sábado, 4 de febrero de 2017

Tres grandes sistemas de creencias. Jan Kersschot. OM

SER
SER



SER



SER



SER

-.(OM.-En la última "crisis espiritual" al principio de este siglo puse todo lo aprendido en India sobre Yoga, Meditación, Vedanta Advaita en duda, me planteé algo diferente y busqué en el advaita occidental, me encontré con algunos conceptos muy clarificantes para este cuerpo-mente, como los de Jan Kersschot, Tony Parsons, Eckhart Tolle, Jeff Foster, Todd Haydon y Consuelo Martín, pero el principal fue  Wayne Liquorman discípulo de Ramesh S. Balsekar al que visité en Bombay, fue de una gran ayuda consideré su enseñanza como si viniera de Bhagavan Sri Ramana Maharshi-.OM).-

Extracto de:



ESTO ES ELLO
Jan Kersschot
(La naturaleza de la unidad)

Gulaab Ediciones
Alquimia,6 - 28933 Móstoles
Madrid. España.
(Enero de 2006)
www.alfaomega.es

ISBN: 84-86797-98-5

(Este libro contiene entrevistas sobre la Naturaleza de la Unidad con maestros de no-dualidad como:
Tony Parsons, Douglas Harding, Nathan Gill, Wayne Liquorman, Francis Lucille, Vijai Shankar, Echhart Tolle, U.G. Krishnamurti)


Jan Kersschot

SER



NADIE EN CASA
Jan Kersschot
(De la creencia a la claridad)

Gulaab Ediciones
Alquimia,6 - 28933 Móstoles
Madrid. España.
(Mayo de 2005)
www.alfaomega.es

ISBN: 84-86797-97-7

SER




SER

No hay un camino hacia Ser,
Ser es el camino.
Cuando el Ser se ve a Sí mismo,
sólo hay clara presencia.

SER



SER

Si buscas la liberación,
tengo buenas y malas nuevas.
La mala nueva es que la persona que crees ser nunca encontrará la Liberación.
La buena nueva es que lo que Tú realmente eres ya está despierto.

SER



SER

Investigar la posibilidad de que no haya nada ni nadie que necesite ser liberado.
Ir más allá del esfuerzo, de las creencias y de los caminos hacia una nueva percepción que ve todas las cosas como expresiones de la totalidad.
La percepción directa está a disposición de todos.

SER



SER

¿Qué pasa si la persona que crees ser sólo es un concepto mental?

La identificación con el cuerpo y con la mente resulta muy práctica en la vida cotidiana, pero cuando se aborda la cuestión de la liberación resulta interesante descubrir que tu personalidad sólo es un fantasma: una idea que surge en la mente.

Simplemente considera la posibilidad de que sea cierto y mira qué pasa.

<<Lo que verdaderamente soy es vida ocurriendo.
Y como no es posible excluir nada, todo lo que aparece es lo que yo soy.
Ya no hay más fronteras, aunque en mi mente sigan apareciendo conceptos sobre las fronteras>>.

No esperes estrategias ni caminos secretos.

En realidad no hay lugar donde ir.

No puedo llevarte a donde ya estás.
No puedo darte tu verdadera naturaleza si ya la estás siendo.

SER



SER

La iluminación no tiene nada que ver con tu materialismo espiritual.
Olvídate de todas tus ambiciones en este sentido.
Si no hay un <<tú>>, entonces, ¿dónde deberías ir?
¿De qué sirve convertir un concepto en un concepto más sagrado?
Incluso decir<<déjalo>>, <<indaga en el yo>>, <<acepta lo que es>> o <<no hagas nada>> siguen siendo maneras sutiles de dirigirse al individuo que crees ser.
¿De qué sirve sugerir todo esto si el <<tú>> ni siquiera está ahí?
Si la persona no es más que un concepto mental, ¿qué sentido tiene tratar de hacerla más espiritual?

La lectura de este libro no te dará nada, pero es posible que se lleve tus ambiciones espirituales.
No porque tengas que librarte de ellas, no porque puedas llegar a algo aún más elevado, sino simplemente porque, para empezar, no hay <<tú>>.

