SER
-.desde el Silencio en Espíritu y en Verdad.-
SER
=.Usa tu propia luz
para retornar a la fuente de luz.
Esto es practicar la eternidad.=
Tao Te Ching, 52
SER
-.Dña. Consuelo Martín.-
Doctora en filosofía por la Universidad Complutense de Madrid, en 1981 le otorgó el título de doctora cum laude en Filosofía por su tesis Conocimiento y Realidad.
Especialista en filosofía advaita (no-dual) de la India.
SER
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2008. Madrid.
info@editorialdilema.com
I.S.B.N.: 84-96079-05-8
SER
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SER
=.Sólo es posible la ayuda a quien ya siente los síntomas del próximo alumbramiento de la verdad.
Para ellos son estas reflexiones, para ellos la expresión racional de la evidencia nacida en lo íntimo de la conciencia.
¡Que este libro llegue a cuantos están ya <<embarazados>> de la luz interior!
Que la lectura de estas páginas les acompañe en esta magna tarea: el reconocimiento del resplandor de la luz que somos a todos los niveles existenciales.=
-.Consuelo Martín.-
de la Introducción:
El mismo que investiga, es a la vez el objeto de estas investigaciones.
No puede ser de otra manera si es la conciencia la que queremos iluminar.
La palabra investigación se emplea aquí con un sentido muy definido: Es la apertura a la intuición verdadera, y a la contemplación de lo real.
Los métodos siempre llevan a alguna parte y no queremos ir a lugar alguno.
Sólo ser luz.
Investigar por amor a la verdad, para serla.
Investigaremos sobre la realidad, desde nuestro mismo vivir.
Desde el vivir la realidad que conocemos y la realidad que somos.
¿Qué será entonces la Verdad?
Será lo verdadero como estado de ser, o mejor como puro ser.
Esta es la vocación de la sabiduría, la que tienen todos los amantes de la verdad.
¿Habrá alguien que no lo sea?
Y desde ese innumerable número de amantes, es la verdad la que se busca a sí misma.
Ser sabio no es saber muchas cosas, es aprender a vivir en cada instante, siempre nuevo, desde lo desconocido.
Y eso sólo es posible si puedo descubrir esa luz que está en mí iluminándolo todo.
Ser sabio es no saber nada y saber todo simultáneamente desde la luz.
SER
-.extracto de:
INVESTIGACIÓN - III
=.LA VIDA ES SIN MEDIDA.=
Lo contrario de la armonía, la confusión, se produce en la dispersión mental.
Se abren surcos de distanciamiento cuando aparece lo que organizando desorganiza, el pensamiento.
Para que la confusión pueda resultar razonable, se inventan toda clase de argucias.
El pensamiento es el creador del desorden organizado.
La armonía no es mensurable, no se puede medir, hay que captarla en unidad totalizadora.
Sólo se puede medir y organizar el desorden.
Con esa organización tapamos lo que es y aplicamos al ámbito humano los métodos que sólo sirven en el ámbito de lo técnico, de lo mecánico.
¿No es fácil ver que lo que es no tiene medida, que no hay frontera que delimite la verdad, ni moldes donde encerrar la belleza?
La vida está creándose en cada instante, ¿cómo podríamos medirla?
La intuición creadora, el primer atisbo de la visión verdadera, no puede establecerse sistemáticamente.
¿Cómo podría hacerse si la vida está constantemente naciendo y muriendo?
Nacer y morir es lo propio de la vida manifestada.
Realmente la vida, ni nace ni muere, es.
Pero la creatividad es la irrupción de lo eterno en lo temporal.
Lo que es atemporal aparece en lo temporal como un incesante nacer y morir.
Cualquier intento de encasillar algo en un orden de pensamiento, cae en el pasado.
Lo que estaba vivo en el presente, muere al entrar en el pasado.
Porque entonces se maneja lo conocido, lo único que se puede organizar.
No se puede manipular lo desconocido.
Tratamos habitualmente con el pasado, con lo conocido, con lo que está muerto.
No obstante la vida está ahí.
En cualquier momento en que se detenga el proceso mecánico del pensamiento, la vida brotará con todo su potencial de creatividad.
No la hemos cambiado, no hemos apagado la luz por mucho que demos vueltas pensando.
No se puede agotar la fuente de la vida; siempre estará en nuestro interior y será suficiente con retirar el obstáculo, bastará con que dejemos de identificarnos con el proceso dualista del pensar para que Aquello que es, se muestre.
SER
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=.LA MIRADA VERDADERA.=
En forma sutil estamos viendo aparecer lo creativo, porque el proceso del pensar no es continuo, da saltos.
Hay instantes atemporales, en los que está surgiendo algo nuevo y, si pusiéramos la mirada interior en ellos, empezarían a ampliarse transformándose desde dentro.
Esta es la característica más importante de la visión intuitiva desde un punto de vista práctico, su poder transformador.
La mirada intuitiva es de tal manera integradora, que incluye al ser humano completo.
Nada puede quedar fuera de su influencia creativa.
Si intuyo, si vislumbro lo verdadero, todo yo estoy allí, a diferencia de lo que sucede cuando pienso, cuando opino o relaciono ideas.
