(Ramana Maharshi: Se lo que eres, cap. 5)
Deseche todos los pensamientos excepto uno:
el pensamiento <<yo soy>>.
La mente se rebelará al comienzo, pero con paciencia y perseverancia cederá y se tranquilizará.
Una vez que esté tranquilo, las cosas comenzarán a acontecer espontáneamente y naturalmente, sin ninguna interferencia de su parte.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 8)
Contrariamente a las prácticas más corrientes del yoga, en las que las técnicas se cuentan por millares (cada escuela presume de tener unas especiales), el advaita carece de técnicas, a no ser que se considere técnica a la auto-indagación, que es un movimiento natural del Ser recordándose a sí mismo.
El consejo práctico que preconiza Nisargadatta no puede ser más sencillo:
<<Yo soy>>, usted lo sabe.
Sea con ello todo el tiempo que pueda permitirse, hasta que revierta a ello espontáneamente.
No hay ninguna vía más simple ni más fácil.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 5)
Ramana Maharshi incitaba a practicar de continuo el atma vichara, que consiste en preguntarse "¿quién soy Yo?"
La cuestión de la búsqueda, de este modo, queda reducida a vislumbrar "quién es el que busca", lo que explica la paradoja advaita que afirma que "el buscador es lo buscado".
Se trata de crear un círculo que remite siempre al "Yo", de manera que éste es sentido como el principio y final de todo lo existente.
El "pensamiento-yo" es como un espíritu que, aunque no es palpable, surge simultáneamente con el cuerpo, se desarrolla y desaparece con él.
La conciencia del cuerpo es el "yo" falso.
Deje esta conciencia del cuerpo.
Esto se logra al indagar sobre el origen del "yo".
El cuerpo no dice "yo soy"; es usted quien dice "yo soy el cuerpo".
Investigue quién es este "yo".
Al buscar su origen, desaparecerá.
(Ramana Maharshi: Se lo que eres, cap.5)
La pregunta "¿quién soy yo?" o "¿quién dice (piensa) esto?" no puede ser más fácil de hacer.
Su dificultad radica precisamente en su sencillez.
La mente suele interferir buscando todo tipo de pretextos para salir del sentido del "Yo", que es, justamente, aquello capaz de calmar la mente en un inicio para luego ahondar, a través de "Yo Soy", en el Ser Universal.
La mente se aquietará sólo a través de la indagación: "Quién soy yo".
El pensamiento "Quién soy yo" destruirá todos los otros pensamientos y éste mismo será destruido como la vara que se utiliza para remover la pira funeraria.
Si surgen otros pensamientos, uno debe preguntar, sin permitir que se extiendan, "¿a quién le surgen?".
Qué importa cuántos pensamientos surjan.
En el momento en que surge cada pensamiento, si uno pregunta ¿a quién le surgió?, se sabrá que fue "a mí".
Si uno continúa e indaga "quién soy yo", la mente retornará a su fuente (el Ser) y los pensamientos se aquietarán.
Al practicar repetidamente de esta manera, el poder de la mente para mantenerse en su fuente va incrementándose.
(Ramana Maharshi: Se lo que eres, cap. 5)
A primera vista, la filosofía advaita parece ardua.
Lo es, en la medida en que choca con el paradigma colectivo creado por individuos olvidados de sí mismos.
Cuando se profundiza en el advaita, en cambio, la impresión es que su dificultad radica en su sencillez, inadmisible para la mente acostumbrada a proyectarse sobre los contenidos de conciencia.
Como puede observarse con relativa facilidad, casi todos aquellos que se inician en la búsqueda espiritual conceden mayor valor a las técnicas en la medida en que son más complejas.
Parece que, cuanto más alambicadas sean, mayores provechos habrá de obtenerse con ellas.
No es difícil encontrar a personas consagrada durante años a realizar complejas respiraciones, contorsiones, ayunos, dietas, etc., con el fin de iluminarse un día, pero completamente olvidada de su mismidad.
Personas como éstas, si son invitadas a dejar de lado sus admirables prácticas para limitarse a preguntarse "¿quién soy yo?" y posteriormente morar en el sentido "Yo" suscitado por la respuesta, pensarán que se están burlando de ellas ya que una práctica tan simple no podrá ser -desde su paradigma- más que un modesto y quizás aburrido pasatiempo.
Sin embargo, quién busca entretenimientos y logros es el "falso yo".
"Yo real" goza de sí mismo en la serenidad.
Oyente: Si trato de llevar a cabo la indagación "quién soy yo", me duermo.
¿Qué debo hacer?
Ramana: Continúe la indagación durante todo el tiempo que está despierto.
Eso será suficiente.
Si lleva a cabo la indagación hasta que se duerma, continuará aún durante el sueño.
