Doctora en filosofía por la Universidad Complutense de Madrid, en 1981 le otorgó el título de doctora cum laude en Filosofía por su tesis Conocimiento y Realidad.
Especialista en filosofía advaita (no-dual) de la India.
SER
-.extracto de:
SÉ UNA LUZ
INVESTIGACIONES SOBRE EL SER Y EL CONOCER
Editorial Dilema 2008. Madrid.
info@editorialdilema.com
I.S.B.N.: 84-96079-05-8
SER
=.Sólo es posible la ayuda a quien ya siente los síntomas del próximo alumbramiento de la verdad.
Para ellos son estas reflexiones, para ellos la expresión racional de la evidencia nacida en lo íntimo de la conciencia.
¡Que este libro llegue a cuantos están ya <<embarazados>> de la luz interior!
Que la lectura de estas páginas les acompañe en esta magna tarea: el reconocimiento del resplandor de la luz que somos a todos los niveles existenciales.=
-.Consuelo Martín.-
de la Introducción:
El mismo que investiga, es a la vez el objeto de estas investigaciones.
No puede ser de otra manera si es la conciencia la que queremos iluminar.
La palabra investigación se emplea aquí con un sentido muy definido: Es la apertura a la intuición verdadera, y a la contemplación de lo real.
Los métodos siempre llevan a alguna parte y no queremos ir a lugar alguno.
Sólo ser luz.
Investigar por amor a la verdad, para serla.
Investigaremos sobre la realidad, desde nuestro mismo vivir.
Desde el vivir la realidad que conocemos y la realidad que somos.
¿Qué será entonces la Verdad?
Será lo verdadero como estado de ser, o mejor como puro ser.
Esta es la vocación de la sabiduría, la que tienen todos los amantes de la verdad.
¿Habrá alguien que no lo sea?
Y desde ese innumerable número de amantes, es la verdad la que se busca a sí misma.
Ser sabio no es saber muchas cosas, es aprender a vivir en cada instante, siempre nuevo, desde lo desconocido.
Y eso sólo es posible si puedo descubrir esa luz que está en mí iluminándolo todo.
Ser sabio es no saber nada y saber todo simultáneamente desde la luz.
SER
-.extracto de:
INVESTIGACIÓN - I
=.LA REALIDAD QUE SOY.=
La realidad no se puede estudiar, la realidad no se puede conocer.
Podemos conocer algo, no podemos conocer la totalidad.
La realidad se es, somos la realidad.
Seguramente no nos damos cuenta de hasta que punto, cuando somos conscientes está la conciencia ahí, de una manera que nos sobrepasa, que sobrepasa los límites de lo que creíamos ser.
Estamos aquí y ahora, atentos a lo que aparezca.
¿Qué es esa conciencia lúcida que ve, la que trasciende las limitaciones de nuestro cuerpo, nuestra situación en el espacio, nuestros recuerdos, nuestro nombre, el día de la semana que es hoy, la que trasciende todo lo que está encerrado en el ámbito del pensamiento?
Si lo miramos bien, porque si se entiende como una idea no tiene valor alguno, si observamos lo que significa, si lo vemos, no nos preguntamos por la realidad.
Estamos ya inmersos en ella, la somos por todas partes, desde todos los lugares.
Es algo increíble para el pensamiento.
<<Somos aquello que es>>.
Los filósofos advaita de la India han dicho: <<Tú no eres esto, ni esto, ni esto, tú eres Aquello>>, lo que no aparece pero es y fundamenta todo lo que aparece.
Hemos oído hablar de ello a la religiones.
Oímos que Dios está detrás de toda existencia, que Dios es el creador, que todo aparece porque Dios está detrás dándole existencia, que está en todas partes.
Las religiones lo han dicho, han expresado una idea basada en la vivencia de algunos seres humanos que tomaron conciencia de la realidad totalizadora de la única manera que es posible, siéndola.
Luego las religiones han analizado las palabras, las han interpretado y han formado una ideología para que las personas tuvieran una guía hacia la realidad.
Pero han vuelto a caer en un conjunto de símbolos, de representaciones mentales.
Se han dado unas doctrinas inventadas por el pensamiento.
