domingo, 8 de noviembre de 2015

Pecado y culpa fantasmas de la mente. Ramesh Balsekar. OM

SER


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-.Sri Ramesh S. Balsekar.-
(Mumbai, 1.917 - 2.009)
=.Discípulo de Sri Nisargadatta Maharaj y devoto de Sri Ramana Maharshi.=

SER


Extracto de:
PECADO Y CULPA FANTASMAS DE LA MENTE
Editorial Trompa de Elefente, S.A.
c/ Zurbano, 23 Bajo-B.
28010 Madrid
(2009)
www.trompadeelefante.com
ISBN: 978-84-935659-5-4
Biblioteca Advaita
   
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SER

Pecado y culpa,
orgullo y arrogancia,
odio y mala fe,
celos y envidia
crean un malestar
que convierte la vida
en un infierno.
Elimina ese malestar
y conviértete en un sabio
que participa activamente
en la vida tal y
como la conocemos,
aceptando su destino
de dolor y de placer
con paz y ecuanimidad.

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SER

Libertad es aquello que sucede
cuando la idea arrogante y tonta
de que vivimos nuestra vida
conforme a nuestra voluntad
se desvanece.

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SER

   -.Presentación.-

La presentación de este libro es de Susan Waterman, todo lo que expresa Susan sobre Ramesh y sus enseñanzas fue vivido por este "exbuscador espiritual" en la casa de Ramesh en Bombay cuando asistía a sus Sátsang (Asociación con la Verdad, o con alguien que tiene la Comprensión de la Verdad).  
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 La primera vez que escuché a Ramesh supe que él conocía realmente la respuesta, que él vivía la respuesta, y que a través de él la respuesta podría llegar a mí -<<todo lo que hay es la Consciencia>> también significaba tajantemente que <<nadie hace nada>>-. Gracias a Ramesh, la búsqueda pronto llegaría a su fin.
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La primera vez que Ramesh me habló directamente, sin ningún tipo de compromiso, como un verdadero guru, entendía que absolutamente nada sucede a menos que responda a la voluntad de Dios y que no hay poder en la tierra capaz de evitar que suceda aquello que tiene que suceder.
La belleza, la bendición y el impacto de sentarse a los pies de Ramesh responden a la alegría, la satisfacción y la paz que emana de sus enseñanzas y que se filtra en cada uno de nosotros cada vez más profundamente.
La vida se vuelve sencilla: esto es lo que sucede ante su presencia, si ésa es la voluntad de Dios y el destino del organismo cuerpo-mente.
La magnificiencia de todo esto reside en que no hay ningún <<tú>> ni ningún <<yo>> necesario en absoluto.
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Buena parte del asombro procedía de que casi no surgiron preguntas durante las primeras visitas a Ramesh.
Podía comprobar que, con un simple examen, mi experiencia personal verificaría los conceptos que Ramesh proponía de forma clara.
Además, su intención de ser claro resultaba muy evidente, no le preocupaba el efecto que sus enseñanzas produjeran en los individuos; por tanto, no había ni compromiso ni consuelo.
SER
Durante las primeras visitas a Ramesh, le pedí que me explicara el Karma.
La pregunta no se debía únicamente a que quisiera conocer la base del karma según Ramesh, sino a que había reflexionado durante años sobre algunos conceptos, aparentemente malinterpretados, que parecían reforzar el perpetuo sentido del hacedor.
Si las acciones podían ejecutarse con un espíritu brillante e intachable de no hacedor, no subyugado a las consecuencias que produjeran, el resultado consistiría en la acumulación de no karma -lo cual sugiere que el karma es algo más que la acción misma, más parecido a la acción más su sombra-.
Al mismo tiempo, la realización de acciones con ese espíritu era un atributo asignado a alguien que había alcanzado la iluminación.
Sin emgargo, si las acciones se realizaban con el pensamiento <<soy el hacedor>>, el resultado sería la acumulación necesaria e inevitable de karma, cuya sombra de bondad y maldad, de pecado y culpa, se agotaría en esta vida o en la siguiente y, así, sucesivamente...
Por tanto, el hacedor se presenta como la mochila de culpa y de malas acciones, salpicada tan sólo de algunas buenas acciones, junto a las que se sitúan las circunstancias de la vida de cada uno.
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Los mismos conceptos malinterpretados de acumulación de karma, etc., sirven de fundamento para el conjunto de ejercicios y de prácticas espirituales en una rutina interminable, para examinar o modificar mínimamente cómo yo soy el hacedor (por ejemplo, cómo soy una buena persona o cómo no soy tan buena persona); en la práctica, en mi opinión, todo parece reforzar continuamente la engañosa noción: <<Yo soy el hacedor y el culpable>>, así como ahondar en el pecado y la culpa.
Si se han realizado suficientes prácticas espirituales, investigaciones y contemplaciones, uno podrá librarse de las consecuencias de las <<malas>> acciones, del mal karma y, a partir de entonces, sólo acumulará buen karma o, mejor aún, no acumulará ningún karma en absoluto. 
De este modo, esa mochila en la que se acumulan copias de las acciones parece perpetuarse con prácticas y con enseñanzas mutuamente excluyentes, a causa de la mala interpretación de distintos conceptos y de una incorregible fuente de pecado y culpa, ¡al menos en esta vida!
La voluntad de Dios parece estar escondida en un doble fondo de esa mochila.
O, al menos, la voluntad de Dios parece reducirse o cuanto menos relegarse, por un ataque generalizado, a los vestigios imaginados de las acciones, siempre determinadas por un <<yo>> absolutamente necesario, responsable de todas las acciones.
Se trataba entonces de eliminar esa carga aparentemente inevitable y algunos conceptos frecuentemente malinterpretados de karma.
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  Su enseñanza más importante, enseñanza que no requería de ninguna preperación o explicación:
<<Si surge alguna pregunta y regresas a la base, lo fundamental es esto: el objeto creador nunca puede conocer la voluntad del Sujeto Creador.
Por tanto, el objeto creado nunca puede conocer el fundamento en el que se basa la voluntad de Dios; además, pase lo que pase, ello sólo puede suceder conforme a la voluntad de Dios.
Nada sucede a menos que sea voluntad de Dios.
Esa es la base de todo>>.
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La esencia de su enseñanza, que inspira y cautiva a muchos buscadores que acuden a él:
<<Haz lo que quieras hacer en cada momento, haz lo que creas que debes hacer y disfruta de la vida, disfruta de lo que la vida significa y acepta lo que suceda en cada momento como voluntad de Dios -a veces serán cosas bonitas, otras veces esas cosas no serán tan bonitas-.
Eso es todo lo que puede hacer.
La consecuencia más importante de esa aceptación para el objeto creado es la desaparición del orgullo, de la culpa, del odio, de los celos, de la envidia.
La vida se vuelve más sencilla, ya verás.
Eso es todo lo que el buscador puede esperar>>.
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Con la aceptación -y Ramesh nos recuerda con dulzura que también su aceptación responde a la voluntad de Dios y al destino de cada uno-, la vida se vuelve más sencilla, y verdaderamente maravillosa.
La carga de pecado y culpa se disuelve entonces en su esencia: <<Hágase tu voluntad>>.
Por este motivo, <<El "yo" ya no es necesario>>.
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A los pies de mi guru, Sri Ramesh S. Balsekar.
Susan Waterman.
Bombay, mayo de 2000.