Al ver con claridad, se sale de la zona habitual y toda la conciencia, se encuentra afectada, comprometida en aquella visión verdadera.
El ser humano se siente así involucrado con la verdad y se transforma necesariamente con ella y en ella.
Es tan valiosa la verdad que no puedo verla indiferentemente.
Verla es reconocerme allí.
Su precio no puede ser menor a mí mismo.
Por ella lo arriesgo todo, no me puedo quedar con algo por si me falla.
Las desconfianzas, los cálculos y las astucias del pensador desaparecen ante la visión nítida de lo que es.
Si el pensador egocentrado da vueltas sobre sí mismo, la libertad que sólo nace de la amplitud de la realidad total, no aparece.
Sólo pueden surgir de ese centro condicionado actitudes sin vida cargadas de escepticismo.
Y somos escépticos cuando no hemos sido capaces de ver la verdad directamente.
En el ámbito limitado del pensamiento repetitivo no cabe lo creativo, porque no cabe lo nuevo que desborda todas las categorías lógicas.
La intuición no es comparable al conocimiento objetivo.
Por eso lo verdadero que descubro en la intuición no es una información que luego aplico a mi vida.
La visión de la verdad y mi vida dejan de estar separadas, se van haciendo una misma cosa en el movimiento creativo del vivir.
La verdad no se puede manipular porque no se aplica a nada concreto, se queda allí, en el lugar donde siempre estuvo.
Y a su luz mi vida se va transformando en una creación inteligente y bella por que es real.
En la mirada verdadera se crea la vida consciente, el vivir con sabiduría.
No hay que confundirla con una vida religiosa sujeta a normas de conducta o a cualquier clase de hábitos que nacen de convenciones y no de la libertad.
No la confundamos tampoco con la actividad intelectual del erudito dependiente de la cultura y las costumbres sociales.
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=.LA BELLEZA DE LO INESPERADO.=
Si no somos libres es porque estamos atados a lo que creemos ser, a lo que quisiéramos ser, a lo que tenemos que llegar a ser; atados a lo que esperamos o tememos que nos suceda.
Estamos aferrados al devenir, confinados a la temporalidad.
Con la carga de las experiencias del pasado y las espuelas de los proyectos del futuro no podemos vivir el presente creativo.
Pasado y futuro son las dos vertientes de irrealidad que impiden la creación de la realidad aquí y ahora.
Lo nuevo que aparece en la creatividad es atemporal y ocasiona una explosión en el tiempo que deshace el proceso irreal del devenir, para dejar paso a la creación instantánea de lo real.
¿Cómo se produce todo esto?
Empieza con un relámpago de lucidez y cambia desde ahí el punto de gravedad que sostiene la vida.
La identidad, irá pasando del intelecto hacia aquel lugar más allá de los pensamientos, donde surge la inspiración.
Allí donde la visión es directa y la mente se hace transparente a la creación de lo nuevo.
En esta colocación consiste la vida creativa.
Desde allí no necesitaré preocuparme por lo que voy a hacer.
A lo único que he de poner atención es al lugar sin espacio de la conciencia.
¿Dónde estoy?
Si mi atención intencionada está en las situaciones, no se hará la luz natural, me alumbraré con luces artificiales, sin caer en la cuenta de que podría abrir la ventana y disfrutar de la luz del día.
Soñamos una vida más elevada, soñamos con el espíritu, pero el espíritu, que está hecho de lucidez, no aparece en nuestras vidas.
Si apareciera, la vida sería creativa aunque no como imaginamos según razones convencionales.
Al irrumpir el espíritu que ilumina en nuestra existencia aparece lo inesperado.
Es lo secreto e inimaginable respecto a lo programado por el pensar.
El lugar donde se forman los programas en mi mente, no se enterará de aquello.
Permanecerá desde ahí como lo misterioso, aquello que es claro como la luz en el amanecer.
También lo nuevo se mantendrá secreto ante los demás.
Porque, sumidos en el sueño del pensar, no lo comprenderán.
Una mano no se enterará de lo que hace la otra como se nos ha dicho.
La mano que gira en vueltas programadas no sabrá nunca lo que está haciendo la mano libre, ni en mí mismo ni en los demás.
No podré, por tanto, explicar como será una vida creativa.
Es imposible.
Cuando aparezca, sólo lo verdadero en mí la reconocerá.
En la vida, según esta maravillosa paradoja, siendo un manantial inagotable que desciende en cataratas de enorme fuerza, y siendo un potencial ilimitado en todas direcciones, no obstante, pasa desapercibido a lo irreal.
Lo nuevo solamente es visto por lo nuevo y, por ser tan transparente, desde una mirada vieja, no se ve.
La creatividad se expresará como belleza, la vida es espontáneamente vivida es un fluir constante en la belleza.
Y la belleza está siempre apuntando a la verdad, su origen.
La belleza es siempre la expresión múltiple de la verdad una.
El artista no planea la obra de arte.
El propio artista está siendo moldeado por su obra.
Está descubriendo la belleza que ahí aparece y al contemplarla, se está descubriendo a sí mismo.