Algunas mejor estudiadas que otras, más coherentes, más racionales, pero siempre creadas por el pensamiento, no nuevas.
SER
SER
=.LA VÍA DIRECTA DE LA INTELIGENCIA.=
Solamente la vivencia directa tiene esa extraordinaria sencillez que posee lo nuevo.
En el momento en que cae en el ámbito de las representaciones, ninguna experiencia es real, sólo es un símbolo de lo real.
Dios ha sido eso, un símbolo de la realidad.
La investigación fundamental consiste en darme cuenta de que no hay nada que investigar porque yo mismo soy el que investiga, y lo investigado, soy el camino, soy la investigación misma.
Aquello que observa soy yo mismo y lo que estoy observando soy también yo mismo.
La realidad cabe toda en una chispa de conciencia, en un estado de lucidez.
¿Podríamos acercarnos a esta extraña investigación de alguna manera?
No nos llevará como puede parecer, a no hacer nada, a la pasividad.
Por el contrario, una energía enorme la mueve.
Ser más conscientes de esta vía es realizarnos más.
Al ser más conscientes somos más reales.
La única vía es la lucidez.
Cuando me doy cuenta de que la realidad no se conoce, de que la realidad se es, mi mente se queda asombrada y ese asombro la lleva a un estado de contemplación, la deja inmóvil para los caminos trillados, la deja inmóvil para las especulaciones utilitarias, para conseguir esto o aquello.
La lucidez que descubre lo real, es de tal naturaleza que acaba con las interrogaciones que el ser humano se plantea a partir del pensamiento.
Acabar con esas interrogaciones es acabar con las dudas en la acción, con las emociones negativas, con la angustia, con la desesperación.
Tiene enormes consecuencias.
No creamos que en estas reflexiones nos dedicamos a un entretenimiento para ratos libres, no es tampoco un trabajo que hacemos para conseguir algo, ni es un fragmento, como el profesional, en la vida.
En esta investigación estamos completamente involucrados.
La verdadera filosofía, el amor a la sabiduría tiene la peculiaridad de absorber totalmente nuestra vida, porque cada instante es precioso para darme cuenta de lo que es aquí y ahora y cada instante es único para ver que puedo escapar por la vía del pensamiento alienándome con especulaciones lógicas, que puedo quedarme en el campo emocional sin salida, encerrado en sentimientos y presentimientos inexpresables, o simplemente dejar el péndulo en equilibrio, sin correr ni hacia fuera ni hacia dentro, lúcidamente quieto.
Cada instante de mi existencia es una oportunidad extraordinaria para ver este punto en el que mi conciencia coincide con la conciencia total, para darme cuenta de que soy la conciencia total.
Esto es difícil de expresar y aún más difícil de creer, casi imposible.
El pensamiento no lo puede aceptar.
Afortunadamente no es necesario creerlo ni aceptarlo.
Lo único que tiene valor es descubrirlo.
Si lo descubrimos hemos hecho algo extraordinario y nuestra vida será transformada por ese descubrimiento.
Si no se descubre, se siguen proyectando con el pensamiento los anhelos de plenitud que el ser humano guarda en su interior.
SER
SER
=.SÓLO LUCIDEZ.=
Iremos siempre hacia la lucidez, no vamos a otro lugar, nos encaminaremos a descubrir lo que realmente somos y lo que es.
Todo lo que se despliega ante nuestra conciencia asombrada nos empuja hacia allí.
Siempre vamos en esa dirección.
Podemos estar más o menos tiempo dormidos, en sueños emocionales, o en sueños lógicos.
Realmente el tiempo es también invención del pensamiento.
A la realidad no le afecta el tiempo que creamos estar fuera de ella.
Lo real permanece ahí, si en un instante descubro que la realidad es lo que está creando constantemente, a través de mi conciencia, situaciones y universos.
La realidad es lo que los seres humanos han adorado, fuera de ellos mismos, como el Creador.
La realidad es lo que hemos amado en otro ser humano, es aquello de lo que me enamoro, es aquello a lo que rezo, aquello en lo que confío.
Sin embargo, la realidad no es algo separado de mí.
Hablamos de un camino aparentemente frío, la lucidez.
Pero fijémonos en que la lucidez está entretejiendo todas las cosas.
Todo está hecho de esa lucidez.