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La autorrealización o Iluminación
no es más que la comprensión
más profunda posible
de que no hay ningún hacedor individual
de ninguna acción
-ni tú ni ningún otro-.
Además, no eres el pensador
de ningún pensamiento,
ni el experimentador
de ninguna experiencia;
simplemente suceden.

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-.Lo básico.-
Ramesh.:

Cuando los visitantes vienen a verme, la primera cosa que les digo es que cualquier palabra que pronuncie es un <<concepto>>, no la verdad.
Añado que cualquier cosa que cualquier sabio haya dicho en cualquier momento de la historia es un concepto; de igual modo, aquello que cualquier escritura o religión haya dicho es un concepto.
Un <<concepto>> siempre es susceptible de interpretación y, por tanto, aceptable para algunas personas y no aceptable para otras.
La <<verdad>> es aquello que nadie puede negar.

Si se pregunta a la mayoría de visitantes si piensan que conoce algo que sea la verdad y no un concepto, no tienen respuesta.
Mi respuesta entonces es que realmente hay <<una>> verdad innegable.
Un ateo puede venir a verme, asegurar que ha estudiado el asunto profundamente durante veinte años, tener un doctorado en Religiones comparadas, y estar convencido de que Dios no existe.
Yo le respondería que su punto de vista resulta legítimo porque <<Dios>> es un concepto.
Después le preguntaría: Dios puede o no puede existir, pero ¿acaso tú puedes negar que existes?
Esta Consciencia Impersonal del Ser, de la existencia, que nadie puede negar, constituye la única verdad, verdad no susceptible de interpretación.
En otras palabras, <<yo soy>> es la única verdad.
<<Yo soy Tom, Dick o Harry>> no es la verdad: la verdad <<yo soy>> está cubierta u oculta por el ego personal del individuo.

Este ego individual es el buscador espiritual. 
Realmente el ego no existe.

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¿Qué distingue al sabio de la persona de a pie?
¿Qué es lo que hace que un sabio sea un sabio?
La respuesta consiste en que el sabio accede a la Comprensión Total sin la menor duda de que, en palabras de Buda: <<Los acontecimientos suceden, las acciones se llevan a cabo, pero no hay ningún hacedor individual>>.
En otras palabras, la persona de a pie se considera el hacedor de sus acciones y el responsable de sus actos: de igual modo, cada persona cree que es responsable de sus acciones.
Sin embargo, el sabio tiene la total y absoluta convicción de que ni él ni ningún otro es el hacedor de ninguna acción, de que toda acción responde al acontecer divino a través de algún organismo cuerpo-mente y no a algo <<hecho>> por alguien.

<<Si nadie es el "hacedor" de ninguna acción, ¿quién vive su vida en este mundo?, ¿quién experimenta felicidad o infelicidad?, ¿quién busca la "autorrealización", la "Iluminación", etc.?>>.
La respuesta inmediata puede resumirse en que creemos que vivimos nuestras vidas pero, en realidad, la vida está siendo vivida a través de los millones de organismos cuerpo-mente.
Es el ego el que se cree el hacedor y el que experimenta felicidad o infelicidad.
Es el ego el que piensa que es el buscador, el hacedor, el responsable de sus acciones.
Este concepto implica que el ser humano no es más que un instrumento o un ordenador programado de manera única mediante el cual la Fuente de Energía Primordial, o Consciencia, o Dios (o como se prefiera llamar a la Fuente), funciona o realiza las acciones.
Dicho de otro modo, la Fuente utiliza los millones de ordenadores humanos, programados de manera única, exactamente como nosotros utilizamos nuestro ordenadores personales.
Se introduce una orden en el ordenador programado y el ordenador sencillamente reproduce la respuesta para la cual ha sido programado.

¿Qué es la programación en el organismo cuerpo-mente y cómo utiliza la Fuente (o Dios) el ordenador humano?
No cabe elección alguna acerca de los padres y, por tanto, en la transmisión genética del ADN exclusivo en el organismo cuerpo-mente, tampoco es posible escoger el ambiente en el que se nace y en el que el organismo cuerpo-mente recibe su condicionamiento desde el primer día.
El ADN exclusivo y el condicionamiento del ambiente conforman la <<programación>> del ordenador cuerpo-mente.

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-.Nisargadatta Maharaj (maestro) y Ramesh Balsekar (discípulo) por Mumbai.-

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 El ser humano es básicamente un objeto, una especie de objeto que, junto a miles de especies de objetos, forma la totalidad de la manifestación.
Lo que funciona a través de los millones de ordenadores humanos es la Fuente -o Dios o Energía Primordial-, que produce mediante cada uno de los ordenadores humanos aquella respuesta o acción que, a su vez, supuestamente sucede conforme al deseo de Dios -o de la Fuente-, o de acuerdo a lo que podría denominarse Ley Natural o Ley Cósmica.
Este hecho no implica que la electricidad -un aspecto de la Energía Primaria- no fluya a través de cada dispositivo eléctrico y produzca aquello para lo que el dispositivo ha sido diseñado. 