Así como sucede en la inspiración artística, sucede en nuestra vida diaria, que no es sino una obra de arte que se crea momento a momento.
Si sé lo que tengo que hacer, si voy a la batalla del vivir parapetado con lo conocido, no viviré espontáneamente, no descubriré lo nuevo.
Estaré arrastrando la limitada secuencia de mis hábitos vitales o intelectuales.
Estaré también repitiendo los moldes de la sociedad en que me muevo.
Lo que podría revelarse en cada instante ante mis ojos, si están cerrados, producirá sueños en el juego de luces y sombras.
Si los abro a intervalos me deslumbrará la explosión de lo nuevo y si permanezco despierto, mi vida será reflejo de la luz creadora que soy.
SER
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=.CONTEMPLARME.=
¿Qué es lo que tengo que contemplar?
Si me dicen que contemple a Dios, lo imagino como un personaje misterioso que está fuera de mí y de mi mundo, alguien a quien no comprendo.
Si me dicen que contemple la realidad, puedo oírlo como una palabra abstracta entre otras, vacía de los contenidos concretos a los que considero reales.
¿Qué es lo que tendré que contemplar?
No tengo que contemplar ningún objeto religioso o filosófico.
El objeto de mi contemplación, que irá dejando de ser objeto en el camino, lo encontraré en mí mismo.
Porque no será verdadera contemplación si no responde a mi llamada interior.
¿Cómo descubrir esa llamada auténtica sin quedarnos en lo que otros han escrito sobre ella?
Se hace sencillo si lo miro cuidadosamente.
Ahora en este momento me encuentro ante mí mismo.
Puedo mirar lo que soy.
Quizá no esté muy contento con lo que creo ser, o lo que aparece de mí, y me gustaría cambiar; tal vez quisiera ser más inteligente, más constante, más sereno, más poderoso.
Lo que en este momento pienso que soy, sin mirar lo que podría ser en el futuro, esto que quiero mejorar porque no me agrada, está ahí y se ha hecho así por falta de contemplación.
El bagaje con el que estoy viviendo, no es mi esencia.
Lo intuyo así y por eso quiero cambiarlo; me he convertido en esto por no contemplar, porque mi mente no es contemplativa.
No servirá de nada pensar que es culpa de los otros, de la mala suerte, del destino, de mis padres o de la sociedad.
Olvidémonos de superficiales teorías sicológicas.
Olvidémonos de todo.
Lo único que nos interesa ahora, prescindiendo de toda teoría, es saber cómo poder salir del lugar en el que nos ha encerrado la desidia de nuestra mente.
Y cada uno de nosotros sabe cuál es el lugar en el que se ha encerrado o puede verlo si quiere.
Lo que sí es seguro es que no estamos libres, porque nos sentimos limitados, oprimidos por presiones invisibles.
No nos sentimos abiertos al espacio infinito de la realidad total.
Sentimos que nos falta fuerza, que necesitamos amor porque nos hemos recluido en algún recinto cerrado y creemos ser eso, sin darnos cuenta de que lo que realmente somos es algo sin límites.
SER
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=.LA ACCIÓN TOTAL.=
Esa luz que buscamos, está en el primer relámpago de iluminación que sobreviene al contemplar.
Al mirar con atención amorosa, empleando toda la capacidad de nuestra inteligencia para descubrir, investigando con todo interés, con todas las energías suspendidas en esa mirada, hemos entrado en la conciencia contemplativa.
Nos hemos abierto a la luz que pone claridad en lo que toca.
Estamos entrando en un estado de lucidez.
¿Con qué reflexionamos sino con esa luz?
Y es su intensificación lo que produce la liberación de los moldes de la mente limitada.
Nos hemos adentrado en el sueño del pensar, pero por el mismo pensamiento hemos de caminar para salir de allí.
Parece que hay que abandonar el pensamiento, y esto es lo que se ha dicho casi siempre como consejo de vida interior, porque cuando el pensamiento se calla nos parece descansar.
Pero el pensamiento mismo tiene que reconocerse como luz, tiene que hacerse iluminado, tiene que ir transformándose en aquella luz originaria, de la que fue formado.
La investigación sincera de nuestra conciencia, que incluye el uso del pensamiento, nos abrirá a la iluminación.
Están aquí las tres vías de las ascesis juntas.
La iluminación en la pureza es la unión.
De lo múltiple, luz dispersa que no se reconoce a sí misma, vamos a lo Uno, luz en sí misma.
Si vemos con los ojos externos, aparece ante ellos una multiplicidad de cosas, si vemos con los ojos internos, no hay sino una sola cosa: lo que es.
Lo percibido es sombra de lo real.
Contemplar las ideas eternas es ascender en la escala de realidad, es un contacto directo, el único directo con lo real.
La contemplación es una acción total.
Todas las demás acciones humanas son parciales.
Es total porque requiere todas las energías de que dispone el ser humano.
Sin ellas no es posible avanzar por la escalera ascendente.
Y cuando va aumentando la luz, se expande la claridad en todas direcciones, porque se intensifica la realidad en la mirada penetrante, desde los resplandores del ser uno.
No hay un camino para acceder a la verdad que nos aleje de lo humano.
