SER
SER
-.16 de mayo de 1917.-
-.27 de septiembre de 2009.-
Mumbai. India.
-.extracto de :
Advaita Fellowship
www.advaita.org
No le des vueltas
Un viaje a la No-Dualidad con
WAYNE LIQUORMAN
Copyright: Wayne LiquormanNo le des vueltas
Un viaje a la No-Dualidad con
WAYNE LIQUORMAN
Copyright: Editorial Trompa de Elefante, S.A., 2006.
C/ Zurbano, 23 Bajo-B.
28010 Madrid (Spain)
www.trompadeelefante.com
E-mail: info@trompadeelefante.com
ISBN: 84-934725-3-0
Biblioteca Advaita:
(Esta editorial tiene un gran número de libros muy interesantes para los que estén estudiando el Advaita,
sobre Ramana Maharshi y traducciones al español muy inspiradoras de Ramesh S. Balsekar y otros. OM).
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.-Wayne Liquorman-.
Advaita Fellowship
www.advaita.org
=.Todo lo que hay es Consciencia.
Consciencia es lo único que hay.=
Ramesh S. Balsekar
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-.(Ramesh S. Balsekar/Wayne Liquorman).-
-.(Maestro/Discípulo).-
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El Entendimiento Último (o iluminación) es la
disolución del “yo” que reclama ser buscador.
Así que, no hay “nadie” que se quede a deleitarse en la
gloria de su hazaña.
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Cuando se produce un atisbo de comprensión,
Tienes un cáncer.
Crecerá…
Reemplazándote implacablemente
hasta que tú ya no estés.
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Antes de convertirme en un profesor de Advaita, pasé la
mayor parte de mi vida adulta como hombre de negocios.
Mi gurú, Ramesh S. Balsekar, es un banquero.
Él pasó toda su vida profesional en el Banco de India y
finalmente se retiró como presidente.
Encuentro irónicamente divertido el hecho de que no me
haya dado nada para venderos: ninguna técnica, ningún plan, ninguna
instrucción, ninguna promesa de que si simplemente hacéis lo que os digo,
obtendréis lo que queréis.
Lo que sí me dio son estas simples directrices hacia
“lo que es”.
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El proceso que se desarrolla aquí –y éste es un proceso
muy orgánico- es uno en el que el énfasis siempre recae en examinar y ver qué
es lo que realmente funciona en este mundo.
La mayoría de la gente siente que es la autora de su
existencia.
Casi todo el mundo cree que él es el responsable de la
creación de sus pensamientos, sentimientos y acciones.
Cuestionarse honestamente esta básica asunción suele
llevar a una profunda percepción.
Aquí no hay doctrina.
No hay nada que debas aprender o creer.
Es un proceso de cuestionarte y buscar y ver por ti
mismo.
La percepción que puede producirse como resultado de
este proceso ni siquiera es algo que pueda ser cuantificado.
Si la percepción pudiese ser cuantificada podría
deciros simplemente cuál es, y entonces podríais tomar este conocimiento como
“cuantificable” y aprenderlo.
Desgraciadamente, eso no es posible.
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El proceso de este interrogatorio es indagar
profundamente dentro de lo que verdaderamente funciona, inquirir qué fuerza es la que da vida a todo, incluyendo el
paquete humano cuerpo-mente que consideras que eres.
La Enseñanza te invita a que te cuestiones: “¿Esto de
qué está compuesto? ¿Qué es esto realmente?.
La belleza de la enseñanza es que no te responde.
No hay una doctrina que diga: “Lo que realmente eres es
(rellenar el espacio en blanco)”.
Pero sí que hay directrices en la Enseñanza.
Son como señales conceptuales.
Puede haber afirmaciones como: “Lo que realmente somos
es Consciencia. Lo que realmente somos es Dios. Lo que realmente somos es la
Fuente”.
Estas afirmaciones apuntan a que busques por ti mismo.