¿Cómo utiliza la Fuente o Dios el ordenador humano?
En mi opinión, el estímulo es un pensamiento que proviene de la Consciencia, de la Fuente; el cerebro responde a este estímulo y se obtiene una respuesta en forma de reacción en el organismo cuerpo-mente del ser humano.
La investigación ha demostrado que el estímulo se produce medio segundo antes que la reacción del ego.
Por tanto, el ego individual no controla el estímulo y, por supuesto, el ego no ha ejercido control alguno sobre la programación en el organismo cuerpo-mente; es decir, el ego no tiene control ni sobre el estímulo ni sobre la programación que dicta la reacción, que es obviamente una reacción biológica o mecánica.
¡Y aun así el ego llama a esta reacción su propia reacción!.
Lo que sucede es que el cerebro reacciona ante un estímulo en el organismo cuerpo-mente, de acuerdo con la programación sobre la que el ego no tiene ningún control.
¡Y, no obstante, el ego insiste en que  esta reacción mecánica es su acción!

Surge la siguiente pregunta:<<Si la reacción en el ordenador programado del organismo cuerpo-mente es  más o menos la misma en un sabio y en un hombre de a pie, ¿cuál es la diferencia entre ambos?>>.
La respuesta se encuentra en aquello que sucede tras la reacción inicial.

En el caso de la persona común, cuando se produce una reacción negativa y aparece la rabia, el ego invade la situación.
En ese caso, el ego piensa: <<Estoy enfadado y no debería estarlo, pues el médico me dijo que si no controlo mi rabia, me subirá la tensión y podré padecer un ataque al corazón>>.
Ésta es la implicación del ego en el tiempo horizontal mientras que la reacción en el organismo cuerpo-mente ocurre sólo en el momento presente. 

En el caso del sabio, la rabia surge y el sabio puede acabar gritándole a la persona que la causó.
Sin embargo, la reacción finaliza y el sabio está preparado para cualquier cosa que suceda después.
El sabio vive momento a momento y, así, el organismo cuerpo-mente responde a cualquier cosa que suceda en cualquier momento.

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SER

Si se elimina de la mente 
la pesada carga de pecado y culpa,
de orgullo y arrogancia,
de odio y envidia,
el ser humano se convierte
en sabio.

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De pronto, la Consciencia está alerta -cuando, en un principio, no lo estaba-, la energía potencial primaria se activa y es en ese instante cuando se produce el Big Bang y nace el universo entero con su infinita variedad.
La Consciencia es inmanente en cada átomo y en cada particula subatómica y, al mismo tiempo, trasciende cualquier manifestación y todo lo que está dentro de ésta.

Noúmeno y fenómeno -lo no manifestado y lo manifestado- son, en esencia, una unidad que se ha dividido a sí misma en un espejismo o ilusión para disfrutar de la dualidad que conforma la vida.
Al finalizar la expresión aparente, cuando la energía activada se consume a sí misma, la manifestación completa regresa a la Fuente, lo no manifestado.
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<<Así como la araña teje su hilo y lo saca de su propia boca, juega con él y lo recoge de nuevo hacia sí misma, así el Señor eterno e inmutable, que no tiene forma ni atributos, que es absoluto conocimiento y absoluta bienaventuranza, desarrolla todo el universo fuera de Sí Mismo, juega con él un instante y, después, lo recoge sobre Sí Mismo>>.
-.(Bhagaván Sri Ramana Maharshi).- 

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¿Qué es lo que busca realmente un buscador espiritual?
La respuesta suele encontrarse en las palabras de algunos buscadores espirituales extraídas de algunos libros o conversaciones, tales como <<me estoy buscando amí mismo>>, <<estoy buscando a Dios dentro de mí>>, <<estoy buscando la verdad>>, es decir, la respuesta se resume a frases extremadamente vagas.
Algunas veces, me sorprende una respuesta sencilla, honesta, como <<quiero estar a gusto conmigo mismo y sé que no lo puedo estar a menos que esté a gusto con los demás>>.
Mi consejo entonces es que quizá lo que se está buscando es <<eso>> que trasciende tanto la felicidad de poseer cosas materiales como la ausencia de felicidad por carecer de cosas materiales en la vida; tal vez eso podría llamarse <<paz>>.
La experiencia de esta paz se produce durante el sueño profundo y, también, en determinados momentos, al despertar, cuando la mente pensante, con sus expectativas, está relajada y tranquila. 

Lo que el buscador está buscando realmente es que la paz del sueño profundo permanezca al estar despierto, cuando la mente pensante no está dormida como en el estado de sueño.
La paz interior prevalece durante el sueño profundo porque el ego no está activo y el sentimiento de acción personal, acompañado por el sentido de las expectativas, está ausente.
La misma paz interior puede perdurar hasta en estado de alerta si el sentimiento de acción personal permanece ausente mientras se participa en la vida.
En otras palabras, mientras la actividad tiene lugar en estado  de alerta, la paz interior puede prevalecer siempre que se mantenga la total e incondicional convicción de que no hay ningún hacedor individual detrás de cada una de las acciones que suceden a través de cualquier organismo cuerpo-mente.
Por tanto, ello implica la aceptación total e incondicional de Lo-Que-Es en cada momento, ya que no hay ningún individuo capaz de hacer nada:
Todo lo que sucede es un acontecimiento divino producido mediante algún organismo cuerpo-mente que, simplemente tenía que suceder en el momento y en el lugar en que ocurrió, de acuerdo con el deseo de la Fuente o Dios -o, si se prefiere, conforme a la Ley Cósmica. 

La paz interior aporta al buscador la convicción total y absoluta de que el deseo de Dios sobresale en todo momento y, por tanto, carece de sentido hablar de culpa o de pecado en el caso de cualquier persona individual.
Sólo la irritación constante previene u obstruye la paz interior:
<<No debería haber hecho lo que hice>>, <<debería haber hecho lo que no hice>>...
La aceptación <<total>> de las tres sencillas palabras <<Hágase tu voluntad>> produce esta paz interior porque el significado de estas palabras -que, en verdad, no necesitan interpretación- remite a que cualquier acontecimiento -que suceda o no suceda- se debe únicamente al deseo de Dios y no a la acción o inacción de alguien.
Dicho de otro modo, ser capaz de aceptar el deseo de Dios -que depende, él mismo, del deseo de Dios- supone una inmensa liberación de la monstruosa carga de pecado y culpa de la mente.