El interés por las esencias impersonales no nos aleja del sentimiento en lo personal.
La ascesis avanza desde un punto de equilibrio milagroso entre lo humano y lo divino, lo sensible y lo inteligible, y ese punto sin contenido, sin objeto, se hace al contemplar.
No tiene razón de ser el buscar por un lado el sentido de la realidad y por otro tratar de llenar la necesidad que tengo de felicidad, de plenitud, por otros medios.
Al descubrir el sentido de todas las cosas, al descubrir qué es lo real de todo, descubro simultáneamente la verdadera felicidad.
Y comienzo a ser esa felicidad que anhelaba.
La vía iluminativa, la única liberadora y la plenitud del amor, se van produciendo a la vez.
Y no puede ser de otra manera porque se producen sin tiempo.
La purificación se hace espontánea.
Los grandes esfuerzos para deshacerse de un vicio, de un hábito equivocado no tienen sentido aquí.
En este caminar hacia la luz, todo lo que es inadecuado va cayendo por sí mismo.
Para ascender hay que ir soltando lastre, es verdad, pero no de realidades sino de maneras erróneas de ver.
La ascensión contemplativa es el camino para salir del mundo de las apariencias.
Y la mirada verdadera es la mirada contemplativa.
Es un ver más allá de las formas, que no son sino estructuras relacionales, y más allá también de los significados conceptuales que el pensamiento ha establecido en el juego de las apariencias.
Es penetrar en lo real de la única manera posible: haciéndonos lo real mismo.
SER
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=.LO DESCONOCIDO.=
Investigamos para tratar de descubrir lo que somos.
Porque lo que somos es lo desconocido para nosotros.
Conocemos nuestro cuerpo o nuestra imagen de él, nuestros pensamientos, nuestra conducta, lo que nos agrada y desagrada, nuestros deberes y nuestros derechos.
Pero para ver lo que somos hemos de mirar hacia lo desconocido.
No somos este cuerpo que está cambiando sin cesar y algún día dejaremos; ni somos la mente que se mueve constantemente en su trabajo instrumental.
Verdaderamente somos lo desconocido.
Parece desalentador.
Sin embargo, aquello desconocido que investigamos al intentar saber lo que somos, aquello es lo que dirige nuestra investigación verdadera en cada momento.
Estamos con ello, vivimos desde ello, moramos en lo invisible constantemente.
¿Nos hemos dado cuenta ya?
La vida vive en mí.
Eso es lo que soy.
Al sentir el amor, cuando amo la bondad y la justicia, cuando amo a alguien, es el amor el que está amando en mí.
No es ninguna parte de mi cuerpo, ni ningún pensamiento es el que ama.
Y descubro la verdad que ilumina, ¿quién ve la verdad?
no serán los ojos, no será un pensamiento.
¿Algo de lo conocido puede ver la verdad siempre nueva?
Nada de lo que pertenece al campo de la memoria repetitiva, puede ver lo nuevo.
¿Quién ve?
¿Quién descubre?
La verdad misma es quien descubre.
Soy la verdad, soy esa verdad que ilumina.
Las ideas que apuntan a lo desconocido, nos están llevando a la realidad que nos mueve, a lo que realmente somos.
La luz de la verdad presentida, está empujando hacia esa evidencia luminosa.
Por eso no descubrimos lo que somos escuchando unas palabras, ni entendiendo conceptos, porque lo que realmente somos, no cabe en ningún molde.
Desde el fondo de nosotros mismos, la verdad produce el descubrimiento de nuestra verdad en este instante.
Y ese descubrimiento es desconocido por el pensamiento porque, en los caminos trillados del razonar, no cabe.
Cuando digo: ¿quién soy?
Estoy llamando a un silencio del pensar, el único que tiene la respuesta, el silencio de lo conocido.
Podría enumerar todo lo cognoscible y nada de ello sería lo que estoy buscando.
Todas las cosas conocidas, si las enumero una a una, irán cayéndose de mis manos porque ninguna soy yo.
Al mismo tiempo cuando haya encontrado aquello desconocido que soy, no antes, podré decir que soy todo lo que se puede conocer.
Sin descubrir mi naturaleza real, no soy nada.
Es la gran verdad que todos los sabios han comunicado.
Todo lo que se puede conocer cabe en mi conciencia infinita.
Porque no soy nada en particular, soy todo.
El ser humano es nada y es todo a la vez.
Primero me daré cuenta de que no soy nada y luego encontraré asombrado que todas las realidades conocidas son representaciones en mi conciencia.
Aquello que soy es tan sorprendente que la manera de ver anterior desaparece, se transforma en totalidad.
El descubrimiento de mí mismo no es una cosa más por descubrir, es un estado en el que sucumben todas las cosas para reaparecer renovadas bajo una luz nueva.
Estaba buscando mi ser y me encuentro con que mi ser es el único Ser.
Y si es el único quiere decir que no hay nada fuera.
No es una experiencia de algo cognoscible, es un estado incognoscible de plenitud.
SER
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=.UN ESPACIO SIN LÍMITES.=
La personalidad es como esa forma que tiene el espacio dentro de un recipiente, siguiendo el evocador ejemplo de la tradición vedanta.