Y la lucidez se expresa en lo que más apreciamos, en el amor.
El amor nos lleva a la unidad sin darnos cuenta.
Nos hace ver que las cosas no son lo que parecen cuando las pensamos.
El amor, cuando es lúcido, abre la posibilidad de ampliar nuestra conciencia y de descubrirnos más allá de nuestros límites.
SER
SER
=.UNA NUEVA DIMENSIÓN.=
En cualquier momento que lo intentemos, es posible un verdadero descubrimiento.
La verdad siempre está presente como base de toda vivencia.
Su captación no requiere disciplinas especiales ni erudición.
Es un hecho natural que conduce a ella sin intermediarios.
Es algo inmediato.
Es pura conciencia.
La necesidad de ver abre el camino, por sí misma.
La conciencia del ser humano es a la vez el sujeto que investiga, el método de la investigación y la cosa investigada.
<<Yo soy el camino, la verdad y la vida>> decía Jesús expresando esto.
En la zona racional donde nos hemos confinado por distracción, estamos encerrados, y nuestra vida resulta frustrante.
Si creemos que sólo existe ese lugar en la conciencia, los conflictos llegan a ser muy fuertes, y son tan frecuentes las complicaciones del pensamiento distorsionado por las emociones, que muchos cerebros no pueden investigar.
Pero aquellos que son llamados desde dentro por la necesidad de luz, de claridad y de plenitud, inevitablemente se abren a una nueva dimensión.
Es una dimensión que comienza por la visión inmediata de la unidad en una expansión de conciencia.
El ser humano anclado en los condicionamientos del pasado, no puede ver directamente.
Repite lo que ha oído.
Quien está encerrado en sus pensamientos no ve las cosas tal como son, necesita hacer un esfuerzo, comparar, clasificar, calcular y defenderse de lo que no comprende.
Cuando se produce el nacimiento de lo nuevo, la guía es interior, la lucidez inmediata a la conciencia dirige la vida.
SER
SER
=.LAS CRISIS ANTE LO NUEVO.=
Los mundos, proyectados por la conciencia, son creaciones primero de la mente total, la mente divina, y después a través de nuestras interpretaciones y creencias, también de nuestra mente.
Las limitaciones psicológicas, teorías y consignas personales que funcionan como bloqueos, van creando un mundo de prejuicios aceptados, el mundo formado por la mente representativa.
¿Por cuánto tiempo este mundo en el que me he condenado a vivir, seguirá siendo mi realidad?
En el camino de descubrir la verdad, pasamos por crisis cuando seguimos dando realidad a los viejos prejuicios, a la manera habitual de pensar.
Mientras la intuición se va abriendo a lo nuevo imperceptiblemente.
Cuando un ser humano empieza a ver de un modo diferente, cuando comienza a sospechar que la realidad no es tal como la venía concibiendo, se pone de manifiesto la contradicción.
Los momentos de visión clara contradicen a las ocasiones en que se regresa a los hábitos pasados.
La crisis aquí se intensifican para no permitir la permanencia en lo que está muerto.
La necesidad de verdad es cada vez más imperiosa, hasta que en la lucidez de la conciencia una, se vivencia la evidencia absoluta.
Es un momento importante aquel en que despunta la intuición de la verdad.
Es ahí donde tomamos la decisión adecuada que desemboca en la dimensión verdadera de la conciencia una, o por el contrario pasamos el tiempo distraídos, dando vueltas en la mente condicionada, hasta casi perder la fuerza vital.
Pero las crisis no permanecen siempre, son preámbulo de una ampliación de conciencia.
Tendríamos que alegrarnos cuando, mediante la crisis, nos encontramos en la puerta de una dimensión nueva del conocer.
Es en mi manera de ver donde se entabla la batalla que desembocará en victoria en algún momento atemporal.
No cambiaré ninguna realidad, descubriré que la realidad es otra.
Si aún lucho por ver desde la verdad, tengo que alegrarme, significa que estoy vivo, que puedo abrirme a lo que es, en esa belleza y armonía total de la vida.
La verdad está empujando desde dentro, a veces duele y ese dolor me despierta de tantas ilusiones en las que me había entretenido.
No puedo ya quedarme dormido, inerte, como si estuviera muerto.