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Las cosas ocurren,
no hay ningún hacedor individual.
Las cosas ocurren porque Dios así lo desea;
las consecuencias relevantes afectan
a quienes están involucrados en ellas
de acuerdo con el deseo de Dios.
La voluntad divina puede sustituirse
por las nociones de Ley Cósmica o Ley Universal.

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El Señor vive en el corazón de cada criatura
(como la Consciencia).
Con su hipnosis divina,
hace que todos los seres se muevan
a través de la vida
como si estuviesen ensamblados
(como si fuesen piezas de una máquina).
-.Bhágavad Guita, XVIII/61.-  

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La voluntad de Dios (o de la Fuente) y el libre albedrío del hombre. 
Este problema conduce a la siguiente reflexión:
<<"Hágase tu voluntad" constituye un concepto muy positivo, pero tengo que vivir en una sociedad que, en la práctica, "no acepta" este concepto y me hace responsable de mis acciones.
¿Cómo vivo entonces? ¿Qué hago cuando tengo que tomar una decisión?>>
Éste es un argumento muy válido.
Mi respuesta a esta cuestión es sencilla: haz lo que quieras hacer; haz lo que pienses que debes hacer de acuerdo con tus propias normas sobre lo que está bien y lo que está mal.
Dicho de otro modo, puedes hacer lo que quieras hacer.

Algunas de tus decisiones se han convertido en acciones y otras, no; algunas de tus acciones han producido los resultados previstos y otras, no.
Seguramente, muchas de <<tus>> acciones han producido resultados relativamente contrarios a tus expectativas.
Gracias a tu propia experiencia puedes comprobar que el libre albedrío apenas puede ir más allá de tomar una decisión.
No puedes controlar aquello que sucede después porque siempre intervienen otros factores sobre los cuales no tienes control alguno. 

Tu decisión está basada en tu <<programación>>; los genes -el ADN-, y tu condicionamiento, que incluye tu educación y tu experiencia práctica, sobre los que , en realidad, no has podido ejercer ningún control.
Investigaciones recientes han revelado que muchas de tus acciones -tanto buenas como malas, positivas o negativas- están determinadas por tus genes.
Por este motivo, debe considerarse en cada caso si el libre albedrío es verdaderamente genuino.

Solamente se puede hacer lo que uno considera fruto de una decisión responsable.
El reso depende de la voluntad de Dios.
En otras palabras, una acción sucede porque responde a la voluntad de Dios, y los resultados o las consecuencias también representan la voluntad de Dios; así, la acción y las consecuencias se unen en lo que se ha denominado <<la voluntad de Dios>>.
Por tanto, <<tu>> responsabilidad se restringe a tomar una decisión.
¡Ninguna persona tomaría, al menos conscientemente, una decisión irresponsable!
De hecho, generalmente una persona tiene fama de ser responsable o de no serlo.

El tipo de vida de una persona no depende necesariamente de la programación del organismo cuerpo-mente sino del deseo de Dios o del destino del organismo cuerpo-mente implicado.

Desde el punto de vista del ser humano la vida no es necesariamente lógica.
La vida está basada en la voluntad de Dios o Ley Cósmica y, para el intelecto humano, resulta imposible comprender en qué se basa el deseo de Dios.

¿Cómo ha podido permitir Dios que esto suceda?
¿Po qué Dios permite que exista la enfermadad y la guerra?
¿Por qué Dios crea niños discapacitados?
¿Quién quiere saber?
Quién quiere saber es, básicamente y esencialmente, un objeto en la manifestación que desea conocer el motivo por el cual el sujeto actúa.
Pero ¿cómo puede conocer un objeto al sujeto?
Por tanto, cuando el intelecto plantea esta pregunta lo que en realidad ocurre es que el intecto -el ego- ha usurpado la subjetividad de Dios y, todavía peor, ¡convierte la subjetividad pura en un objeto que el <<pseudosujeto>> quiere conocer!
¡Estoy tentado a llamar a este hecho el <<pecado original>>!
Otro modo de acercarse a este problema consiste en percibirlo como el insignificante intelecto humano que intenta comprender la eternidad de Dios.

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-.Sri Nisargadatta Maharaj y Ramesh Balsekar.-
 
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Resulta evidente que el reo que crea problemas y se convierte en infeliz es el intelecto, la mente pensante, el ego. 

¿Por qué la Fuente -o Dios- creó el ego, responsable de la infelicidad del ser humano?
Desde el punto de vista del buscador, ésta es una pregunta válida y debe ser investigada.
Cabría responder que el ego constituye el fundamento de la vida, tal y como la conocemos, o el funcionamiento de la manifestación, o lila, tal y como la terminología hindú utiliza el término.

El fundamento de la vida tal y como la conocemos, es doble:

a) El fundamento de la manifestación -lila- está basado en la existencia de los opuestos interconectados: masculino y femenino, bueno y malo, belleza y fealdad.
Nunca ha existido un momento en la historia de la humanidad en que los opuestos interconectados no se dieran al mismo tiempo.

b) El fundamento de la vida tal y como la conocemos está basado, a su vez, en las interrelaciones humanas: amistad y enemistad, amor y odio, gusto y disgusto.
Estas interrelaciones sólo pueden desarrollarse cuando los egos escongen unos contra otros e interactúan unos con otros.
Por este motivo, la Fuente -o Dios- creó egos ligados a cada organismo cuerpo-mente, de forma que la elección entre los opuestos interconectados pudiera tener lugar y proveer el fundamento de la vida tal y como la conocemos, a través de las interrelaciones humanas.

De acuerdo con esta idea, tras crear el ego para que pudieran darse las interrelaciones humanas, Dios -o la Fuente- también comenzó el proceso de destrucción del sentido de acción personal en un número limitado de casos en los cuales pudiese ocurrir la autorrealización o Iluminación.
Evidentemente, el sentido de acción personal en el ego causa la infelicidad del mismo.
En los casos en que el proceso comenzó, los organismos cuerpo-mente fueron provistos de la programación adecuada para provocar tal proceso.
Esta idea apunta a que la búsqueda espiritual se produce porque el organismo particular cuerpo-mente ha sido programado para que ésta suceda y no porque ningún individuo haya <<decidido>> buscar la autorrealización o Iluminación.