Mientras la vasija dura, siempre se cree limitado, pero cuando se rompe, la forma no se encuentra ya.
Es el espacio total.
Soy el espacio ilimitado que puede llenarlo todo.
No me debería asustar esta verdad.
Siendo el infinito espacio, tomo una forma y expreso la infinitud en esa forma determinada.
Pero las formas no se excluyen unas a otras, como parece, porque han sido formadas de la misma sustancia originaria, la luz.
Amando a todas las formas que toma el espacio en las distintas realidades objetivas, amamos a todas las personas diferentes entre sí.
Amamos la sustancia de la que están hechas.
No las amamos por sus limitaciones, que serían sus personalidades, las amamos por amor a la luz única, al espacio único de la conciencia.
Amamos a Dios en todos y en todo, nos amamos a nosotros mismos en ese amor.
Amar es sentir la unidad.
Y no sentimos la unidad por lo que separa, por las formas construidas con pensamientos y proyecciones de conciencia.
Sentimos la unidad por ese fondo ilimitado que, como el espacio, abraza.
Amar es eso.
Amamos a todos y todo, porque amamos el Ser que somos.
No hay conflicto entre amar a las criaturas, según el lenguaje religioso, o al Creador; a lo perecedero o a lo eterno.
Dándonos cuenta de lo que está sucediendo, al comprender que amamos con el amor y el amor viene de la unidad, todo se reintegra desde dentro.
Tocado por la varita mágica de la verdad, lo cambiante, lo perecedero se hace eterno.
Nunca estaremos conformes con nada de lo conocido.
Nada de lo que crea el pensamiento, ninguna forma de expresión del Ser, es suficiente para llenar el espacio ilimitado de nuestra conciencia.
Sólo lo desconocido no tiene límites.
Nuestro anhelo de infinitud está señalándonos el camino para el descubrimiento de lo que somos.
Lo que somos ya, ahora mismo.
Luego se expresará en el tiempo progresivamente pero lo somos todos en este instante.
SER
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=.LA VIDA COMO RETO.=
¿Puedo descubrir la felicidad en mí mismo y luego expresarla adecuadamente en cada situación de mi vida?
¿Me quedaré pasivo esperando que, lo que anhelo ser, se presente fuera, como un objeto que he de conseguir?, o ¿descubriré la felicidad, el amor, en mí mismo?
Esa autenticidad que da valor a mi existencia no es objetivable.
Es lo que soy.
Y cuando tomo conciencia de ello, puedo vivir la interrelación humana, puedo vivir todas las situaciones que se irán creando a partir de ahí.
Aparece un reto fuera y del manantial infinito que nunca se agota, de ese manantial que soy, surge la respuesta al reto que completa la unidad real.
Cuando la mente está abierta y no distorsiona lo que percibe, el reto llega al fondo de ese manantial potencial.
Y de ahí brota espontáneamente la respuesta única para ese reto.
Eso es vivir espontáneamente.
La vida fluye.
Soy esa vida que fluye espontánea.
La inteligencia ilumina.
Soy esa inteligencias que está iluminándolo todo.
La conciencia está ahí siempre.
Si no me doy cuenta, si estoy dormido ¿qué pasa?
El reto de la vida se transforma en un obstáculo, una dificultad, una ofensa, una carga que se coloca delante de mí y tropieza con la experiencias pasadas no comprendidas.
Y así se transforma esta situación nueva, este reto.
Y se convierte en un problema.
Si estoy dormido, no hay un fluir de la vida consciente.
Cuando el reto de la vida se enfrenta con mi conciencia y mi conciencia está en estado de sueño, empieza a desdoblarse ese film repetitivo que incluye todo el campo de lo psicológico, los conflictos que conducen de la agresividad al desánimo.
Toda esa gama psicológica se produce al enfrentarnos con esos retos que la vida, como un despliegue de la Inteligencia, me está presentando.
Pienso que tengo que hacer algo desde este mundo sicológico mío y el de los demás.
Pero realmente no tengo que hacer nada.
Sólo darme cuenta de lo que está sucediendo.
Verlo todo, no como aparece tras la distorsión mental, sino tal como es, desde el origen.
Si estoy despierto lo veo, y ello moviliza la respuesta adecuada.
La misma Inteligencia crea la pregunta y la respuesta de la vida en la conciencia.
Vivimos habitualmente en esa encrucijada de sueños que nos mantienen en una atmósfera desordenada y frustrante.
No hay ahí claridad.
Se ha hablado mucho sobre el actuar desde el inconsciente.
Estamos pidiendo a la vida algo que necesitamos, y hacemos lo contrario.
Este campo de lo sicológico es el campo de los sueños.
Al dejar los sueños y quedarnos mirando la verdad del instante, todo se transforma en el acto.
Allí nace una nueva manera de ver y de ser.
SER
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=.¿DÓNDE ESTÁN LOS OBSTÁCULOS?
¿Las cosas exteriores pueden estorbar en el camino de realización?
Nuestra manera de ver, cuando está equivocada, es el único obstáculo que puede darse.
Las cosas que aparecen proyectadas fuera no estorban para ver.