SER



SER

La <<Seidad>> no puede escapar, y sin embargo nunca puedes practicar cómo <<simplemente ser>>.
¡Es imposible porque ya lo estás haciendo!
Es evidente que este sentido de ser nunca está lejos, pues es testigo de tus pensamientos y emociones.

SER



SER

Tal vez verás que este ser no es algo personal, sino algo sin fronteras.
¿Dónde acaba?
Nadie puede decirte dónde acaba.
Si no tiene fronteras, si es ilimitado, no puede haber dos; es omniabarcante.
Podríamos llamarlo unicidad porque sólo hay uno, y no puede ser dividido.
Y ponemos el término Unicidad, con mayúscula, para destacar su naturaleza ilimitada: abarca todas las cosas de las que se es testigo.
Aunque es indescriptible, puedes darle cualquier nombre que desees, como Conciencia, Seidad, lo Desconocido, la Fuente, Luz o Presencia. Este es el Testigo del Advaita, el Rostro original del Zen, el Padre de la cristiandad, la Mente de Buda del Ch'an chino. Algunos lo llaman Shiva, Brahmán, Nirvana, Dios o Espiritu.

SER



SER

Cuando reconoces que eres inherentemente este Ser interminable, que tú eres este Espacio sin fronteras, la lucha por encontrar, o incluso por sentir el Ser, cesa automáticamente.
¿Dónde tendrías que ir a buscarlo si está por todas partes?
Y tomando conciencia de eso, ya no tienes sensación de tener que ser diferente de lo que eres en el momento actual.

Es el final de la creencia de que eres un buscador que tiene que alcanzar un estado superior.

La pérdida del condicionamiento y de las creencias permite que la vida fluya de manera natural.
El sentido de actuación individual se cae.
Sin embargo, las cosas (aparentemente) siguen haciéndose.

Permites que todo siga su curso, aunque no se produce ningún proceso de permitir.
Podrías decir que, a nivel espiritual, ya no importa nada, y sin embargo no hay sensación de desapego o indiferencia.
Simplemente queda claro que no hay nada religioso o espiritual que uno tenga que hacer para expresar el Ser, y al mismo tiempo todo es posible.
Nada queda excluido.
Todas las cosas (y las personas) pueden ser como son.
Ya no hay apego a las expectativas espirituales o a los códigos morales religiosos.
Se permite que todo siga su camino, y se reconoce que esto es lo que ha venido ocurriendo en todo momento.
Todas las cosas ya están siguiendo su curso.

SER



SER

Cuanto más se reconoce este Ser por lo que es, más te das cuenta de lo normal que es simplemente ser.
No es que tú reconozcas el Ser, no es un logro personal, no es un proceso gradual que tengas que seguir, simplemente el Ser reconoce al Ser.
Para el <<yo>> que generalmente crees ser es imposible imaginárselo.
Simplemente se trata de ser sin ningún sentido de que las cosas podrían haber sido diferentes de lo que son.
Es tan simple como eso.
Para eso no tienes que aquietar la mente, pues eres la quietud misma.

SER



SER

La creencia de que uno es un buscador (o un experimentador) parece empañar el reconocimiento de la Unicidad.
Cuando esa creencia cae repentinamente, sólo queda <<lo que es>>, sin ninguna sensación de que las cosas deberían ser diferentes de como son.

Si en el fondo de tu mente sigue habiendo un leve susurro de que eres tú quien va a despertar, te sentirás decepcionado.
Simplemente no hay nada que perseguir, ningún héroe que imitar, ningún lugar donde ir.
¿Y por qué es así?
Porque el <<yo>> separado que persigue o imita es conceptual.
Uno de los trucos de la mente es sugerir que hay un tú separado que se puede preparar para la iluminación, que puede alcanzar la iluminación mientras otros siguen sin estar iluminados.
Esta es una de las muchas trampas.
La creencia en una liberación personal no te acercará al Despertar.
Este Despertar es impersonal.
Es el modo de ser natural.