La vida está ahí y llenará todos mis vacíos.
Es una gracia, un regalo de la vida inteligente, el que en un instante pueda ver directamente y entre en el ámbito sagrado de lo nuevo.
Lo que está por descubrir es increíble para el viejo modo de pensar, es insospechado para la mente lógica.
Todo ese maremágnum de cosas sin comprender, esa experiencia pasada, que hemos llevado como un fardo a la espalda durante tanto tiempo, se ha mantenido por miedo.
Creíamos que no teníamos luz suficiente para aclarar tanta confusión, y nos asustaban las sombras que adivinábamos tras de cada acto.
Preferimos entonces seguir un camino imaginario, hecho de imágenes, las que hacemos y las que hacen los otros, antes de enfrentarnos con lo que es.
Pero al descubrir la obra de la conciencia única despertamos a una vida nueva.
SER
SER
=.EL CONOCIMIENTO INMEDIATO.=
Hay que distinguir el conocimiento propio del conocimiento que tenemos acerca de las cosas, los conocimientos sensoriales, técnicos, teóricos, etc.
Conocernos a nosotros mismos requiere una actitud completamente diferente a la que estamos habituados para adquirir las otras clases de conocimientos.
Tenemos que usar una zona distinta de nuestra conciencia para ello, por eso es útil ante todo que veamos claro en qué consiste este conocimiento al que estamos llamando conocimiento propio.
Para vernos a nosotros mismos, la visión tiene que ser directa.
No se trata de un conocimiento analítico o psicoanalítico, no es estudiar una teoría y aplicarla a sí mismo o a otros, para luego sacar unas consecuencias.
Si alguna persona interpreta los síntomas de nuestra conducta y nos dice cuáles son las causas de nuestro conflicto, incluso si nosotros mismos las interpretamos, de ahí sólo derivará una conclusión dependiente de las teorías de interpretación; pero esto no es conocimiento propio porque no hay visión directa.
En el conocimiento directo, una zona de nuestra conciencia que empieza a despertar mira con discernimiento.
Lo que habitualmente creemos es conocimiento de nosotros mismos, saber que tengo ciertos defectos y ciertas cualidades, orgullo, pereza, sinceridad, cualquiera de las clasificaciones que solemos hacer de nosotros y de los demás, nada tienen que ver con el asunto que aquí tratamos.
Todo ello forma parte de una idea convencional de nosotros mismos, un camino cerrado que no nos llevará a discernir nada acerca de lo esencial.
El conocimiento propio es el camino del autodiscernimiento.
Para discernir tenemos que comenzar por el vacío, aceptar que no sabemos lo que vamos a encontrar porque el que ya sabe lo que va a encontrar no puede ver nada.
El trabajo en esta dirección requiere una premisa previa, sin la cual no es posible: hay que ir con las manos vacías, vacías de todo lo que nos han enseñado, todo lo que hemos oído de la tradición religiosa o cultural; vacíos además de lo que los otros piensan de nosotros y de lo que nosotros pensamos que somos.
A partir de esta nada puedo empezar a discernir lo que realmente soy.
SER
SER
=.LA VISIÓN DE TOTALIDAD.=
Muchas veces oímos un malentendido que surge cuando algunas personas se enfrentan por primera vez con el conocimiento propio.
Suelen pensar que si se dedican a estudiarse a sí mismos, a analizarse, se van a hacer egocéntricas.
Esto es una manera equivocada de entender en qué consiste el conocerse.
Conocerme, no es un fin en sí mismo, es un medio, algo previo para poder ver sin subjetivismo, para poder ir más allá de mi ego condicionado.
Porque si no me veo a mí mismo, estoy viendo a través de mí.
Estoy viendo a través de un instrumento que no conozco, con todas las limitaciones y deformaciones que ese instrumento acarree.
Y es precisamente así como surge el egocentrismo, por incomprensión, por no conocerme a mí mismo.
Porque los problemas inconscientes, lo que tengo aún sin resolver, los proyecto en los demás.
Y lo hago para defender mi insignificante persona, algo que no sé lo que es.
Conforme voy comprendiéndome, voy comprendiendo simultáneamente a los demás porque encuentro la humanidad total en mí.