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Desde el mismo momento en que un bebé nace y busca el pecho de su madre instintivamente, la vida no es sino búsqueda.
La clase de búsqueda que se produce depende de la programación de cada organismo cuerpo-mente.
El buscador es sólo la ilusión del gozo que posee el sentido de acción personal, creada por Dios (o la Fuente) a través de la hipnosis divina, de modo que la vida, tal y como la conocemos, puede suceder. 
Tanto esta realización <<total>> como la acción personal no constituyen más que una hipnosis, pues toda acción corresponde a un suceso divino producido mediante algún organismo cuerpo-mente: esto es lo que se conoce generalmente como autorrealización.

La pregunta que permanece latente es la siguiente:
<<¿Cómo es posible que esta absoluta, total e incondicional aceptación de que ninguna acción es una acción individual produzca la paz de la autorrealización?>>. 
El sabio solamente es sabio por esta aceptación total, incondicional, de que toda acción realizada mediante cualquier organismo cuerpo-mente no es más que un suceso divino; en palabras de Buda:
<<Los acontecimientos suceden, las acciones se llevan a cabo, pero no hay ningún hacedor individual>>.
Las acciones, tanto físicas como mentales, siguen sucediendo a través de cualquier organismo cuerpo-mente mediante la reacción del cerebro a un estímulo -ya sea un pensamiento o algo que se ve, se oye, se prueba, se huele o se toca- sobre el que  el ego no tiene ningún control, de acuerdo con la programación sobre la que tampoco ha podido ejercer control alguno.

Una acción particular es juzgada por la sociedad como una <<buena>> acción: la aprobación de la sociedad se convierte entonces en un estímulo en el ordenador cuerpo-mente del  sabio y la respuesta es una sensación de placer.
Sin embargo, la comprensión <<total>> del sabio le hace pensar que la acción que ha provocado el aplauso de la sociedad no es <<su>> acción: por tanto, aunque puede aparecer una sensación de placer, nunca aparecerá una sensación de orgullo.
Por otra parte, si una acción que ocurre a través del organismo cuerpo-mente de un sabio hiriera a alguien sin querer o fuera de algún modo reprobada por la sociedad, surgiría una sensación de rechazo pero, sabiendo que no era <<su>> acción, no podría haber sentimiento de culpa.
De igual modo, si la acción de alguien hiriese a un sabio, la herida sería aceptada como la voluntad de Dios o como el propio destino y, sabiendo que la acción no pertenecía a nadie, el sabio no podría odiar a nadie.
Asimismo, el sabio no puede estar celoso o tener envidia de nadie: cualquier cosa que suceda sólo responde al deseo de Dios.

El sabio vive en sociedad, es decir, participa en la vida de manera activa, como cualquier otra persona: disfruta de los placeres de la vida y sufre los dolores y las heridad de la vida, como cualquier otra persona ordinaria.
Sin embargo, el aspecto más importante radica en que, a diferencia del resto de personas, el sabio participa en la vida sin la carga de orgullo o de culpa, de odio, de celos o de envidia hacia nadie.
Recurriendo a las palabras de Buda, el sabio participa en la vida, que es aflicción (<<samsara es dukkha>>), pero, al mismo tiempo, disfruta la paz (shanti) del nirvana; confirma así las palabras de Buda: <<Samsara es dukka, nirvana es shanti, ¡pero no son dos!>>. 

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La última pregunta que implica este estadio es:
<<¿Cómo se puede adquirir la aceptación total e incondicional de que toda acción es un suceso divino y no responde a la acción de cualquier persona individual?>>.
La respuesta -por lo demás evidente- es que ¡nadie puede adquirir o alcanzar esta clase de aceptación acerca de la voluntad de Dios a menos que ello responda justamente a la voluntad de Dios!
Pero uno puede tener un consuelo considerable por el hecho de que la búsqueda de la paz de la mente haya ocurrido a través de la gracia de Dios y sea verdaderamente la responsabilidad de Dios promover el desarrollo del proceso.
Como dijo Ramana Maharshi:
<<Tu cabeza ya está en la boca del tigre y no hay salida>>.
El hecho de que nada puede suceder a menos que sea la voluntad de Dios no impide hecer lo que se piense que se debe hacer, uno tiene ese aparente libre albedrío.

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-.Sri Nisargadatta Maharaj y Ramesh Balsekar. Mumbai.-

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La única práctica espiritual que suelo recomendar para que la aceptación intelectual sea más profunda consiste en poner a prueba la verdad de este concepto a través de la experiencia personal.
El ego puede aceptar intelectualmente este concepto de la voluntal de Dios pero la aceptación puede no alcanzar su estadio final a menos que el ego entienda, a partir del análisis de la propia experiencia  personal, que este concepto corresponde a la verdad en la medida en que le concierne.
Si uno piensa únicamente en su experiencia pasada, es inevitable concluir que los acontecimientos más significativos de la vida no son las propias acciones sino acontecimientos sobre cuales apenas se ejerce ningún control, que son el resultado de circunstancias sobre las cuales tampoco se tiene control alguno.

No obstante, esta reflexión no es suficiente para convertir el concepto en hecho: debe ser probado con la experiencia personal, día a día.
Por ello, debe realizarse un análisis completo y honesto de lo que se consideran <<nuestras>> acciones cotidianas.
Este análisis supone un paso más allá con respecto al célebre <<¿Quién soy?>> de Ramana Maharshi.
El análisis aquí sugerido está basado en la pregunta:
<<¿Soy yo el hacedor de lo que considero "mis" acciones?>>.