Vuelva a la indagación tan pronto despierte.
(Ramana Maharshi: Se lo que eres, cap. 5)
SER
-.Bhagavan Sri Ramana Maharshi.-
Neti, Neti
Si se tiene la firme convicción "Soy el Ser Supremo" nos liberamos; caso contrario, permanecemos esclavizados.
Tras eliminar todo como "esto, no", "esto, no", el Ser Supremo que no puede ser eliminado permanece.
Piensa "yo soy Eso", y sé feliz.
Sabe siempre que el Ser es Brahman, uno y total.
¿Cómo puede aquello que es indivisible ser dividido en "yo soy el meditador" y "lo otro es el objeto de meditación"?
(Yoga Vasishtha Sara, 10:22-23-24)
"Neti-neti" significa, en sánscrito "esto no, aquello no".
Es la vía negativa de auto-indagación del advaita frente a la afirmación positiva "Yo Soy Eso".
Neti-neti se emplea para negar la atribución a la realidad absoluta de todo cuanto se encuentra sometido al tiempo, de todo lo que tiene forma y nombre.
Si discriminamos correctamente sobre "qué es el cuerpo" llegaremos a la conclusión de que es objeto de conocimiento por parte de nuestra Conciencia-Testigo.
Para los maestros advaita, el primer paso del auto-conocimiento consiste en deshacerse de la idea "yo soy el cuerpo".
El cuerpo está sujeto a permanentes cambios y es objeto de conciencia: lo podemos conocer y experimentar.
Decimos del cuerpo que es "nuestro", "mi cuerpo".
Pero practiquemos atma vichara: ¿Quién dice "mi cuerpo"?
¡Yo!.
Este "yo" es el sujeto último, pues si yo pregunto ¿quién dice Yo?
La respuesta vuelve a ser "Yo".
Si sobreimponemos el cuerpo como principio de identidad nos aferramos a él creyendo que es la fuente del Yo (de hecho estamos acostumbrados a emplear el "yo" para responder de nuestros atributos personales).
Pero si perdiésemos las extremidades nuestra conciencia corporal cambiaría, más el sentido "Yo" seguiría intacto.
Lo mismo sucedería con la pérdida de otras partes del cuerpo.
Frente a estas evidencias, descartamos el cuerpo como una realidad sustancial afirmando: "neti, neti", "esto no, esto no", no podemos confundir nuestro "Yo real" con el cuerpo que está destinado a mutar, a degenerar y a desaparecer.
Si pensamos en todos los conceptos que hemos acumulado, en nuestra filosofía de vida, en la suma de experiencias que se alojan en nuestra memoria, en nuestras creencias religiosas o político-sociales, podemos advertir de que siempre se están produciendo cambios en ellas.
Las experiencias a lo largo de la vida hacen que modifiquemos nuestros conceptos e ideas, que introduzcamos nuevas creencias al hilo de acontecimientos nuevos.
Estamos expuestos a sufrir cambios drásticos como consecuencia de una crisis de valores o espiritual que eche abajo creencias que creíamos inamovibles.
Alguien que creíamos un aliado y un gran amigo puede convertirse, en un determinado momento, en una persona insidiosa en nuestra vida.
Al contrario, una persona que permanecía en la sombra, inexplicablemente, puede llegar a tener un lugar preponderante y positivo.
Esta es la realidad de la mente siempre cambiante.
Podemos llamarla nuestra mente, "mi mente", pero "¿quién dice mi mente?"
La respuesta, obviamente, vuelve a ser "Yo".
La mente está formada por contenidos de conciencia.
El "Yo" me dice "mi mente" es Testigo de esos contenidos, sensibles o mentales.
Por lo tanto, a nuestra mente tendremos que aplicarle el "neti-neti".
Nuestro entorno también está en permanente cambio, si bien contiene un sustrato que lo hace reconocible en un determinado lapso de tiempo.
Pero todo está en cambio.
Podemos pensar que nuestra casa es parte de nosotros ("mi casa") o nuestra ciudad o país ("mi ciudad, mi país"), pero si nos preguntamos: ¿quién dice "mi casa", "mi pueblo", "mi país"?
La respuesta será "Yo".
Todo lo que sentimos como "mi" está sujeto a cambio y, a pesar de que hayamos proyectado nuestra identidad sobre aquello que sentimos como propio (mío), estará en continua modificación y tarde o temprano desaparecerá.
No así la conciencia "Yo Soy", que es Testigo de todo lo que está en permanente cambio.
Discriminando de continuo mediante "neti-neti" finalmente queda la "substancia" (del latín: lo que sub-yace) o esencia (Ser) de Todo, es decir, lo que es indivisible e indestructible: el Ser Único, que se manifiesta en nosotros como "Yo Soy".