Es la manera como las interpreto lo que interfiere la visión.
El único trabajo que he de hacer para realizarme es un deshacer los trabajos que estaban haciendo.
Consiste en observar cómo reacciono ante los retos, cómo miro, qué miro, a través de que´ideas estoy mirando.
Nunca se tratará en este camino de establecer cómo es la vida de una persona realizada y tratar de eliminar todo lo que no se ajuste a ella en mi vivir.
Ese sería uno de los sueños más absurdos que puedo inventar.
Lo que parece un obstáculo en mi vida, es la inteligente indicación de la conciencia única, para que vea lo que no he visto.
Los obstáculos me los pongo yo mismo en última instancia.
Son las indicaciones que desde mi punto de conciencia-inconsciencia, he creado.
Y me los pongo para resolverlos y superarlos con mi propia luz.
No hay realmente obstáculos exteriores.
La comprensión de cada situación irá haciendo todas las modificaciones necesarias para el aprendizaje en cada momento del vivir.
Al estar lúcido ante las situaciones de la vida, produce un movimiento inteligente.
Sólo con el discernimiento que produce la lucidez, puede verse.
No lo puedo planear con el pensamiento.
La inteligencia que soy, en cada instante discierne directa y espontáneamente.
La luz ve por sí misma.
Miraré y veré.
No hay nada más que hacer.
La meditación directa, la que es totalizadora, la que lo incluye todo en mi existencia, es la meditación en la verdad que intuyo.
Porque hace un camino, profundizando en la mente y permite la entrada a la luz que me despertará.
Es como cuando queremos hacer un pozo, no sabemos cuanto tendremos que excavar para encontrar agua.
Pero encontraremos el agua anhelada en algún momento si seguimos profundizando.
Lo mismo sucede en nuestra conciencia.
Vamos encontrando la luz al profundizar en la investigación.
No se sabe cuando aparecerá la luz, sólo sabemos que hay que seguir profundizando hasta que aparezca.
SER
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=.¿DE QUÉ ESTÁ HECHO EL CAMINO?.=
¿Está hecho este camino de abnegación, de renuncia, de penitencia o quizá de grandes conocimientos acumulados con esfuerzo?
No, es un camino mucho más sencillo que todo eso; sólo se hace de pura lucidez y de la comprensión que ella crea.
Allí aparecerán todas las creaciones, los cantos de acción de gracias, la irrupción de la poesía sobre la naturaleza y el amor a todo lo viviente.
En esa lucidez aparecerá toda la creación manifestada.
Las grandes virtudes y los actos heroicos estarán allí, pero nadie los hará, se harán solos.
El vivir en sí mismo, el vivir iluminado por la conciencia del origen, es perfecto.
Encierra la potencia infinita de todas las cualidades que puedo concebir con mi mente y más aún lo inconcebible.
La conciencia que soy no se puede aprehender; ¿qué podría abarcarla?
Por mucho que me acerque en mis deseos y mis imaginaciones, la realidad, siempre me sobrepasará.
Lo real es la potencia de todo, lo que puedo pensar y lo que no puedo pensar, lo que he escogido y lo que no, lo que creo ser, lo que creo no ser y lo que quisiera llegar a ser.
Caminar conscientemente por este camino es una maravillosa aventura, muy arriesgada y a la vez segura, porque es única.
En cada paso que doy estoy destruyendo todo lo que aparece, todo lo que creo ser, todo lo que pienso, lo que limitan las circunstancias espacio-temporales.
En el camino verdadero hacia la realidad no hay nadie que quiera llegar a una meta.
Nadie se quiere liberar de nada.
En el camino verdadero no hay nadie.
Está vacío.
No hay camino...
Y porque está vacío, está lleno de la plenitud del ser, está lleno de la belleza, de la alegría, de la claridad, de la paz inmensa del ser.
No se camina en este sendero por etapas.
Se hace la luz, me doy cuenta y estoy completamente ahí, en lo que es.
No me doy cuenta, me entretengo en construir un personaje que actúa separado de otros personajes, y me encuentro haciendo una obra teatral, alejado del ser, sufriendo mientras me voy desengañando.
Y todo lo que toco buscando la felicidad me hace desgraciado.
Lo mágico es el ¡darme cuenta!, ¿darme cuenta de qué?
Quizá no lo hemos dicho ni lo diremos jamás... porque la verdad no es algo objetivable.
Con el pensamiento enseguida quiero objetivar y una vez que lo he hecho, ya no tengo ninguna salida a lo real, estoy atrapado en el objeto que he creado.
Lo mejor es no intentar objetivar la verdad, dejarla tal como la encuentro, en la mirada verdadera, como una luz.
¿No necesitaré entonces investigar y reflexionar?
¿Será suficiente con vivir impulsivamente, hacer cualquier cosa que se me ocurra?
Estas dudas surgen al objetivar.
Cuando alguien se propone no pensar, no estudiar, no usar la mente para vivir espontáneamente, de todo ello surge una gran intelectualización.
Quienes más protestan de la mente son los más aferrados al pensamiento.
No tenemos que hacer nada con los conceptos ni tampoco con el pensar.