Sin esfuerzo, como consecuencia de la visión verdadera de mí mismo y los demás, se produce el sentimiento verdadero, el amor.
Por eso no hay que tratar de ser mejor con voluntad, ni hacer buenas obras para demostrar que amamos a las personas.
Cuando vamos por el camino de la comprensión, a medida que nuestra visión es más clara, más correcta, nuestra relación con los demás cambia necesariamente.
La visión disipa las sombras, la incomprensión, los miedos, las dudas, las antipatías ya que al verme estoy viendo lo humano.
Un ser humano es un reflejo de todo lo demás.
Y todo lo demás de mi vida es un reflejo de mí mismo.
Significa que no soy una parte de la totalidad.
Al contemplar la vida, en un momento dado, la totalidad está en mí, y yo estoy en la totalidad.
En lenguaje religioso, quienes han vivido esta verdad han dicho: <<Dios está en mí>>.
No hay nada más que una cosa: Dios o la totalidad.
No puede intentar entender a Dios estudiándolo como algo fuera de mí, como se ha venido haciendo durante tanto tiempo entre las personas llamadas religiosas.
Porque el único camino de acceso que tengo a la totalidad o a Dios, está en mí mismo, en mi conciencia profunda.
He de ir profundizando dentro de mí mismo para encontrar ese punto, a partir del cual puedo abrirme a la totalidad.
Desde el nivel habitual de conciencia superficial, lo mismo si lo hago con un conocimiento científico, filosófico, teológico o psicológico, caeré en un conjunto de especulaciones que no producirán la visión clara de lo que el concepto Dios puede significar.
La visión dualista de la mente racional no puede discernir la totalidad.
Por mucho que estudiemos lo que el hombre es biológicamente, psicológicamente o socialmente, nunca nos sentiremos comprendidos como seres humanos.
Mientras estudiamos qué es el hombre racionalmente, seguimos internamente en conflicto.
Por tanto no habremos llegado a esa sabiduría que nos une a la totalidad.
La única fuente para llegar a esa sabiduría que es al mismo tiempo conocimiento y vivencia, la encontramos al entrar en nosotros mismos.
Veamos claramente la diferencia entre estos dos tipos de conocimientos.
La persona que ha estudiado con el intelecto al hombre a través de la sicología, la biología, la religión, etc., puede tener ideas bellas e interesantes al respecto, y al mismo tiempo en su interior estar llena de conflictos, porque su vida no corresponde con esos ideales.
Pero esto no puede suceder con este otro conocimiento al que estamos llamando conocimiento propio y del que decimos es el camino de la sabiduría.
Porque conforme voy comprendiendo algo, eso va realizándose en mí.
El que se realice rápida o lentamente dependerá de mi trasfondo inconsciente.
Pero si intuyo algo eso formará parte de mí, e inevitablemente será vivido.
No importa cuando.
El tiempo es engañoso si se entiende como un devenir o un llegar a ser.
SER
SER
=.APRENDER A OBSERVAR.=
La observación empieza por delimitar lo que es un nivel superficial de conciencia, la personalidad.
Verla tal como es, sin cambiarla.
Si trato de cambiar mi personalidad, permanezco en el mismo juego, me identifico con eso que veo, pienso que soy eso y que debo mejorarlo.
Esta es la manera de no moverme del lugar en que me encontraba, de no cambiar mi visión.
Tengo que observar científicamente, objetivamente.
Sin cambiar ni justificar nada.
Es sólo ver que eso está ahí.
Cuando la visión se va haciendo más y más penetrante, la conciencia va situándose en otro foco y el trabajo no es ya algo que yo hago con esfuerzo, lo real se abre camino por sí mismo.
Parece difícil al principio porque la mente trabaja de una manera equivocada creyendo que es la única manera posible.
La mente es experta en evasiones y auto-engaños.
Antiguamente se le llamó, y no sin cierta razón, el demonio tentador.
Sin embargo el aprender a ver las cosas como son, una vez que se ha practicado el arte de observarse uno mismo, simplifica todo de una manera inesperada.
Las cosas falsas cuando son vistas, caen por ellas solas.
Por el contrario cuando no se ven, van creciendo dentro de nosotros creándonos conflictos en cadena.