De modo que nunca experimentarás la Unidad, puesto que sólo hay Unidad.
Nunca alcanzarás la iluminación: no hay más que Luz.

El Ser no es algo que puedas adquirir como resultado de tu esfuerzo personal.
El actor de la película no puede caminar hacia el proyector que está en el fondo del teatro.
Nadie puede llevarte más cerca de la Luz, y nadie puede alejarte de Ella, porque Luz es lo que eres.
Ser es lo que eres.
Y este Ser está absolutamente más allá de cualquier sentido de los valores.

Todo esto se sintetiza en la conciencia común del presente.
Es la misma conciencia que <<tienen>> los sabios y los avatares.
Esta conciencia es ilimitada, sin fronteras, y consecuentemente sólo hay una conciencia.
Por eso <<tu>> conciencia es igual a la Conciencia.
No hace falta mirar más allá.

El Ser no es una cosa personal, y por lo tanto no puede estar limitado a unas pocas personas excepcionales. 

SER


SER

La película de tu vida sigue adelante, pero sabes que no eres un personaje, que eres la Luz y que la Luz no tiene fronteras, lo que significa que se refleja por todas partes.
Y cuando digo por todas partes, quiero decir verdaderamente por todas partes: nada ni nadie está excluido.
Cuando esto queda claro, uno deja de buscar aprobación...; verdaderamente no hay lugar donde ir, nada que conseguir, nada <<superior>> que esperar.
Ahora puedes dejar de creer que la Liberación tiene que ver <<contigo>>.
Una vez que se ve todo el juego mental, no hay vuelta atrás.
Entonces sólo hay esto, sólo hay Presencia.
Sólo Ser.

SER



SER

-.Tres grandes sistemas de creencias.-

Hay tres grandes sistemas de creencias que mantienen en marcha nuestra búsqueda espiritual.
El primero es el concepto de que somos un individuo.
Esta creencia conduce a la separación entre los demás y yo.
El segundo es el concepto de que existe un eje temporal que nos lleva a distinguir entre el pasado y el futuro.
El tercero es la división del mundo en categorías, como elevado y vil, sagrado y malvado.
Tiene su origen en nuestra necesidad de dividir las cosas y a la gente en buenos y malos, espirituales y no espirituales, samsara y nirvana.

1. Separación entre <<yo>> y los <<otros>>.

2. División entre pasado y futuro.

3. División del mundo entre elevado y vil.

Estas tres divisiones cortan la Unidad en dos (dualismo).
Por muy prácticos que puedan parecer estos sistemas de creencias en la vida cotidiana, cada uno de ellos es completamente conceptual.

Los tres son esenciales para que la personalidad sobreviva como un fantasma y parecen ser esenciales para el funcionamiento social, pero, si queremos señalar hacia el no-dualismo, tendremos que ponerlos en cuestión.

Está claro que estos tres sistemas de creencias son esenciales para construir una historia personal con expectativas, miedos y esperanzas.
Son los elementos básicos que se requieren para crear el papel que representamos en nuestra ópera.
Son esenciales para mantenernos en nuestro camino espiritual.
Pero, cuando los miramos más de cerca, ¿siguen siendo tan sólidos como siempre nos habían parecido?

Uno de los grandes contextos en los que parece vivir la sociedad es la creencia en la identidad separada (1).
El hábito de creer en una persona separada, trasmitido de generación en generación, es tan fuerte que prácticamente nadie cuestiona su validez.
No obstante, cuando observamos más de cerca la personalidad, ésta se vuelve muy difícil de atrapar.
Nadie parece capaz de encontrar a esta persona que lleva dentro de sí.
¡Sólo la conocemos como un concepto mental!
La cuestión que ahora se plantea es: <<¿Cómo podemos ser esta personalidad si la idea de ser una persona sólo es un concepto que surge en nuestra mente unas pocas veces al 
día?>>
¿Es eso todo lo que somos, una idea que recuperamos de nuestros recuerdos?
¿O somos algo que no viene ni va?
¿Es nuestra verdadera naturaleza algo que va más allá de la idea de estar limitados a una identidad personal?