Al final del día, siéntate durante 20 ó 30 minutos, solo, en la quietud, y piensa en una o en más acciones del día que crees que protagonizaste -que fueron <<tus>> acciones-.
Averigua si decidiste, de forma inesparada, realizar esa acción o ¿acaso fue un pensamiento o un suceso que comenzó con esa acción sobre la cual no tuviste en realidad ningún control?
Entonces, analiza el curso o el proceso de esa acción y deduce el control real que tuviste sobre ella.
Si tu análisis es completo y honesto, llegarás a la conclusión en cada caso de que cada acción que pensaste como <<tu>> acción depende de múltiples factores sobre los cuales no has ejercido realmente ningún control.
 En otras palabras, te darás cuenta de que ninguna acción fue en realidad <<tu>> acción.
Por supuesto, no hace falta insistir en que <<tu>> propia acción de analizar -así como la honestidad y la globalidad que implica- depende de la voluntad de Dios. 

Lo sencillo o difícil que resulte el proceso de análisis corresponde, asimismo, a la voluntad de Dios.
El aspecto más importante es que cuando el ego se convence por fin de que realmente no puede llamar a ninguna acción <<su>> acción, se enfrenta al interrogante definitivo: <<Si ninguna acción es "mi" acción y las cosas suceden sin necesidad de "mí", entonces, ¿quién es este "yo" acerca del cual estoy tan preocupado?  
¿Existe realmente un "yo"?
La pregunta se convierte en un dolor insoportable, que surge de las entrañas, de la Fuente, y la respuesta tambien proviene de la Fuente:
<<Mi querido niño, nunca ha habido un "yo" para padecer el dolor de la vida y todo lo que siempre ha habido es la Fuente desde la que ha emergido la manifestación; ella es lo único que ha estado funcionando a través de los millones de seres humanos>>.
Una acción sucede porque ésa es la voluntad de Dios; los resultados o las consecuencias, sean cuales sean, también responden a la voluntad de Dios.

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El concepto de karma basado en la acción invividual. 

Cuando la teoría del karma no está basada en un suceso o hecho como tal, sino en la acción de un individuo -no en el <<Hágase tu voluntad>> sino en el <<libre albedrío>> del ser humano-, ésta da un giro radical y la teoría se resume entonces en: <<Lo que siembras es lo que recoges>>. 
La mera experiencia vital durante un largo período de tiempo ha demostrado que esta idea de sembrar y recoger no funciona.
¡La vida demuestra una y otra vez que quien siembra no siempre es la persona que recoge!
¡Además, hay quien recoge sin haber sembrado nada en absoluto! 
No se detectan todos los crímenes, no se castiga a todos los criminales.
Y, más allá, en numerosos casos gente inocente ha sido juzgada culpable y, por tanto, castigada.

Aun así, la teoría del Karma basada en las acciones individuales estructura un proceso de siembra y recogida que no se restringe a una vida, sino que se extiende de una vida a otra de la misma <<alma>> individual.
Por ello, según la teoría, si se sufre en la vida es porque el <<yo>> cometió malas acciones en <<su>> vida anterior.
Por ese motivo, además, uno debe asegurarse de que sus acciones en esta vida sean buenas y puras, de modo que no se sufra en la siguiente vida. 

El talón de Aquiles de esta teoría consiste en que el individuo se pregunta a sí mismo:
<<¿Quién sufre en esta vida a causa de las acciones de su vida anterior?
El ego individual es el que sufre: por ejemplo, en esta vida soy Robert y estoy sufriendo; si en una vida anterior fue un tal William quien hizo algunas cosa malas, ¿por qué debo yo, Robert, sufrir en esta vida?
De nuevo, ¡por qué debería yo, Robert, hacer acciones positivas y renunciar a toda la diversión de esta vida, de modo que algún Dennis disfrute de una mejor vida en la siguiente vida?
En esta vida sólo me preocupa Robert, pues no conozco mis vidas anteriores>>. 

De acuerdo con la idea expuesta -de acuerdo con el advaita o la no dualidad-, sólo cabe repetir las palabras de Buda: <<Los acontecimientos suceden, las acciones se llevan a cabo, pero no hay ningún hacedor individual>>.
Los acontecimientos y los hechos tienen sus consecuencias pero siempre conforme a la voluntad de Dios y, puesto que no hay hacedores individuales y el ego-hacedor es sólo una ficción creada por la hipnosis divina, tampoco existe en realidad ningún Robert que sufra a causa de las malas acciones de ningún William.

El sufrimiento o el placer en la vida de cada organismo cuerpo-mente responde a la voluntad de Dios y ningún objeto humano podrá nunca, de ningún modo, conocer a qué se debe la voluntad de Dios.
Los cientificos pueden ser capaces de recrear determinadas condiciones vitales inmediatamente después del Big Bang, pero ¿podrán alguna vez recrear las condiciones que correspondan al instante inmediatamente anterior a que se produjera el Big Bang?. 

SER



SER  

El concepto de pecado y culpa.

Resulta evidente por qué no existe ninguna definición definitiva de qué es y no es <<pecado>>.
Un grupo de gente influyente de cada época decide qué constituye pecado dependiendo de las circunstancias históricas. 

Interesante conocer lo que el Bhágavad Guita señala acerca del pecado y la culpa:

<<No puedes cometer un pecado ni protagonizar un hecho meritorio que Dios tenga en cuenta.
La luz del conocimiento básico está cubierta por la oscuridad de la ilusión del ego y, por este motivo, el individuo piensa en términos de pecado y mérito>> 
.(V/15).

Estas palabras acaban con la idea de un Dios sentado en algún lugar en las nubes, que atisba y mantiene la cuenta de cada pecado y de cada buena acción realizada por cada ser humano, de modo que un individuo pueda así ser debidamente castigado o recompensado.
Obviamente, esa idea proviene de la ignorancia.
Tal idea no se sostiene si uno está totalmente convencido de que ninguna acción puede suceder excepto si ésa es la voluntad de Dios.
Si se acepta totalmente la voluntad de Dios, lo personal no existe y, por tanto, no cabe ningún cuestionamiento en términos de pecado o mérito.

Antes de considerar la relevancia de la voluntad de Dios en nuestra vida, cabe aclarar qué se entiende por <<Dios>>.
En mi opinión, Dios es la Fuente, la Consciencia, el Poder Supremo, el Noúmeno, la Unicidad, pero se puede colocar cualquier otra etiqueta; en resumidas cuentas, es la Fuente única de la que ha emergido la manifestación, el universo, cuya base es la existencia, que surge cuando los opuestos se conectan.
La Fuente -o Dios- trasciende los opuestos interconectados: el <<uno>> en cada momento, lo no manifestado desde el que ha emergido la dualidad de la apariencia manifestada.