En una habitación oscura llena de cosas, no podemos avanzar sin tropezar a derecha e izquierda.
Pero si encendemos la luz, todo aparece en su sitio y caminar es fácil.
Eso mismo sucede con nuestra conciencia.
A causa del estado de hipnosis colectiva en que se encuentra la humanidad en este momento, el despertar resulta difícil y en la observación de uno mismo aparecen muchas dificultades.
Hay algo, sin embargo que simplifica el observador, y es que si tiene el arrojo, la valentía de empezar este trabajo, cada paso que se da en este camino facilita los pasos siguientes.
El ser consciente hoy de unas cosas, hará que mañana pueda descubrir otras.
El empezar a aprender posibilita un aprendizaje posterior que no se podía ni sospechar en un principio.
La observación directa de nosotros mismos nos va capacitando cada vez más para entender la vida entera desde la verdad.
Ese aprendizaje es algo vivo en nosotros y crece en el tiempo.
SER
SER
=.EL <<DARME CUENTA>>.=
¿Podemos liberarnos del aislamiento y la limitación del conocer?, ¿cuál será el camino para llegar a eso que no es divisible, a eso a lo que no llega el pensamiento?
El camino soy yo mismo, pero no yo como objeto, con forma, cuerpo, edad, circunstancias, cualidades o defectos.
Porque como objeto soy una creación más de la mente.
Lo que verdaderamente soy, que está por descubrir, es Aquello.
Y el acceso a Aquello es la comprensión, un simple <<darme cuenta>> que no se puede explicar.
Me parece muy lejano pero no hay nada tan cerca.
Constantemente estoy dándome cuenta, estoy viendo, y no con los ojos sensoriales.
Esta lucidez, esa comprensión, esa conciencia en expresión, es la fuerza que me impulsa a lo que realmente soy.
El camino no puede ser distinto de la meta.
No hay ninguna meta aparte del camino.
Por eso no hay un método racional.
No hay que dar unos pasos determinados previamente, por los que todos tienen que pasar.
El camino que somos nosotros mismos se está creando en cada momento, lo estamos creando en cada instante en esa chispa de atención consciente.
Sólo con quedarnos ahí, en ese punto anterior a la objetivación, antes de que la mente haya creado realidades proyectadas, encontramos la dirección recta.
Al descubrir lo que la realidad es, que imagino como algo distinto a mí, he de ver que es esa misma conciencia.
Entonces comprenderé algo sorprendente, que soy absolutamente todo lo manifestado.
Qué extraño es que, desde el pensamiento que ha separado, que ha hecho añicos la realidad y la ha partido en tantos trozos para clasificarla y esparcirla por espacios y tiempos, qué extraño que desde ese pensamiento podamos volver, prescindiendo de todas las creaciones, a esa realidad simple de la conciencia una.
Es sorprendente que tenga que dejarlo todo para ir a la realidad una, pero no lo es menos el que después, o al mismo tiempo, todas esas cosas que he ido dejando se integren como yo mismo.
Es raro que tenga que darme cuenta de que no soy absolutamente nada de lo creado, de lo proyectado, y que a la vez vea cómo todo lo que se proyecta, lo que se crea, se está creando en mí.
Comprender esto profundamente, compenetrarse con ello, vivir con eso, contemplarlo, estar atento en cada momento a esta verdad, es la realización humana.
La liberación, sobre la que tanto se ha hablado consiste sólo en comprender esto.
No es adquirir más poder que otros, no es hacer cosas milagrosas; todo eso son bagatelas, especializaciones; unos saben conducir, otros no, unos saben bailar, otros no, unos saben dominar ciertas estructuras de la leyes naturales en un aspecto y otros no saben.
Todo eso es circunstancial.
El ámbito de lo paranormal, que tanto nos asombra y nos maravilla, tiene la misma importancia de lo fenoménico habitual, se trata de cosas conocidas, no son conocidas en un momento dado pero en otro sí.
SER
SER
=.LO QUE APARECE NO ES.=
La sabiduría en el ser humano consiste nada más en saber distinguir lo que es de lo que aparece.
Constantemente estamos creyendo que lo que aparece es la realidad.
No es que haya unas cosas que son reales y otras no.
Nada de lo que aparece en el tiempo es real.