Pero incluso estas afirmaciones tan fundamentales de la
Enseñanza no son la verdad, no deben ser tomadas a priori como una verdad, sino
que deben ser profundamente examinadas.
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Hubo un profesor maravilloso, que murió hace veinte
años, llamado Wei Wu Wei.
Tenía un apodo chino, pero en realidad era un
aristócrata irlandés.
Él solía utilizar un término que me gusta mucho:
“apercepción”.
La directriz de este término es sugerir la percepción
sin alguien que perciba, saber sin alguien que sepa.
Esta apercepción de la cual solía hablar es un saber
más allá del organismo, un saber que es Total.
No es una percepción relativa.
Las escrituras cristianas se refieren a esto como “la
paz que sobrepasa todo entendimiento”.
En cuanto lo entiendes, ya no es la paz que sobrepasa
todo entendimiento; es la paz que ahora entiendes.
Hablamos de una paz que sobrepasa todo saber relativo,
así que se trata de una paz que puede coexistir con lo que quiera que ocurra en
el mundo manifestado.
Puedes seguir teniendo actitudes hacia las cosas.
Puedes seguir teniendo gustos y aversiones,
preferencias sobre cómo dirigirías las cosas si estuvieras al mando.
Pero la paz subyacente reconoce que en realidad tú no
estás dirigiendo las cosas; todo lo que existe en este momento se debe al
perfecto funcionamiento del Universo, no a algún logro o fallo por parte del
Universo o tuyo.
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A lo que apunta esta Enseñanza Advaita –a lo que
apunta- es a que la vida y la muerte ocurren; la salud y la enfermedad ocurren.
Vienen, van, como parte de este milagroso movimiento
del Universo; son parte de la fábrica de la manifestación de la existencia.
Los cuerpos son creados, y a través de ellos (lo que
llamamos) la salud y la enfermedad ocurren.
Con la aceptación de la realidad subyacente de que todo
forma parte del funcionamiento perfecto, la resistencia hacia lo que está ocurriendo
se suaviza y la defensa frente al sufrimiento de lo que está ocurriendo
disminuye.
Sigues teniendo que lidiar con los mismos asuntos.
Sigues teniendo que solucionar problemas en tu vida.
Sin embargo, sin la sensación de que lo que está
ocurriendo es por un fallo del Universo, hay más fuerza, hay más energía, hay
más recursos internos para tratar con lo que sea que la vida trae consigo.
A veces lo que la vida te da no es placentero.
De hecho, a veces es terrible, pero lo que llamamos
“sufrimiento” es un resultado de la creencia de que lo que está ocurriendo no
debería ocurrir.
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La aceptación de la que estoy hablando no es
aprobación.
No quiere decir que te tenga que gustar lo que esté
ocurriendo o que te abstengas de hacer algo para cambiarlo.
La aceptación es que existe, tal y como es ahora, como
parte de un funcionamiento mayor, y la vuelta a la salud, si ocurre, también
existe como parte de ese funcionamiento mayor.
Así que los cambios ocurren.
Ésta, precisamente, es la forma en que la manifestación
está estructurada: la salud se convierte en enfermedad, la enfermedad se
convierte en salud; el movimiento es continuo.
Es el flujo y reflujo del Universo.
Podemos tener preferencias sobre una condición en
particular, pero cuando una se antepone a otra con la estimación de que debería
ser la única existente, entonces el sufrimiento es inevitable.
Cuando conocí a mi gurú, Ramesh Balsekar, él decía que
la Consciencia lo es todo.
Decía que somos parte de Eso; por lo tanto, todo lo que
hacemos se debe al desarrollo de la Consciencia –TODO-.
Todo lo que todo el mundo hace es siempre el
funcionamiento de la Consciencia.
Ningún problema.
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Incluso cuando aceptamos todo el paquete, incluso
cuando decimos: “Sí, lo veo. Lo creo. Es verdad. Eso es”, al momento siguiente,
cuando el ego reclama ser el autor, nos consideramos los responsables y
reaccionamos con culpabilidad u orgullo.