El verdadero problema para la mente del individuo -ya sea creyente o no- es la concepción errónea de que Dios sólo está relacionado con lo que la persona individual con autoridad considera <<bueno>> en las circunstancias que prevalezcan en cada momento.
La mente pensante del ser humano no puede aceptar que todos los acontecimientos, en todos los momentos -Lo-Que-Es en el momento presente-, respondan a la voluntad de Dios.
Esto es así porque el concepto de Dios no se asimila a la Fuente, al Uno en cada momento, a partir del cual ha surgido toda la manifestación.
Así, la mente pensante, el ego del creyente y del no creyente (en la mayoría de casos) es incapaz de aceptar que la voluntad de Dios se refiera a todo lo que existe en cada momento: la voluntad de Dios no depende de lo que el ser humano considera <<bueno>> y <<malo>>.

Bhágavad Guita:

<<Soy el Atman [la pura subjetividad] que habita en el corazón de cada criatura mortal: soy el principio, soy la amplitud de la vida y soy el final de todos los seres>>
.(X/20). 

Este es el tema central del Bhágavad Guita; su significado es transparente.

Resulta imposible para el ser humano -un objeto en la totalidad de la manifestación- saber y comprender la razón sobre la que se erige la voluntad de Dios.
Como el místico y clérigo alemán Eckhart señala, el ser humano sólo puede maravillarse ante la magnificiencia y de la variedad de la creación y el designio de Dios: ni siquiera se puede empezar a entenderlo.

La rendición a la voluntad de Dios tiene que ser total e incondicional.
No hay rendición total a la voluntad de Dios si se interpreta condicionalmente.

Como indica este himno:

<<Aunque mi camino sea oscuro y mi suerte, triste,
concédeme estar tranquilo y no quejarme,
y respirar la oración enseñada por lo divino
"Hágase tu voluntad">>.

SER



SER 

Preguntarse por qué un organismo cuerpo-mente se programa de una determinada manera sólo puede derivar de un objeto humano: una especie de objeto que, junto con otros miles de objetos, constituye la totalidad de la manifestación que ha surgido desde la pura subjetividad de la Fuente.
Obviamente, resulta imposible para un objeto determinar la lógica sobre la que la subjetividad pura decide.

Realmente no puedo conocer la voluntad circunstancial de Dios (o la Fuente).
La única respuesta a este dilema del hombre común es que él hará lo que crea conveniente de acuerdo con su <<propia naturaleza>> -que ha sido modelada por Dios- y, de este modo, hará precisamente lo que Dios quería que hiciera.
Pensando de este modo, no se agobiará con la carga de pecado y culpa de su mente sea cual sea el resultado de la acción.

La misma idea desarrollada en relación con las acciones del ser humano fue expresada de un modo extremadamente valiente hace 400 años por Gora, un santo de Maharashtra (India).
Gora dice estas palabras referentes a un abhanga que se canta cada día después de mi charla con los visitantes:

<<El cuerpo está sujeto a las leyes fenoménicas, dejemosle disfrutar del trabajo que le ha sido asignado por Dios o la Naturaleza.
Los organismos cuerpo-mente hacen las cosas que se supone que tienen que hacer.
No existe "buen camino" ni "buena conducta" para el instrumento, sólo el camino diseñado y programado>>.

La aceptación incondicional del <<Hágase tu voluntad>> es transparente.
No es necesario que haya una regla de conducta para tomar una decisión, sólo debes hacer aquello que creas más adecuado.

Ningún objeto humano puede conocer el fundamento sobre el que la voluntad de Dios decide.
Dios no ha creado el universo solamente para el beneficio de sus amados seres humanos.

La cuestión del pecado y la culpa surge sólo sobre la base de que es la voluntad del ser humano la que decide y no la voluntad de Dios.
Si uno acepta total e incondicionalmente el <<Hágase tu voluntad>> sin la más ligera reserva, y hace aquello para lo que está programado sin el menor sentido de acción personal, el sentido de pecado o de mérito no puede surgir.
La autorrealización consiste en la capacidad del ser humano de participar en la vida y aceptar aquello que suceda como la voluntad de Dios en cada momento -placer o dolor, felicidad o desdicha, éxito o fracaso-.
Y, de este modo, un sabio participa en la vida sin ninguna carga de pecado y culpa en su mente.

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Una vez, Ramana Maharshi escuchó una pregunta de un hombre joven con mucha sinceridad y humildad:
<<Pierdo el sentido con la visión de los pechos de una joven vecina y frecuentemente tengo la tentación de cometer adulterio con ella: ¡qué debo hacer?>>.
Ramana Maharshi respondió:
<<Tú siempre eres puro. 
Son tus sentidos y tu cuerpo los que te tientan y lo que tú confundes con tu "yo" real.
Así que primero averigua quién está para ser tentado.
Pero, incluso si el adulterio ocurre, no pienses en ello después porque tú siempre eres tú mismo, puro.
"Tú no eres el pecador">>.

<<Hágase tu voluntad>>
El sabio dice:
<<"No eres el pecador", simplemente porque si "tu voluntad" se hace en todo momento, ¿cómo puede haber un pecado?>>.

Cuando Ramana Maharshi afirma: <<Siempre eres puro>>, obviamente no se refiere al ego ficticio, que conlleva el sentido personal de ser el hacedor.
El sentido del ego de acción personal realmente constituye la ilusión del ego a la que se refiere Ramana Maharshi.
Cuando sucede algo -lo que la sociedad llama un acto bueno o un acto malo-, sea lo que sea, podría no haber sucedido a menos que ésa sea la voluntad de Dios.
De no ser así, Dios -o la Consciencia, la Fuente, lo Uno en cada momento- no podría ser omnipotente en esta vida tal y como la conocemos.
En otras palabras, <<Hágase tu voluntad>> debe aplicarse en todo momento y no sólo en algún momento <<final>>.