Veremos por qué todo lo que aparece en la temporalidad está sucediendo en una escisión de la conciencia.
He delimitado algo de ese material único de la conciencia, y se ha formado así una realidad.
No pasa nada si mantengo simultáneamente mi identidad en la conciencia una.
Disfruto con ello, como cuando se juega a hacer castillos en la arena, o a dibujar en un papel formas y formas inventadas.
Siempre puedo borrarlas y hacer otras.
De la misma manera desde la conciencia una, disfruto viendo todas esas realidades que van apareciendo y desapareciendo en el tiempo.
Veo como surgen y como se deshacen en él.
Veo las flores brotar y brillar con su belleza.
Luego se marchitarán y saldrán otras.
Las hojas de los árboles se caerán y vendrá el viento, y la tormenta, y la lluvia.
Observando cómo van apareciendo todas las cosas aprendo a comprender la vida.
Hablamos de fenómenos naturales y lo mismo podríamos decir de los fenómenos sicológicos.
Veo aparecer tristeza, la depresión, el desánimo, y luego un estado de euforia; creo que todo lo voy a conseguir, y después llega la decepción, el fracaso.
Es lo mismo que cuando contemplo el sol y luego el surgir de las nubes y la tormenta.
De la misma manera aparecen los estados emocionales y los pensamientos.
En todo lo que he proyectado he puesto algo de mí mismo, de esa conciencia que es lo real, y así he creado una realidad con la que podría llegar a angustiarme.
Pero la he estado haciendo poniéndole algo de mi propia realidad, de la conciencia que soy.
¿Puedo quedarme simplemente en esa conciencia que soy, que es libre, sin limitaciones?
Puedo hacerlo.
Y si lo hago ¿qué pasará?
Nada.
La manifestación exterior seguirá.
Igual que cuando viene la época de la lluvia, con el agua, surge la hierba y salen las flores y al llegar el invierno aparece la nieve, así irán pasando los pensamientos.
Aquellos a los que he dado más fuerza se impondrán, y a los que di menos, serán más débiles.
Y parecerá que las emociones con las que me sentí identificado me arrastran como un vendaval tormentoso.
Pasarán los pensamientos, pasarán las emociones por delante de mí.
Si comprendo estaré más allá de ello.
Estaré libre.
Y al mismo tiempo todo aquello circulará libremente en el ámbito de la conciencia iluminada.
Es un proceso misterioso que mientras lo deja todo a la vez lo abraza.
Integrar eso en mí es comprensión.
Cuando comprendo estoy libre de todo por obras de esa misma iluminación que se produce al comprender.
Estoy más allá de todo.
Ninguna cosa me retiene.
No confundo mi identidad con nada.
Al mismo tiempo lo acepto todo por la comprensión.
Todo se ha formado inteligentemente y lo acepto como obra de mi conciencia.
Comprendo que la mente lo ha ido haciendo.
No hay que analizarlo estudiando cosa por cosa, se capta en un instante, como el resplandor de un relámpago.
SER
SER
=.¿QUÉ ES UNA PERSONA?.=
Si observo día a día lo que una persona es, verá que no es lo que parece, no es lo que pienso que es y doy por hecho, una entidad estable, que existe por sí misma y se enfrenta a otras entidades similares.
Una persona es un conjunto de recuerdos del pasado, un conjunto de hábitos y recuerdos.
En sí misma no es nada.
Viene un soplo del aire de la vida y todo eso se borra.
De hecho, todas las noches se borra cuando nos vamos a dormir en sueño profundo.
Nos vamos a la conciencia profunda y desaparece todo lo que constituía nuestra persona.
En algunos momentos perdemos la conciencia en la vigilia o vivimos un estado de éxtasis, y se borran todos los recuerdos y deseos.
Cualquier ráfaga de fuerte viento puede borrar esa persona que se ha dibujado en la arena del tiempo.
Aunque parezca que está muy bien dibujada, lo que significa que está delimitada, ha aparecido y desaparecerá.
En un momento del tiempo ya no estará ahí, porque lo que aparece desaparece.
Como las olas que se levantan y luego caen, todo lo que nos trae el tiempo se lo vuelve a llevar.
Sólo permanece lo que no es suyo.