Sólo estaremos despiertos u observaremos lo que va sucediendo.
SER
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=.LA DIRECCIÓN OPUESTA AL OBJETIVAR.=
Si vamos en esa misma dirección en que va la luz creando realidades objetivas, nos vamos objetivando nosotros mismos por distracción.
Seguimos en la misma dirección limitadora que crea la existencia.
Y al distraernos de nuestra verdadera identidad, esa vida creativa de la luz nos va creando como formas, como objetos.
De repente nos encontramos como un objeto más entre muchos otros.
Sentimos que somos un cuerpo separado de oto cuerpo, una entidad separada de otra, una persona separada de otra.
Si vamos en este camino que recorre la luz hacia la manifestación nos encontramos siendo una cosa por distracción.
Y perdemos de vista lo que somos.
¿Qué es lo que está sucediendo aquí?
Estoy siendo una cosa limitada, al tiempo que tengo un anhelo de infinito que no cabe dentro de lo limitado.
Estoy viviendo la ilusión de ser una forma entre otras formas, una forma que aparece, cambia y desaparece en el tiempo como todas las formas.
Y sufro cuando siento que soy una parte de un todo que intuyo.
Pero todo eso se ha ido dibujando al pasar la luz por los niveles pensados de separación.
Al tomar conciencia de mi identidad, mientras abro los ojos en medio de este caminar de la manifestación, empiezo un camino opuesto.
En cualquier lugar en que me encuentre de ese proceso de objetivación, al seguir la creatividad de las formas, al creerme que soy algo, en este punto, puedo emprender la vía de vuelta al origen.
Entonces ya no sigo la trayectoria de la luz.
Voy en dirección opuesta de la luz.
Voy hacia ella.
Camino hacia su encuentro.
Es claro que si no doy este giro seguiré siendo una creación más, y si me acostumbro a algo limitado, nunca estaré contento, porque no podré dejar de intuir que no soy lo creado, sino lo increado.
Emprenderé la marcha en dirección opuesta a la manifestación.
Tengo que parar y mirar directamente la luz que crea.
Así descubriré que soy esa luz.
El ser humano tiene que volver al origen, para descubrir lo que es, para no quedarse con lo que está haciendo en el existir.
Y una vez que haya descubierto esto, estará haciendo los dos caminos a la vez, como la luz que es, desde el origen, estará creando todo lo manifestado.
Pero ya no habrá identificación con una forma particular.
La primera llamada mientras caminamos es: mirar hacia la luz.
Avanzando por esas sendas con tantas metas, me distraigo una y otra vez y sufro como consecuencia de creer que soy algo.
Aunque la llamada está siempre ahí, sólo hay un instante privilegiado en que la escucho.
Sin motivo aparece y empiezo a volver, mirando hacia la luz creadora de realidades, y es entonces cuando la realidad se expresa a través de mí.
Puedo ser cualquier cosa, cualquier forma densa material con la que me identifique.
Y sufriré las consecuencias de ello.
Sin embargo si miro la luz que atraviesa todas las formas densas, puedo ser esa misma luz.
Si aún albergo dudas, sólo tengo que intentarlo, intentarlo con sinceridad.
Tratar de cambiar mi identidad, de lo que creo ser, a lo que verdaderamente soy.
Sólo entonces descubriré lo que sucede.
Veré lo que pasa con mis deseos, con mis proyectos, con mis cálculos, con mis miedos, con mis secretos, con mis tristezas, con mis culpas, con mis responsabilidades.
Iré viendo cómo se van diluyendo, cómo se diluyen al avanzar mi comprensión.
Esto que estamos llamando un camino se está haciendo en cada instante y este extraño camino me hace libre, libre por comprensión.
No hay más camino que la comprensión.
Si lo vivo con metas limitadas, viviré encerrado en los límites que me estoy imponiendo.
Si comprendo, el caminar será la expresión alegre de lo verdadero: una explosión de luz.
SER
SER
=.VER Y SER.=
El camino sin meta está hecho del contemplar, está hecho de conciencia, de pura lucidez.
No responde por tanto a ninguna idea, ninguna doctrina antigua o moderna, ni se expresa en una conducta determinada.
No se crea con hábitos o disciplinas.
Por eso no lo encontraremos pensando, actuando de una u otra manera según lo planeado, aceptando o rechazando ideas, ni cambiando de forma de vida.
La aparición del camino es algo inesperado y nos sorprenderá, porque es una vía que mientras se hace nos va haciendo, porque somos nosotros mismos, es nuestra conciencia creadora el sendero mismo que recorremos.
El mismo movimiento de comprender, en el que consiste la trayectoria de mí caminar es el sendero de mi realización.
Comprendo y me creo, me realizo simultáneamente.
La realidad está hecha de conciencia de ser.
Por eso la comprensión no es conocimiento de la realidad, es la realidad misma.
La realidad no es sino pura lucidez.
Es una verdad tan amplia, tan totalizadora, que por su infinitud escapa a las implicaciones que puede tener en nuestra existencia concreta.
Aquello hacia donde nos dirigimos somos nosotros mismos.
Lo que anhelo llegar a ser es lo que soy desde la eternidad.