A veces la Enseñanza emerge y corta ese sentimiento de
estar implicado; el reconocimiento de que realmente todo es función de la
Totalidad surge y corta la implicación del “yo”.
Ese es el final del sufrimiento, porque el sufrimiento
nace de esa implicación.
La gente piensa a menudo que la reacción negativa crea
el sufrimiento, pero ése no es el caso; ésa es simplemente una reacción del
organismo.
La acción en el momento sólo existe en el momento.
El sufrimiento surge cuando las acciones y reacciones
del momento se prolongan en el tiempo, y son proyectadas más allá del momento.
El sufrimiento es el pensamiento de “No debería haber”
y todas las proyecciones posteriores de lo que va a significar para Mí y cómo
me va afectar a Mí.
Por supuesto, incluso ese “sufrimiento” es divino.
No eres la fuente de esos pensamientos; ocurren a
través del mecanismo cuerpo-mente comúnmente denominado como “tú”.
En el maravilloso tapiz de la existencia todo es
absolutamente perfecto.
Cuando (y si) el sufrimiento acaba, no será algo que
“tú” hayas hecho.
Nada es algo que haces “tú”.
¡No es eso magnífico!
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-.ESTE ADVAITA.-
Este Advaita, del que hablo, no es en realidad una
filosofía porque no se aferra a ningún principio.
Es simplemente una recopilación de directrices y
conceptos, y declara que ninguno de ellos es verdadero en un sentido absoluto.
Se trata de indagar dentro de las limitaciones y los
conceptos erróneos sobre cómo son las cosas.
Por ello más que una verdad absoluta es un proceso.
Sus enseñanzas contienen una serie de herramientas.
La herramienta primordial es que todo es Consciencia;
todo es Uno.
O, para ser más precisos, Advaita, si se traduce literalmente,
significa “no dos”.
Ésa es la directriz más esencial.
No es una verdad.
Y una directriz se debe utilizar como medio para
averiguar qué es verdaderamente válido; para indagar dentro de uno mismo y
descubrir la propia naturaleza.
Es un proceso que, cuando ocurre, se entiende como una
parte natural del fluir de la vida.
Así que la Enseñanza como ocurre ahora, ya está
surtiendo efecto en este momento.
Si hay un “yo” autor presente, dirá: “Mira lo que he
hecho. He pensado, me he dado cuenta, hoy he visto y he prestado atención, y
por ello he obtenida tantos beneficios y resultados”.
El entendimiento es que es la Enseñanza misma la que te
ha hecho reaccionar de la forma que ha querido.
Es la Enseñanza misma la que, por su propia fuerza,
tiene un impacto sobre ti.
El papel del sabio es arrasar con toda estructura
espiritual conceptual.
Es, cito a Hafiz: “Deshacerse de los juguetes que no
proporcionan alegría”.
Si ves a un niño de dos años con un cuchillo afilado se
lo quitas, él chillará.
En lo que a él respecta, le has provocado un gran mal.
“Ese es MI juguete Me estaba divirtiendo con él”.
Que le prevengas de cortarse una pierna es un acto de
compasión, sin embargo, el niño no lo ve como un acto de compasión.
Así que, a menudo la acción del sabio no se suele
entender como compasión.
Si tuviese que definir la compasión, diría que la
compasión del sabio es la aceptación absoluta, lo que significa que eres aceptado
totalmente tal y como eres en ese momento.
El sabio acepta totalmente al discípulo tal y como es.
Esta aceptación es una cualidad subyacente en todas las
acciones del sabio.
La acción puede ser quitar todos los juguetes, empujar
al discípulo a áreas donde no se encuentre cómodo, o plantearle preguntas
difíciles y no ceder en la presión.
Así que el discípulo se va afectado.
“¿Cómo puede ser esto compasión?
Me siento afectado.
No fue cariñoso y cuidadoso conmigo.
Me siento peor ahora que antes de entrar ahí y
conocerle”.
Es compasivo por una razón: no existe una cuestión
personal por parte del sabio.