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Se impone la siguiente pregunta:
<<¿Qué hago si no conozco la voluntad de Dios?>>.
La respuesta a nivel práctico es sencilla: <<Haz lo que tu "naturaleza" te diga que hagas.
Tu "naturaleza" es la programación en tu organismo cuerpo-mente creado por Dios>>.
Haz aquello que crees conveniente, de acuerdo con tu programación.
Si algo sucede, sucede debido a la voluntad de Dios, sean cuales sean las consecuencias.
Si no sucede, eso también se debe a la voluntad de Dios.
En realidad, no puedes ir en contra de la voluntad de Dios: la acción es la voluntad de Dios y las consecuencias tambien son la voluntad de Dios.

Cualquier acontecimiento que sucede en las interacciones entre las diferentes especies de objetos responde a la voluntad de Dios, y un ser humano no puede juzgar a Dios.
En otras palabras, sólo en la aceptación total e incondicional de Su voluntad descansa nuestra paz.

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Eckhart, el famoso místico alemán, escribió:

<<Dios no subyuga la voluntad [individual]: la deja libre, de modo que no quiere algo diferente de lo que Dios mismo quiere, lo cual significa libertad.
Por su parte, la mente no puede querer algo diferente de lo que Dios quiere, y ése no es su cautiverio sino su propia libertad>>.

En un principio, los escritos de Eckhart fueron ignorados por la Iglesia pero, cuando sus enseñanzas se popularizaron, la Iglesia se vio obligada a tomar una decisión: Eckhart fue excomulgado -lo que en aquellos días implicabe la pena de muerte-.
Antes de conocer esta decisión, Eckhart murió de muerte natural.

SER



SER
   
Si has escuchado algo de todo esto,
perfecto; si no, también.
Si se produce algún cambio
como consecuencia de ello,
deja que suceda.
Si la comprensión
-sea del tipo que sea-
tiene algún valor,
alguna importancia,
debe encontrar de manera natural
su propio camino hacia fuera.
<<Nadie>> lo puede hacer.

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La percepción consciente acarrea la identificación con el cuerpo como una identidad individual en el animal -incluso el ser humano-.
Eso es el ego.
La gran diferencia entre el ego del animal y el ego del ser humano es que el ego del ser humano está infundido del sentido de acción personal.
Lo que la Fuente saca del organismo cuerpo-mente humano es percibido por el ser humano como <<su>> acción.
Este sentido de acción personal conlleva el orgullo del logro, la frustración del fallo, la culpa y el pecado, a causa de ciertas acciones que suceden a través de su propio cuerpo.

Además, este mismo sentido de acción personal extrae odio, celos y envidia de acciones que suceden a través de la <<otra>> persona.
Esta carga de la mente -de orgullo, de culpa, de frustración, de odio, de celos y de envidia- provoca básicamente que un individuo sienta la esclavitud de la individualidad.

Con la Comprensión Total -que equivale a la anulación de esta carga de pecado, culpa y odio a través del sentimiento de acción personal-, el ego continúa participando en la vida, disfruta del placer, sufre la pena y el dolor como la voluntad de Dios y no como la acción de ninguna persona individual.
Esta Comprensión Total implica que toda acción es un suceso divino y no la acción de ningún individuo.
La Comprensión Total -conocida como autorrealización o iluminación- significa participar en la vida con la paz que supone sacarse la carga de orgullo, pecado. culpa, odio, celos, envidia...

SER



SER  

Hace algún tiempo, estaba viendo el canal National Geographic en la televisión.
En la pantalla vi un pequeño pez que nadaba felizmente.
De repente, un pez enorme -quizá cincuenta veces mayor que el anterior- engulló al pequeño.
Pensé: <<Ése es el significado de la vida>>.
La vida acontece y se acaba.
Nadie debe preocuparse por el pecado y la culpa, por el pasado y el futuro: no hay que rechazar el pasado, no hay que crearse expectativas.
Ése es el placer del shanti del nirvana mientras se participa en el samsara de dukkha.

Sea lo que sea lo que suceda, se debe a la voluntad de Dios.

SER



SER 

Es muy sencillo.
No pienses en lo que has escuchado aquí.
No pienses en lo que crees que has entendido.
Y así ese entendimiento tendrá la oportunidad de florecer.
Cuanto más se piensa en lo que hemos comprendido, más desperdiciamos.

Todo lo que hay es la Consciencia.
Y la mente no es más que un reflejo de la Consciencia.

La iluminación es vacío total de la mente.
No hay nada que puedas hacer para alcanzarla, cualquier esfuerzo que haga solo puede ser un obstáculo para ello.

Ése ha sido el propósito de la búsqueda: la misma paz que existe en el estado de sueño profundo, pero en el estado de vigilia.
Mi concepto de búsqueda espiritual es tener aquella paz que prevalece en el estado de sueño profundo incluso en el estado de vigilia, durante la vida diaria.
Y esa paz prevalece en tu vida diaria cuando sucede esto: cuando no hay ego que sienta culpa, orgullo, odio o envidia.

La transformación no puede llevarse a cabo, solo puede suceder.
Transformación presupone la ausencia total de cualquier hacedor practicando algo.

El mundo discurre según Leyes Divinas y Naturales, la fuerza que posibilita la creación, es la Consciencia Pura, es esta Consciencia del Todo la que mueve todo.

La obra de teatro de la vida y la muerte:
La Consciencia ha producido esta obra.
La Consciencia ha escrito el guión.
La Consciencia está interpretando todos los personajes.
Y la Consciencia es el público de la obra.

¿Qué soy?;
¿Soy Dios? No;
¿Soy el diablo? No;
¿Soy un ángel? No;
¿Soy un santo? No;
Entonces, ¿qué soy?;
Soy la Consciencia.

La verdad final, como Ramana Maharshi, Nisargadatta Maharaj y todos los sabios antes de ellos han manifestado claramente, es que no hay ni creación ni destrucción, ni nacimiento ni muerte, ni destino ni libre albedrío, ni camino ni ningún logro.
Todo es Consciencia.


SER


SER 


SER


SER


SER


¡Gracias instrumento de la Fuente Ramesh S. Balsekar, de este otro instrumento de la Fuente!
 

A todos:
¡Feliz vida consciente, momento a momento!

OM SHANTI SHANTI SHANTI
OM PAZ PAZ PAZ

SER
SER

  

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