Pero no desaparecerá el anhelo, el querer llegar a una meta, hasta que no comprenda que el principio y el final del camino son uno y lo que deseo como un ideal es la realidad misma que está ahí.
Hasta que no una el comprender y el ser, hasta que no vea en una misma luz la visión y la realidad vista, siempre quedará una distancia por andar.
Y en esa distancia aparecerán los anhelos, los deseos de querer llegar a ser lo que creemos no ser.
Surgirá la angustia por no ser lo que intuyo que debo ser.
Si dejo que surja un espacio con principio y fin, estoy abriendo un campo a todos los deseos y las insatisfacciones.
Esto es lo que sucede cuando descubro que la comprensión y la realidad comprendida, es lo mismo.
Lo miraré despacio.
No lo trataré como habitualmente trato a las ideas, como un simple concepto sin realidad.
No archivaré como una idea más, lo que estoy viendo.
Son palabras y las palabras son expresión de ideas.
Pero si tienen la verdad detrás, revelan un estado nuevo de ser.
La contemplación cuando se expresa lleva a la contemplación.
Es lo natural, si no sucede así, alguna distracción está distorsionando el camino de la luz.
Para no distraerme no tengo que tratar de concentrarme en algo.
Por el contrario sin oprimir la mente he de abrirla para que la luz penetre.
Lo haré ahora mismo.
No se trata de captarlo primero, asimilarlo, razonar sobre ello, y después ir aplicándolo a los hechos.
Actuando así estaré haciendo un camino con un fin.
Me estaré confundiendo con la temporalidad.
Verlo y vivirlo no deben ser dos cosas diferentes.
Estar ahí en lo que intuyo, mantenerme en el espacio de esa verdad, sin fijar mi mente en ninguna cosa particular, es lo opuesto a la concentración.
No es ver lo que es.
Ver y ser son una misma cosa.
SER
SER
=.EL CAMINO DE EXPRESIÓN DE LA LUZ.=
<<Éntreme donde no supe>> dijo Juan de la Cruz.
Estaré tan sorprendido al entrar en el camino de lo desconocido que no me atreveré casi ni a mirar la mente.
Lo viviré así en principio.
Después, el descubrir lo real no me inmovilizará porque lo más sorprendente es también lo más natural.
Después de la inmovilidad, me muevo en el ámbito de la libertad.
Ya no me importa que las apariencias se manifiesten.
¡Es tan natural que así sea todo!
¡Que la Inteligencia dibuje todos los mundos!
¡Que se abran todos los caminos y se recorran de todas las maneras posibles!
¡Que la belleza cree todas las formas!
¡Y que se mueva el amor en todas direcciones buscando la verdad!
¡Que las palabras se expresen, que aparezcan las dudas, que surjan las contradicciones, que me esfuerce y luego me desengañe de haberme esforzado!
¡Que todo se cree en la Inteligencia, desde la luz que soy!
No tengo que contener la expresión.
Lo manifestado no puede anular nunca Aquello inmanifestado.
Parece que la luz que se está encendiendo en la oscuridad es tan débil que cualquier cosa la puede apagar.
Parece, pero no es así.
Es tan fuerte que permanecerá ante todos los movimientos y todos los vaivenes a los que la someta la vida.
Permanecerá intangible.
Nada de lo manifestado la tocará.
Puedo moverme, puedo pensar, puedo hacer cualquier cosa.
Mientras, la luz estará iluminando.
Todo será verdadero, todo será bello, todo es reflejo de lo real, y por lo tanto real en su limitación.
El error que me esclaviza, la ignorancia radical que me tiene atado, la ilusión que no me permite descubrir la realidad, es mi visión.
Mi visión crea las cárceles en las que me voy encerrando sin darme cuenta.
Las realidades que aparecen, no son lo que me esclaviza o me encierra en sus límites.
Mi propia visión está creando esas paredes que me encierran.
¿Qué es lo real para mí?
¿Dónde está mi luz?
No puedo preguntarle a nadie, ni siquiera a los textos antiguos, sagrados y religiosas, a nadie le puedo preguntar qué es lo real.
He de descubrirlo por mí mismo observando minuciosamente, con atención, qué realidad tienen todas las cosas que aparecen en la conciencia.
Cuando observe más y más, veré que tienen la realidad que yo les doy.
Lo importante es donde está la luz, pero no me daré cuenta de donde está hasta que no observa este proceso.
Para permanecer en la luz tengo que ver con claridad.
Veo claro cuando no veo ningún objeto separado de la totalidad.
La visión verdadera es la claridad que abraza todos los objetos en todos los niveles.
Pero no necesito clasificarlos ni interpretarlos desde mí pensar.
La luz lo hace.
Puedo confiar en que cada cosa estará en el lugar inteligente donde la mano de la vida la haya colocado.
Mi vida, la sociedad, el universo y toda la manifestación, está iluminada.
La luz lo crea todo y todo lo creado es luz.
Mi vivir es esa creación luminosa.
SER
SER
=.desde el Silencio del Momento Presente:
OM SHANTI SHANTI SHANTI
OM PAZ PAZ PAZ.=
SER