Cada acto es compasivo porque no hay un “yo” que desee
algo para sí mismo como parte de la acción.
Ésta es la verdadera bendición del sabio.
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La enseñanza que os ofrezco es sobre éste –este momento
presente- que es todo-incluido.
Cuando digo todo-incluido, quiero decir simplemente que
lo incluye todo.
Incluso las distracciones y los sentimientos de
separación.
Por supuesto, nos gustan los momentos en los que hay
conexión y presencia, pero la Enseñanza enfatiza en que ambos existen, y que
son los estados fenoménicos alternos los que uno experimenta como parte de este
mundo manifiesto.
Si pueden ser experimentados, son parte de lo que se
manifiesta.
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La unidad y la separación son estados de experiencia
que se alternan.
Lo que llamamos la Comprensión Final es la eliminación
de aquello que cambia entre estados.
Para el sabio ninguno de los dos estados existe, porque
el estado de presencia exquisita depende, por naturaleza, del nivel de
implicación en el estado opuesto.
Ninguno de los dos estados puede existir sin el otro.
Así que el estado del sabio no se experimenta como un
estado fenoménico.
Tampoco podemos llamarlo exactamente un estado, porque
no hay separación en absoluto; por lo tanto, no puede haber unión ni
separación.
Simplemente hay Unidad.
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El estado del sabio no es el de la exquisita presencia
de Dios que los buscadores experimentan; más bien es la completa ausencia de
presencia o de ausencia.
Lo que hace es dejar fluir los eventos en el momento,
la experiencia de lo que sea que esté ocurriendo: alegría, pena, felicidad,
tristeza, frustración, satisfacción.
Todos los opuestos interdependientes funcionan a través
del sabio, porque es un organismo humano que opera en la dualidad, y como tal
experimentará los opuestos dentro de la dualidad al igual que lo hace cualquier
organismo humano.
Lo que está ausente en el sabio es la característica de
implicación y separación, que es una característica secundaria impuesta sobre
“lo que es”.
Puede haber paz con “lo que es” o puede haber implicación,
separación y antagonismo con “lo que es”, y esa variación entre estados es lo
que la mayoría de la gente experimenta.
Es bastante natural preferir la presencia del estado de
unión a la presencia de los estados de implicación o separación, pero para el
sabio ninguno de estos estados existe.
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La comprensión última rodea la polaridad entre
opuestos.
No los rebaja ni los niega; los absorbe, así que todos
los polos opuestos del universo permanecen y son parte del todo.
Hay totalidad.
La identificación se ha movido hacia la totalidad, y la
dualidad existe dentro de la totalidad como un aspecto de la totalidad.
La mayoría de la gente experimenta la totalidad como
uno de los lados del movimiento dualista entre la experiencia de unidad y la experiencia
de separación.
Lo que realmente se conoce no es la totalidad; más
bien, es la experiencia de la totalidad que es sólo la mitad de la ecuación.
La totalidad en sí no puede ser experimentada porque no
hay nada fuera de ella.
Para cualquier experiencia dualista, existe el lado
opuesto, el punto contrario a la experiencia conocida.
Desde el punto de vista de la totalidad, no hay nada
más que eso –no hay un lado opuesto- por lo tanto no puede ser conocido con
relación a otra cosa.
Esa totalidad es la esencia del sabio, no la
experiencia del sabio.
SER
A veces, después de una experiencia espiritual de
unidad, cuando la conexión se termina y uno vuelve a ser arrojado a la
implicación, es posible que haya una sensación de dislocación que se puede llamar
resaca espiritual.
Lo que está ausente en el estado de integración y la
resaca que deja cuando se sale de este estado, es lo que Ramesh llama la mente
pensante.
La mente pensante es el aspecto del organismo humano
que reclama falsamente ser la fuente de los pensamientos, sentimientos y
acciones del organismo.
A lo que esta enseñanza apunta es a que la Consciencia
es la autora de todas las acciones y la que da vida a todo.