El discernimiento continúo "neti-neti" es la más elevada purificación posible.
Purificar es quitar lo que está asociado a algo que no constituye su esencia.
El diccionario lo define de este modo:
Purificar:
Quitar de algo lo que le es extraño, dejándolo en el ser y perfección que debe tener según su calidad.
Naturalmente, el diccionario se refiere a objetos relativos, pero la definición aplicada al ser humano deja claro que su calidad de Fondo es Ser.
Para la filosofía advaita, la purificación consiste en discernir correctamente lo que no es de lo que Es.
El Ser, en nosotros, es un valor absoluto.
No está sujeto a muda porque no está compuesto, es indivisible y, como es espacio, es infinito e inquebrantable.
Se encuentra, por tanto, fuera de los efectos del tiempo.
SER
-.Sri Nisargadatta Maharaj.-
-.Sri Nisargadatta Maharaj con Sri Ramesh S. Balsekar
Maestro y Discípulo.-
SER
Todas estas teorías son maneras de juntar palabras.
Algunas favorecen a una manera, otros favorecen a otra.
Las teorías no son ni acertadas ni erróneas.
Son intentos de explicar lo inexplicable.
No es la teoría lo que importa, sino la manera en que se la pone a prueba.
Es la prueba de la teoría lo que la hace fructífera.
Experimente con cualquier teoría que sea de su agrado -si usted es verdaderamente serio y honesto, el logro de la realidad será suyo.
Como un ser vivo usted está atrapado en una insostenible y penosa situación y está buscando una salida.
Se le están ofreciendo varios planos de su prisión, ninguno de ellos completamente verídico.
Todos ellos son de algún valor pero sólo si usted es.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 30)
Resulta obvio que quien se compromete a vivir asentado en su Ser no habrá de distraerse llevando una vida desordenada.
Obvio es también que quien piensa que todos los seres están inmersos en único Ser, no puede ser capaz de denigrar a su prójimo, ni de maltratar animales, ni de abusar de la naturaleza considerándola un surtidor infinito de bienes para su provecho personal.
La seriedad necesaria en la práctica del auto-conocimiento -condición indispensable para Nisargadatta- no significa severidad, sino compromiso con la realización del Ser, lo que conlleva, en el caso del advaita, atención habitual al sujeto consciente.
Esta atención sin embargo, puede verse empañada durante el desempeño de trabajos que requieren una extrema absorción en los objetos.
Pero el día tiene muchas horas y, si sabemos aprovecharlas, siempre encontraremos espacios reservados para el recuerdo de Sí Mismo.
Son importantes todas aquellas actividades que, lejos de aturdir la mente con sucesos vertiginosos, nos ayudan a remansarla, porque sólo en una mente calmada puede darse la verdadera lucidez.
Si tenemos el hábito de protestar por todo lo que sucede en nuestro mundo nunca podremos ser plenamente conscientes de nosotros mismos.
Podemos ser críticos, pero sin perder la calma y la comprensión de la naturaleza dual del mundo objetivo, con sus eternos claros y oscuros, días y noches y veranos e inviernos.
Nos conviene comprender y asumir que el Fondo subyacente del drama cósmico es el Eterno Ser que es Conciencia y Bienaventuranza (Sat, Chit, Ananda).
Llevando una vida sosegada, podremos con mayor facilidad ser conscientes de nuestro "pensamiento-yo" (que mencionaba Ramana) o del sentido "Yo Soy" (como mencionaba Nisargadatta).
El advaita requiere un cambio de paradigma, lo que no es fácil de llevar a cabo pues es contrario a la lógica colectiva imperante.
Es posible que, inesperadamente, un día se dé en nosotros un vuelco en nuestro modo de ser y de pensar.
El cambio será veloz pero, no lo olvidemos, se habrá dado como consecuencia de la maduración que tiene lugar con el hábito de morar conscientemente en el Ser.
El advaita siempre ha sido muy minoritario; no puede ser de otro modo.
Su estudio requiere personas maduras.
Quien esté sediento de experiencias mundanas, de trepidaciones y aventuras debe seguir sus impulsos hasta agotarlos y dejar de lado esta filosofía quizá para más adelante.
De lo contrario, terminará por asociar el advaita a una cárcel cuando, contrariamente, contiene los planos necesarios para escapar de la cárcel de los espejismos de la conciencia.
Sí puede ser muy provechoso el advaita para las personas que, dicho en el lenguaje coloquial, "están de vuelta", que no se encandilan en exceso con los entretenimientos que complacen a la mayoría de las personas; sobretodo será un bálsamo para quienes, teniendo un fuerte impulso trascendente, están cansados de la fenomenología propia de las religiones, de sus creencias, mitos y ritos, y de su tendencia a la vivencia vicaria.
