miércoles, 24 de abril de 2013

El destino, extraño cómo se manifiesta. Ramesh Balsekar. OM.

OM NAMAH SHIVAYA


SER


-.Sri Ramesh S. Balsekar.-

SER

Ramesh.:
 ¿Saben?
La cuestión del destino, es extraño cómo sucede.
He conocido a dos personas, ambas muy buenas y generosas, pero que no hacían nada.
Uno era un hombre que conocía desde los tiempos del Maharajá.
Había tenido un exitoso negocio de venta de pieles y, cuando la actitud de la gente cambió respecto a las pieles, decidió que lo mejor era vender su tienda.
Como resultado, repentinamente se encontró con una gran cantidad de dinero.
Y como erróneamente creía que era un buen inversionista, comenzó a especular y lo perdió todo.
Y no le quedó otro remedio que vivir de la caridad de sus padres.
Solía venir a verme.
Todos los días yo le hablaba de lo importante que era hacer algo para no dejarle tanto espacio a la mente pensante, para que su mente funcional estuviera ocupada un tiempo, por mínimo que fuera.
Como era tan buen vendedor, un día le aconsejé : "Trabaja como vendedor".
Pero él me respondió : "¡Oh, no! He tenido mi propia tienda, ¿cómo voy a trabajar para otro?".
Y sin hacer caso de lo que yo le decía, continuó sin hacer nada.
Esa forma de pensar era su destino.
Él había tenido una infancia triste y, según él, su vida también había sido triste.
Hace dos o tres semanas me llamaron para decirme que se había suicidado.
La otra persona es una joven que tenía mucho talento para la informática, pero que se pasaba la mayor parte del día sin hacer nada, con la mente pensante dándole vueltas a todo y, como resultado, muchas veces se sentía decepcionada, frustrada y muy afligida.
Vivía de una renta que recibía de su país y de la generosidad de un pariente y amigo.
Ella también solía venir a verme.
Yo solía decirle : "Haz algo. Dedícate a algo para ganarte la vida. No dependas de otros. ¡Haz algo y dale una oportunidad a tu mente funcional en lugar de dársela a tu mente pensante".
Aquí está la cuestión del destino.
Su destino era distinto al del otro señor.
Ella sí logró conseguir un trabajo y ahora está trabajando duro.
A veces me llama por teléfono; no hace mucho le pregunté : "¿Cómo estás?.
Y ella me dijo : "Me va muy bien ahora. Trabajo la mayor parte del tiempo, quizá un poco más de lo que debiera, pero estoy feliz".
Así que a ella le va bastante bien.
El otro se suicidó.
Éstos fueron los dos casos en que sentí el máximo de compasión.
Cada uno tomó su propio rumbo, dependiendo del destino.
Todo lo que uno puede hacer es indicar el camino, el que alguien sea capaz de seguirlo o no depende de su destino.
Hay una historia de un maestro Zen que tiene que ver con lo que estamos hablando.
Este maestro creció junto a su venerable abuelo, que también era un maestro Zen.
Cuando era muy joven escuchaba a su abuelo decir muy a menudo : 
"Lo que tenga que suceder, sucederá. Todo tiene una vida predestinada".
Un día, ese niño, corriendo de acá para allá, tiró un jarrón muy valioso que pertenecía a su abuelo.
El jarrón se rompió.
Entonces, el niño fue a su abuelo y le dijo : "Sabes, ese jarrón que te gustaba tanto...".
"Sí", contestó el anciano. 
"Bueno, su vida se acabó hace tres minutos".

SER

SER


OM SHANTI SHANTI SHANTI
OM PAZ PAZ PAZ
OM
-.SER.-

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