La persona está en la temporalidad de la existencia, luego no es.
No soy una persona, porque la persona no es.
Sin embargo es maravilloso sentirnos personas, sentir amor por las personas y nos parece que es lo más real que existe.
Estamos en un error pero al mismo tiempo tenemos razón.
Aún cuando la persona no es real, es un hueco por donde puede expresarse lo real.
A través de la persona se expresa bella e inteligentemente la realidad.
A veces más distorsionada, a veces de una manera más directa.
De innumerables maneras diferentes, con matices diversos, lo que es, se expresa a través de las personas.
Si la persona en sí misma no es nada ¿cuándo una persona será sabia?, ¿cuándo estará realizada su verdadera naturaleza?
Si hemos dicho que era un hueco de realidad, cuanto más hueca sea más sabia será, justo lo contrario de lo que parece.
Parece que cuantos más conocimientos haya acumulado, y más experiencias, al estar más cargada de cosas externas a ella, se realizará más.
Es al revés, al tener más cosas externas a ella, más tapada estará, más se dificultará el que la luz pase a través de ella, más opaca será, más se estará distorsionando allí la realidad.
Cuanto más vacía más transparente a la luz y más feliz será.
Ser una persona auténtica, es ser un hueco.
Porque en el vacío de lo conocido se da la plenitud del Ser.
La plenitud no es un cúmulo de muchas cosas, la plenitud es el vacío de las cosas.
Las cosas no realizan, todo lo que se puede objetivar tapa la realidad.
Sin embargo todas esas cosas las puedo reconocer como mi propia conciencia.
Cuando estoy viviendo desde allí, lo que surge espontáneamente es una expresión natural de Aquello.
Como es una expresión natural la lluvia y el sol, así es natural todo lo que surge del Ser.
SER
=.LA COMPRENSIÓN ESTÁ FUERA DEL TIEMPO.=
Podré disfrutar la belleza de la existencia, de la naturaleza, de las personas, podré descubrir toda su grandeza cuando deje que sean lo que son, expresión libre de Aquello.
Al soltarlas contemplaré la belleza de lo cambiante, de lo efímero.
Y así se producirá el milagro de la unificación de los opuestos.
Lo verdadero y lo falso no son dos sino uno, lo bueno y lo malo no son dos sino uno, lo masculino y lo femenino, no son dos sino uno.
Se produce el milagro de la unidad de la conciencia en expresión.
Todo lo que aparece en el tiempo es absorbido otra vez en lo intemporal.
Desde el silencio de lo desconocido surge lo conocido y desde allí otra vez es llamado para fundirse en la unidad incognoscible.
¡Qué belleza tiene cada momento!
¡Qué bello es vivir desde la libertad de esa conciencia una, aceptando, comprendiendo el movimiento de lo que aparece y desaparece!
Movido por las distintas situaciones sicológicas, creo estar en la cumbre o creo estar en el abismo.
Todo ello forma parte del proceso de existir.
Si supiera que mi vida es sólo comprender, viviría con serenidad el cambio de circunstancias y situaciones.
Realmente eso es lo que estoy haciendo en mi existencia, comprender con mil matices distintos y siempre nuevos.
Pero me preocupa lo que me pasará en el futuro inmediato o lejano, aunque nada sucede fuera de mí.
Sólo iré comprendiendo cada vez más.
Y se presentarán las situaciones adecuadas a la comprensión de cada momento.
Sin embargo tengo la costumbre de creer que lo que pienso y lo que imagino es lo más real, cuando es lo más irreal.
Quiero programar lo que sucederá.
Quiero imaginarme lo que acontecerá, cuando me encuentre con otra persona, creando así un montón de irrealidades.
La realidad no es nada de lo pensado, y por eso hablamos aquí de comprender, no de relaciones entre conceptos, ni de proyecciones en el tiempo.
Esta investigación no la hacemos para más adelante, para otro momento.
Es ahora cuando la verdad que estamos viendo está actuando.
Lo que estoy comprendiendo está transformando ya mi conciencia.
Que no se nos escape lo esencial de este momento atemporal.
¿Estoy viviendo la libertad de comprender?
SER
=.desde el Silencio del Momento Presente:
PAZ. PAZ. PAZ.=
SER