Igualmente importante -y fuertemente relacionado con el primer contexto- es el uso de un marco temporal (2).
Ésta es otra gran herramienta que confirma nuestro sentido de separación.
¿Qué valor tendría nuestra personalidad si no tuviera historia?
¿Qué queda de nosotros cuando no podemos recurrir a nuestro pasado (personal)?
¿Quiénes seríamos si no tuviéramos actos ni recuerdos sobre los que reflexionar, o no pudiéramos esperar un futuro mejor?
El sentido de pasado y futuro es otro elemento esencial en el mantenimiento del mundo conceptual.

La tercera creencia está muy relacionada con las otras dos: la división entre sagrado y malvado (3).
Cortar el mundo en espiritual y profano, en elevado y vil, en nirvana y samsara, es otro juego mental.
El mundo mismo ni siquiera sabe de estas divisiones, que sólo son conceptos en la mente de ciertas personas.
¿Dónde está el límite entre lo espiritual y lo profano?
Consecuentemente, entendemos el dicho de Buda: <<Samsara es nirvana, nirvana es samsara; no son dos>>.
Dividir el mundo entre bien y mal genera un intenso marco humano que nos impulsa y nos fascina.
Dividir el mundo en buenos y malos es un juego mental muy popular.

El bien y el mal no están en los objetos ni en las personas que observamos, sólo surgen en nuestras mentes, y después los proyectamos sobre la persona, situación u objeto.

La sensación de estar separado de los demás (1).
Este sistema de creencias está programado con mucha fuerza, y tiene que ver con nuestra sensación de ser el agente, el autor de la acción.
Está relacionado con nuestro hábito de identificarnos con nuestro cuerpo y mente.
Está conectado con nuestra sensación de estar separados del resto de la humanidad, con nuestra convicción de tener libre albedrío.
Para el papel que representamos, cada momento es único y nunca ha ocurrido antes.
El pasado y el futuro son conceptos del ego que nos mantienen encerrados en los papeles que creemos representar

Tratar de convertir el universo en un lugar mejor es como esperar que hay una batería con un único polo positivo.
Y eso también es cierto para la búsqueda espiritual: ¿Podemos trabajar verdaderamente por un futuro mejor?
La moneda siempre tiene dos caras.
Tal vez la cruz de la moneda crezca también mientras nosotros trabajamos en la cara.

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-.¿Quién elige?.-

Fuertemente relacionada con nuestra creencia en una identidad separada está nuestro sentido de tener libre albedrío.
En filosofía, hay dos teorías populares respecto a la existencia del libre albedrío: la teoría de que hay diferentes futuros extendiéndose a partir del presente, en función de nuestras decisiones, y la teoría que dice que todo está programado y que nuestra vida es como una película que estamos contemplando proyectada en el celuloide.

La primera teoría acepta la existencia del libre albedrío y la segunda se basa en la predestinación.
Las diferencias entre ellas son evidentes.
Una parte de la creencia de que hay una persona que decide, que puede gestionar sus pensamientos y sus actos.
Ésta es la versión más popular: dice que podemos elegir, postula que tenemos control sobre nuestras vidas.

Según la segunda teoría, no hay manera de escapar a nuestro condicionamiento.
La predestinación implica que nuestro futuro está fijado, no somos capaces de decidir lo que pensamos o hacemos, y sólo podemos actuar tal como estamos programados.
Nuestra vida es como una cinta de vídeo, y no hay nada que podamos hacer respecto a lo que ocurre en nuestra película.
Quienes no creen en el libre albedrío, dicen: <<Si realmente podemos decidir lo que pensamos y hacemos, ¿por qué seguimos teniendo todos estos conflictos, todas estas depresiones, todos estos problemas?>>
Y argumentan: <<Si crees que puedes elegir tus pensamientos, ¿por qué no decides ahora mismo tener únicamente pensamientos buenos y agradables para el resto de tu vida?