Actúa a través de estos instrumentos humanos de la
misma manera que actúa a través de los árboles, los pájaros o las cataratas.
Los humanos están estructurados de tal forma que cuando
la fuerza de la vida fluye a través de ellos reaccionan de acuerdo a su
programación.
Por lo tanto, hay organismos asesinos, organismos
trabajadores, organismos perezosos; todos están creados para efectuar
diferentes acciones.
Hay organismos de perros, organismos de ardillas,
organismos de peces, cada uno de los cuales actúa de acuerdo a su naturaleza
biológica y a su programación.
La Consciencia actúa a través de todo.
Cada organismo humano está programado genéticamente
para producir una amplia variedad de acciones y reacciones.
Tiene instintos y necesidades físicas.
El organismo reacciona a esta programación de forma
orgánica.
Necesita aire y luchará para conseguirlo.
Necesita agua; necesita comida; necesita calor y
cobijo; tiene necesidad de sexo; tiene necesidad de todo tipo de cosas.
Las necesidades del organismo le llevan a la acción, de
forma completamente independiente a cualquier “yo” egóico.
Tus propias investigaciones te mostrarán que no se
necesita la presencia de un “yo” egóico para que la acción ocurra.
Es el ego o la mente pensante la que falsamente
reivindica la autoría de la Consciencia como “mi” acción.
Vocifera y amenaza, sugiriendo que si “yo” me voy no se
hace nada.
Lo que, por supuesto, ¡es ridículo!
Está claro que ése no es el caso.
En la ausencia de este “yo” egóico, se crea todo el
universo.
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Pregunta a Wayne.:
¿Quieres decir que los buscadores no pueden encontrar
la experiencia de unidad que buscan?
Wayne.:
No.
Pueden encontrar lo que están buscando, que es la
experiencia de unidad.
La encuentran constantemente.
Después se va –debe irse- y luego la vuelven a
encontrar.
Lo que no pueden encontrar es la experiencia continua
de unidad porque toda experiencia es dualista y por lo tanto cambiante.
Pregunta a Wayne.:
Has hablado de aceptar el cambio entre las experiencias
de ausencia y de realización.
¿Cuánto hay de esfuerzo de uno en ello y cuánto de
“gracia” –esa energía que simplemente lo hace fácil?-.
A veces siento que me beneficio más de la gracia que de
mi propio esfuerzo para conseguirlo.
Wayne.:
La mejor respuesta a tu pregunta es examinar al que
reivindica que permitirá, o al que reivindica que hará algo para provocar el
resultado deseado, y ver si es él el que actúa.
La verdadera pregunta es: ¿es él o ella el autor de la
acción?
Claramente el organismo es el que realiza la acción,
pero ¿está permitiendo o realizando una acción autodirigida?
¿Bajo qué bases puedes reclamar ser el autor si las
influencias sobre la decisión están fuera de tu control?
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Así que cuando surge la pregunta: “¿Puedo hacer algo?
¿Qué puedo hacer para mejorar esto?
¿Cómo consigo lo que quiero?”.
Mi respuesta es: haz lo que sea que parezca lo
apropiado sabiendo que lo que verdaderamente está funcionando es la Fuente, y
nosotros, y todo lo demás, somos instrumentos de ese funcionamiento.
La Enseñanza dice: si surge una pregunta, haz lo que pienses
que es mejor en ese momento.
Dices: “No sé qué es lo mejor.
Tengo un conflicto.
Un día esto parece lo correcto, al día siguiente esto
otro parece lo correcto.
No sé qué hacer”.
Haz lo que sientas que es lo mejor en ese momento.
Después ya veremos qué ocurre.
Ése es el aspecto práctico, pero el entendimiento
subyacente de la Enseñanza siempre apunta al hecho de que la razón por la cual
decimos todo esto es porque lo que realmente está funcionando –siempre, siempre-
es la Consciencia.
“desde el
Silencio del Momento Presente:
Om Shanti
Shanti Shanti
Om Paz
Paz Paz”
SER
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