SER
-.Bhagavan Sri Ramana Maharshi.-
Cuando experimentamos el Ser, que es el hecho de ser sentido en primera persona como "Yo Soy", y lo sentimos sin luego añadir ningún calificativo a esa sensación, somos, entonces, ya, El Ser.
Nos hemos hecho uno con Él y, por lo tanto, hemos llegado al final de una búsqueda.
Toda búsqueda es la búsqueda del Ser.
No hay otra, aunque digamos simbólicamente que buscamos el Santo Grial o la Piedra Filosofal.
El Ser buscó al Ser, se buscó a Sí Mismo.
Primero hizo peregrinaciones a lugares santos; finalmente, cansado de vagar de peregrinación en peregrinación se detuvo, se giró del exterior al interior para sentir el verdadero lugar santo de peregrinación: el centro que se encuentra en el corazón de cada peregrino.
Al sentir el Ser sin sobreimponerle atributo alguno y conscientes de lo que ello significa, hemos hecho el final de un largo viaje en el que, paradójicamente, para encontrar lo buscado no había que hacer ningún viaje.
Una vez conscientes de esta feliz realidad, no queda más que zambullirse en la sensación "Yo soy" lo más habitualmente posible.
Ahora bien: cuidado con las palabras.
No podemos decir que hemos encontrado el Ser, porque somos Él.
El Ser no se encuentra a Sí Mismo.
Más bien sucede que, lo que creíamos que era el yo buscando, se ha convertido en el verdadero Yo siendo.
Sentir "Yo Soy", y nada más, es lo más básico que podemos hacer.
Lo más básico; también lo más abisal...¡y lo más íntimo!
Al sentir el Ser hemos llegado a la ribera del Yo Supremo.
Si anteriormente no habíamos sido conscientes de Él fue porque habíamos trasladado el sentimiento de ser a un espacio mental donde "ser" fue pensado como "algo" fuera de nosotros (el Ser nominalizado, substantivado, separado).
Por eso nos parecía difícil llegar hasta Él.
Y desde nuestra posición realmente era más que ímprobo porque habíamos ubicado el "yo" fuera de sí mismo.
Parecíamos un perro que intentaba morderse la cola girando sobre sí.
¡Así sí que es imposible alcanzarse a sí mismo!
En resumen: en puridad, debemos aceptar, tras investigar a fondo, que hay un único Sí Mismo, el Yo Original que es la fuente de todo lo percibido.
Los reflejos de este Yo brillan en la mente y en el cuerpo haciéndonos creer que son un yo verdadero.
Este yo reflejado, busca al verdadero Yo en un empeño imposible.
No hay tal dualidad.
No había más que sentir el Ser como Yo Soy y sin añadirle el menor calificativo.
Los grandes maestros nos aseguran que, tras permanecer largo tiempo en el sentimiento de Ser sin atributos, finalmente nos sentimos absorbidos totalmente por él.
Este es el punto final.
Aunque no seamos "maestros realizados", podemos dar fe de lo siguiente: desde el sentido "Yo Soy" comienzan a sucederse grandes transformaciones en la esfera psicológica.
Al dejar de ubicar la fuente del "yo" en le mente y el cuerpo, automáticamente brota la observación desapegada de uno mismo y del mundo; un descondicionamiento; una des-identificación con nuestros agregados.
Desde esa posición no hay que reformar la mente desde la mente.
Desde el sentimiento "Yo Soy" surge espontáneamente el orden correcto.
También la visión clara de nuestros errores psicológicos, que ahora comprendemos que eran debidos a una perspectiva inadecuada de la realidad.
(Éramos un "yo" aislado en un mundo "fuera de nosotros.)
Desde la perspectiva de Ser sin atributos surge la inspiración, la visión directa sin prejuicios, no filtrada por los clichés y las creencias, sean religiosas o de cualquier otra índole; una respuesta que se encuentra má allá de los códigos morales preestablecidos o de las ideologías estereotipadas.
Desde esa perspectiva advertimos la singularidad de cada parte que compone el Todo al mismo tiempo que percibimos su enraizamiento en un único Ser.
Desde el verdadero centro, el Ser, que es por definición "Conciencia", no podemos dejar de obrar siempre "en conciencia", es decir, en función de lo que nuestro "Íntimo corazón nos dista en cada momento.
Desde el sentimiento de Ser, que es la Presencia en nosotros, surge un suave afecto hacia todos ya que estamos iluminados por la misma Presencia.
Sentir el Ser es tan fácil como oler una flor
SER
-.Sri Nisargadatta Maharaj.-
-.desde el Silencio del Momento Presente:
OM SHANTI SHANTI SHANTI