Cuando examinamos más de cerca lo que denominamos nuestras decisiones, es posible que observemos que nuestras decisiones también son producto de nuestra programación.
No son sino respuestas condicionadas por experiencias pasadas, advertencias, hábitos sociales, etc.
Están basadas en los instintos, en el recuerdo y en la educación.
De modo que incluso cuando sentimos que podemos elegir y decidir, tan sólo creemos que podemos.
Imaginamos que estamos pensando nuestros propios pensamientos, pero sólo estamos siendo testigos de lo que surge en nuestra mente.
Incluso reivindicar que los pensamientos que surgen en <<nuestra>> mente son nuestros pensamientos -que los elegimos o articulamos nosotros- vuelve a ser otra idea que sale a la superficie como una imagen en la pantalla.

Para algunas personas puede resultar liberador comprobar que no podemos controlar la vida.
Tomar conciencia de que no gestionamos nuestros pensamientos, de que no podemos dirigir nuestros sentimientos, puede parecer increíble para la mayoría de nosotros, pero en cuanto vemos nuestros pensamientos y emociones como una serie de apariciones en la pantalla, resulta evidente que simplemente estamos siendo vividos.
Incluso las ideas de elección, lamento o culpabilidad no son sino imágenes pasajeras.
Todos somos actores representando el papel que tenemos asignado.
Aunque a la mente enjuiciadora no le guste, podemos ver que todo está ocurriendo tal como tiene que ocurrir.
¡Todo es tal como tiene que ser!
Lo que es, es.
Tal como una sombra no es responsable de sus movimientos, no somos responsables de lo que surge en nuestras mentes.
Y si no podemos elegir nuestros pensamientos, entonces quizá tampoco podamos elegir nuestras acciones.
Cuando esto queda claro, toda sensación de culpa o de orgullo desaparece.

Esto no significa que ahora nos convirtamos en asesinos en serie o en terroristas.
Seguimos viviendo como antes, pero podemos desprendernos de todos esos hábitos de criticarnos a nosotros mismos y a los demás.
Imagina cuántos diálogos internos desaparecerían.
Si no hay libertad de elección, también está claro que cada momento de nuestra vida hasta ahora ha sido absolutamente apropiado.
No hay ningún paso que hubiéramos podido dar de manera diferente.
Todo lo que pareces haber hecho no podría haber sido diferente.
Solo somos actores en una película, actuando y reaccionando en función de nuestros condicionamientos.
Nuestros programas simplemente responden a las circunstancias.
Cuando vemos que no podemos gestionar nuestros pensamientos, surge una sensación de libertad, porque ahora vemos que todo simplemente ocurre como ocurre.

Aun así, algunos argumentarán que ellos sienten como si pudieran decidir verdaderamente por sí mismos, y es cierto que el sentido de libre elección parece muy real y convincente.
Así es exactamente como la ensoñación está diseñada.
Pero la cuestión de si creemos en el libre albedrío o en la programación sigue estando basada en nuestro concepto del tiempo y en el concepto de que somos una persona.
¿Qué pasa cuando vemos que el tiempo es una ilusión?
¿Qué pasa cuando entendemos la ilusión de ser una entidad separada?
Todas estas discusiones filosóficas son irrelevantes cuando se comprende que ambas teorías están construidas sobre arenas movedizas, pues siguen perteneciendo a un punto de vista personalizado.
En cuando queda claro que la persona (que se supone que tiene libre albedrío, o no) es puramente conceptual, todas las discusiones son como discutir del sexo de los dragones.
Tales discusiones se vuelven ridículas en cuanto alguien señala que, de todos modos, los dragones no existen.
En cuanto queda claro que la persona misma es un concepto, una idea, todo lo demás queda claro inmediatamente.
Entonces todas las preguntas sobre el libre albedrío o la predestinación se evaporan.

SER



SER

En palabras de Buda:

<<Los sucesos ocurren, los actos son llevados a cabo, pero no hay un individuo que los ejecute>>.

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Liberación es ver desde la nada, desde la neutralidad, por así decirlo.
Es lo contrario de ser especial.
Es absolutamente común y magnífico al mismo tiempo.

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-.OM SHANTI.-

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